Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El pseudosindicato Manos Limpias que desencadenó la reacción de Sánchez: años de denuncias que fracasaron en los tribunales

Miguel Bernad, líder de Manos Limpias, durante el juicio por el caso Ausbanc.

Alberto Pozas

69

El pasado mes de marzo una sentencia del Tribunal Supremo devolvió la vida a un hombre instalado en la derrota judicial. Miguel Bernad, presidente del autodenominado sindicato Manos Limpias, fue absuelto de las acusaciones de haber extorsionado a decenas de bancos y empresas de la mano de Ausbanc. Su condena quedó eliminada y la organización volvió a la carga con una batería de denuncias y querellas, sobre todo, contra miembros del Gobierno. La admisión a trámite de su denuncia contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, constituye una anomalía en la tradicional sucesión de rechazos y archivos que suelen notificarles los tribunales. Una anomalía que ha provocado que Sánchez cancele su agenda y considere si sigue en el cargo ante la “campaña de acoso” contra su esposa.

Para cuando fundó Manos Limpias a mediados de la década de los noventa, Miguel Bernad (Bilbao, 1942) ya era una de las caras visibles de la derecha franquista en Madrid. Fue secretario general del Frente Nacional, sucesor de la Fuerza Nueva de Blas Piñar e hizo carrera interponiendo acciones judiciales que solo retiraba cuando conseguía lo que quería, tal y como denunciaron sindicatos como CCOO. Llegó a denunciar sin pruebas al alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, de malversación de caudales públicos.

Fundó Manos Limpias en 1995, autodenominado sindicato de trabajadores del sector público. La organización se convirtió en su carro de combate para desarrollar su agenda ultra en los tribunales: pidió al Defensor del Pueblo que recurriera la legalización del matrimonio homosexual, se querelló contra el juez Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo, contra los 'Lunnis' por mostrar una boda entre dos hombres, contra el futbolista Samuel Eto'o por gritar “Madrid, cabrón, saluda al campeón” o contra todo el 15-M por sedición.

Sus acciones judiciales más mediáticas se contaban por fracasos hasta que irrumpió en el 'caso Nóos' en 2012. Personado como acusación popular, impulsó que la Infanta Cristina se sentara en el banquillo, aunque finalmente fue condenada económicamente como pedía la Fiscalía, con los tribunales cuestionando la actuación del pseudosindicato. Fue en ese momento cuando empezó la caída en desgracia de Miguel Bernad: pasó ocho meses en la prisión de Navalcarnero acusado por la Audiencia Nacional de formar un tándem de extorsión con Ausbanc, liderada por Luis Pineda, para conseguir dinero y patrocinios de bancos y empresas a cambio de no llevarles a los tribunales.

Según la investigación judicial, Pineda apuntaba desde sus revistas y Bernad disparaba en los juzgados. La causa destapó que llegó a reunirse con un directivo de la Fundación La Caixa para negociar la posible retirada de su acusación contra Cristina de Borbón a cambio de dos millones de euros. Un modus operandi que, en primera instancia, le costó cuatro años de cárcel pero que terminó en absolución cuando el Tribunal Supremo certificó que sus métodos podían ser censurables “en el plano ético”, pero no un delito.

Bernad salió airoso de un caso en el que la Fiscalía había pedido hasta 25 años de cárcel para él. Poco antes también había conseguido esquivar una acusación de quedarse con el dinero de afectados de Afinsa. Y la maquinaria de denuncias y querellas volvió a funcionar a pleno rendimiento con el tradicional ritmo de inadmisión y archivo en el Tribunal Supremo: contra Irene Montero por criticar a los jueces, contra Alberto Garzón por llamar “ladrón” al rey emérito, contra Podemos enarbolando el apócrifo informe PISA y, la más reciente, contra Pedro Sánchez por negociar la amnistía con Junts.

Este último auto, el Supremo recordaba a Bernad que no puede intentar criminalizar la actividad legislativa de los diputados. En otras tantas resoluciones, la Sala que preside Manuel Marchena ha dicho hasta la saciedad que las noticias de medios de comunicación, por sí mismas, no son una prueba suficiente para abrir una causa penal. Pero su estrategia de esgrimir recortes de prensa ha tenido éxito, al menos por ahora, en un juzgado ordinario de la Plaza de Castilla de Madrid.

Causa abierta sobre Begoña Gómez

El juez Juan Carlos Peinado, del juzgado de instrucción 41 de la capital, ha decidido sin consultar a la Fiscalía que la denuncia de Manos Limpias es suficiente para abrir diligencias y, bajo secreto de sumario, investigar si Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, favoreció de alguna manera a un empresario para obtener varios millones de euros en una licitación pública. Una decisión que tenía una consecuencia política a última hora de la tarde del miércoles: Pedro Sánchez cancelaba su agenda para decidir si sigue o no en el cargo de presidente del Gobierno ante la “campaña de acoso” contra su esposa.

La denuncia, tal y como ha explicado elDiario.es, no aporta ninguna prueba y se limita a glosar varias noticias de medios de comunicación, entre ellas el bulo que puso en marcha The Objective al confundir a Gómez con una hostelera del mismo nombre que había recibido una subvención. Según Manos Limpias, una “carta mágica” de recomendación de la esposa del presidente, idéntica a otras 30 aportadas por la misma empresa, se tradujo en una lluvia irregular de millones.

Peinado, que en 2019 optó sin éxito a reforzar el juzgado de Manuel García-Castellón y que acaba de recibir luz verde del Consejo del Poder Judicial para seguir ejerciendo hasta cumplir los 72 años en 2026, tomará declaración en las próximas semanas a dos periodistas que firman algunas de las informaciones esgrimidas en la denuncia. No ha trascendido si ha puesto alguna otra diligencia en marcha.

Los nuevos objetivos de Bernad y la renacida Manos Limpias pasan por la esposa del presidente del Gobierno, pero también por la pareja de Isabel Díaz Ayuso, aunque en sentido contrario. En el caso de Alberto González Amador, imputado por un doble fraude fiscal de más de 350.000 euros revelado por elDiario.es, Miguel Bernad ha llevado al Consejo Fiscal la filtración de información del caso y sus comunicaciones con la Fiscalía reconociendo los delitos que se le atribuyen.

Su última rueda de prensa, la primera después de ser absuelto de forma definitiva por el Supremo en el 'caso Ausbanc', tuvo lugar en un hotel cercano a la Plaza de España de Madrid. “El nuevo amanecer de Manos Limpias” era el título de la convocatoria en la que Miguel Bernad anunció varias denuncias y querellas, por ejemplo contra el ministro Ángel Víctor Torres. También anunciaron sus acciones en defensa de la pareja de Ayuso combatiendo, dijo el abogado del pseudosindicato, “una filtración dolosa para fastidiar a una política triunfadora”.

Etiquetas
stats