Cómo limpiar los zapatos según su material: trucos para que vuelvan a parecer nuevos

Cómo limpiar los zapatos.

Inés Aguerri Alonso

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Ahora que las sandalias salen de nuestros armarios, es probable que descubramos en ellas y en otro tipo de calzado algunos desperfectos que envejecen su aspecto: huellas de los pies en la suela interior, arrugas y suciedad en el propio zapato, malos olores… Para combatir estos deterioros podemos realizar algunos trucos caseros específicos según el material del calzado, aunque hay algunas indicaciones comunes a todos ellos. 

Por ejemplo, lo mejor para lavar los cordones es sumergirlos en agua caliente con jabón neutro y frotarlos hasta dejarlos como nuevos. En el caso de los de color blanco, podemos optar por dejarlos reposar mientras vamos frotándolos de vez en cuando en una mezcla de agua caliente, un chorro de detergente y otro de vinagre blanco de limpieza y dos cucharadas de bicarbonato.

Por otro lado, independientemente del material, es importante saber que si contamos con una mancha reciente de aceite o grasa debemos echar polvos de talco sobre ella y dejarlos actuar durante unas horas antes de comenzar con la limpieza adecuada.

También es recomendable hacernos con un cepillo de zapatos y paños de microfibra, ya que en todos los casos la puesta a punto de nuestras sandalias, zapatillas y otros calzados comenzará por limpiar con ellos la suciedad más superficial sin dañarlos.

Cómo limpiar zapatos de piel

En los calzados de pieles como el cuero, sea natural o sintético, comenzamos eliminando la suciedad y el polvo, como acabamos de mencionar. Si está muy sucio debido a sustancias como el barro podemos limpiarlo con una toallita húmeda.

Para limpiar todo el calzado en profundidad podemos optar por hacerlo con un paño humedecido con agua tibia y jabón o con una mezcla a partes iguales de agua y vinagre blanco, esta última muy útil sobre todo en aquellos de color blanco. 

Otro truco para estos materiales es utilizar la parte interior de la cáscara de un plátano, frotando con ella toda la parte de piel de la zapatilla o sandalia y dejándola actuar durante un cuarto de hora para luego retirar los restos con una toallita o paño húmedo. 

Por último, algo que marcará la diferencia es protegerlos e hidratarlos. Para ello, existen protectores específicos que evitan manchas y también cremas concretas como el betún. Sin embargo, si careces de estas últimas puedes aplicar un poco de crema corporal muy extendida para evitar que se formen pliegues. 

Tela

La tela es el material más fácil de limpiar, ya que es apto para lavadoras. Antes de nada, debemos quitar los cordones y lavarlos como hemos mencionado anteriormente para que no se deshilachen y, preferiblemente, colocamos los zapatos dentro de una bolsa para lavar ropa delicada y programamos en formato corto y agua fría. 

También podemos lavar el calzado de tela a mano, frotando con agua y detergente. Respecto a las zapatillas de tela blancas, existen algunos trucos para que recuperen su blanco nuclear. 

Fibras naturales como el esparto o yute 

Estos materiales tan comunes en nuestras alpargatas veraniegas se llevan muy mal con la humedad, por lo que no debemos meterlos en la lavadora o sumergirlos en agua. 

En primer lugar, introducimos un paño de microfibra seco o papel de cocina dentro de la parte delantera del zapato o sandalia para que absorba la humedad que aplicaremos posteriormente.

Sumergimos en agua un cepillo de dientes sin usar y lo pasamos sobre jabón de tajo neutro o le echamos un poco de jabón líquido. También podemos sustituir esta opción por untar el cepillo en una mezcla de agua (90%) y amoniaco (10%). 

Procedemos a frotar la tela de manera uniforme y en la misma dirección por todo el zapato, incluida la suela. Luego le quitamos la humedad con un paño seco y dejamos secar el zapato protegido de la luz directa. Para potenciar la limpieza, podemos añadir bicarbonato por la parte del esparto y dejarlo reposar un día para que absorba la humedad.

Gamuza, ante, serraje

Estos materiales son muy delicados y tienden a desteñirse, por lo que tampoco se recomienda meterlos en la lavadora. Además, una buena opción con este tipo de calzados es hacernos con un spray protector de ante para prevenir las posibles manchas. 

Para limpiarlos, la goma de borrar será nuestro mejor aliado: la pasamos sobre la marca en cuestión y desaparecerá. Si se han desteñido, frotamos con hielo y mucha paciencia en cada zona manchada.

Para limpiarlas en general, podemos realizar la misma limpieza que en el caso del calzado anterior, siempre prestando atención a no humedecer en exceso el zapato con la mezcla.  

¿Y si el zapato tiene arrugas?

Puede ser que por el uso y por guardarlos en malas condiciones al calzado le hayan salido arrugas y pliegues, sobre todo en los casos en los que el material es de piel. Para evitar esto, debemos guardarlos en sus cajas usando relleno o una horma para zapatos.

Si ya es tarde, podemos hacer lo siguiente: rellenar la zapatilla completamente con paños, calcetines o una horma para que no se deforme. Humedecemos levemente una toalla y la colocamos encima del zapato. 

Después, pasamos la plancha de la ropa unas cuantas veces con delicadeza revisando hasta que desaparezca y luego dejamos las zapatillas con la horma o paños dentro sin usarlas durante un día. 

Cómo limpiar los bordes del calzado

Al estar en mayor contacto con el suelo, estas son las partes más expuestas a la suciedad. Excepto en el caso de los de esparto (que ya hemos mencionado cómo limpiarlos), aquellos zapatos hechos con materiales como caucho o piel podemos limpiarlos con un cepillo de dientes humedecido y un poco de pasta de dientes o líquido de lavavajillas. 

Otra opción es hacerlo con una mezcla de crema hidratante y un chorro de agua oxigenada, frotando también con un cepillo de dientes. En ambos casos, lo dejamos actuar unos minutos y limpiamos con una toallita.

Eliminar las huellas en la suela interior de la sandalia

En ocasiones, debido al sudor y al roce se queda marcada la huella de nuestros pies en la parte interior de la suela de la sandalia. 

Para deshacernos de ella existen varias opciones: frotar dicha parte con energía con un paño humedecido en una mezcla de agua y jabón o agua y amoniaco. Si no es suficiente, podemos espolvorear bicarbonato y dejarlo actuar durante un día.

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