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Imanol Pradales, un remero que ha salvado los muebles para el PNV y que sucederá a Urkullu

Imanol Pradales

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

9

El 21 de abril de 2024 será el 21 de abril más especial para él. Ha cumplido 49 años pero, sobre todo, ha salvado los muebles para el PNV a pesar de la fuerte subida de EH Bildu. Imanol Pradales Gil (Santurtzi, 1975) será, con toda probabilidad, el próximo lehendakari. Sustituye a Iñigo Urkullu, su 'maisu' en la ikastola en Primaria, y sigue una saga de líderes nacionalistas -todos ellos varones- que inició José Antonio de Aguirre en la Guerra Civil. “En el PNV sólo nos enseñan un par de cosas muy básicas cuando nos dicen 'asume esta responsabilidad'. Lo primero es siempre-siempre escuchar a la gente y decirle la verdad. Y, en segundo lugar, no prometer lo que no se puede cumplir. Desde luego seriedad, rigor en la gestión. Las cosas hay que hacerlas con honradez, con honestidad. Son valores muy básicos”, contaba él sobre sí mismo.

Pradales, aunque hasta hace unos meses era un desconocido, tenía un cargo relevante en la política vasca. Fue durante más de doce años diputado foral en la poderosa Diputación de Bizkaia. Dirigía una cartera inversora, la de Infraestructuras. Por ejemplo, él ha sido el mayor padrino del nuevo Guggenheim en Urdaibai, para el que presupuestó 40 millones a pesar de las dudas de Urkullu. A nivel orgánico, Pradales tiene como padrino al mejor padrino posible en su partido -“el partido”, a secas, para los correligionarios-, Joseba Aurrekoetxea. Ambos proceden de la Margen Izquierda. También ha participado en diferentes 'think tank' de su partido en los últimos años.

La 'operación Pradales' -conocida en noviembre cuando estalló la noticia de que Urkullu no iba a seguir aunque nunca haya explicado si quería un último mandato para convertirse en el más longevo en el cargo- se justificó por la necesidad de una nueva generación en las instituciones. Tan es así que en las candidaturas del PNV solamente sigue una consejera actual, la alavesa Nerea Melgosa, y una única parlamentaria de más de 60 años, Irune Zuluaga. Andoni Ortuzar, líder del PNV, contó que diseñaron en el partido un “retrato robot” de lo que necesitaban y que el resultado natural fue Pradales. Le llamaron y aceptó. Él mismo ha explicado que no hubo antes ningún otro que rechazara la oferta.

Después, llegó el 'marketing'. Tocó presentar a Pradales como el sucesor natural de Urkullu. Que fuera su maestro en el colegio era un gran inicio. Pronto aparecieron fotografías de aquella época, uno de los pocos cursos en los que el todavía lehendakari ejerció su profesión. Hace unas semanas falleció la madre de Urkullu. En su casa de Alonsotegi aparecieron los recuerdos del joven Iñigo y también las notas de Pradales, que eran excelentes. El candidato ha contado que en 1991, siendo adolescente, fue con su padre ilusionado a la inauguración de Sabin Etxea, la gran sede del partido en Bilbao, para que su antiguo 'maisu', ya político, le firmara un autógrafo.

Pradales fue remero -un deporte muy popular para los vascos de costa y tremendamente metafórico en el imaginario político de su partido-, 'athleticzale', es euskaldun y hombre hecho a sí mismo con becas tras una infancia de “penurias”. “El de Imanol es el típico caso de ese chaval de barrio que desde el seno de una familia trabajadora y humilde que en los años 80 llegó a pasar penurias logra salir adelante a base de esfuerzo, sacrificio y talento”, cuenta el PNV de boca de un “amigo” del ahora gran referente del partido en los próximos meses. Su padre, Manu, era de Bilbao, de Uribarri. Falleció hace seis años, “muy joven”. Su madre, Rosi, de Santurtzi, localidad de pescadores de la Margen Izquierda en la que nació y se crió, aunque ahora reside en Portugalete. No sería el primer lehendakari portugalujo, ya que antes lo fue el socialista Patxi López. También el eibarrés Eneko Andueza reside ahora allí.

Pradales estudió Políticas en la Universidad de Deusto, un centro privado, donde luego fue profesor. Eso sí, lo fue en el campus de Donostia. Tiene algunas publicaciones escritas de aquella época. Él mismo cuenta cómo entró a esta Universidad: “Si pude matricularme en Deusto no fue porque la situación familiar lo permitiera, sino gracias a las becas que obtuve y a la generosidad de mi aitite Manuel, el padre de mi aita. Mi aitite había luchado en la Guerra Civil en el bando perdedor. En el bombardeo [franquista] de Otxandio, Manuel perdió a su hermano y a él le hirieron. En los años 90, creo que gracias a un acuerdo con Felipe González, el partido [por el PNV] consiguió que el Estado indemnizara a los supervivientes del bando perdedor, y mi aitite Manuel nos dio aquella pequeña indemnización para que yo pudiera matricularme en Deusto”.

El PNV lo quiere presentar como un 'pata negra'. “No es de extrañar que Imanol Pradales se afiliara a EAJ-PNV. Sus aitas eran activos militantes 'jeltzales'. Se afiliaron el mismo día de 1976, si bien Manu ya militó en la clandestinidad. Andaba siempre metido en líos políticos, con ikurriñas de un lado a otro, pintadas, … Lo que fuera. Ya legalizado el partido, fue miembro de la primera Junta Municipal de Santurtzi”, cuenta el partido citando a un “afiliado” de Santurtzi. Destacan sus “vívidos recuerdos” desde pequeño tanto en el Alderdi Eguna, la fiesta del partido, como en el Aberri Eguna, el día de la patria vasca. Aparentemente, bebe de la “fuerza” de Xabier Arzalluz pero también de José Luis Bilbao, el poderoso diputado general de Bizkaia que le fichó en 2011 para su gabinete. Eso sí, se destaca sobremanera su vínculo con Urkullu, como si realmente fuera su delfín natural, una figura que no ha existido. A raíz del fallecimiento de José Antonio Ardanza también se ha mostrado como heredero de su forma de gobernar, “para nacionalistas y para no nacionalistas”. Lo conoció poco antes de morir, a finales de febrero.

También es 'pata negra' en defensa del euskera, siempre según el EBB. “Se puede decir sin caer en la exageración que Imanol es un defensor a ultranza y promotor activo del euskera en Ezkerraldea”, se explica. Casado con Laura, con una hija, tiene tres hermanos, todos vascoparlantes en una familia que en su origen no lo era. Dicen de él que su euskera es “riquísimo” y que incluso hizo 'barnetegis' en Igorre porque su entorno natural en la Margen Izquierda era de mayoría castellanoparlante. Por sus intervenciones parece que no usa la variante vizcaína que sí emplean Aitor Esteban y otros cargos institucionales del PNV. También se maneja en inglés y ya ha hecho estos meses algunos actos en ese idioma, como una presentación en Bruselas.

Hasta el posible viaje a Vitoria para residir en Ajuria Enea, el palacio presidencial, es algo que parecía escrito en su destino. Su padre hacía ese desplazamiento a la capital vasca cada día para trabajar en un almacén mientras su madre cuidaba de los cuatro pequeños. Dicen en el partido de Pradales que Urkullu es la persona cuyo “ejemplo” le empujó a dar el salto a la política. Y el que le fue dando responsabilidades o pidiendo asesoramiento. Sin embargo, no lo contó cuando se publicó un perfil para su candidatura en las elecciones forales. “Reconozco que me resistí. La política la había vivido en casa, pero nunca me había planteado dar el paso a estar en la vida pública. Estaba muy bien en la Universidad, me gustaba lo que hacía. Hubo una persona que al final me convenció y aquí estoy. En 2011, José Luis Bilbao me preguntó si quería ser diputado de Promoción Económica y, después del susto y hablarlo en casa, le dije que sí”, dijo entonces.

En esa biografía anterior, se indicaba que a Pradales “le gusta disfrutar de su tiempo libre con la familia y la cuadrilla”. “Leo mucho, una pasada. Hasta el punto de que ‘colonizo’ la casa con libros. Me encanta el olor de las páginas y soy de los que subraya”, manifestaba. Y también escucha música, como Bruce Springsteen, Dire Straits o algún grupo vasco. “Soy más de los Rolling que de The Beatles, pero no le hago ascos a nada”, apuntaba.

Si a Ortuzar le encantan las metáforas de las traineras para explicar lo que significa el PNV, en Pradales ha encontrado un tesoro. Durante 17 años, fue remero en La Sotera, el club de su localidad natal. O más bien le gusta definirse como “bogador”. Participó en la bandera de La Concha en 1995. “No fui un remero extraordinario, para nada, pero ganamos algunas banderas modestas y remamos en las grandes citas”, afirma. Y sigue: “El remo me ha dado muchas cosas importantes. Gracias a este deporte conocí a mi mujer. Y también del remo he obtenido grandes lecciones aplicables a la vida diaria y a la política. Porque si algo es el remo, es trabajo, esfuerzo, disciplina, sufrimiento y equipo. Ahí no valen las individualidades: ahí es todos a una, de proa a popa, patrón, proel, popeles, cobres, … La pala debe entrar en el agua de forma sincronizada. Las traineras que corren, los botes que corren, son grandísimos equipos. Si ganas regatas es porque has engrasado bien. No hay ‘Messis’ en el remo. Así entiendo yo la vida y la política, claro”. Una gran diferencia entre Urkullu y Pradales es que el segundo tiene más don de gentes. Ha cantado que 'Para hacer bien el amor hay que venir al sur' de Raffaela Carrà en campaña. Y se disfrazó de Freddie Mercury. Toma potes y se deja fotografiar haciéndolo.

Sacyr y “modelo PNV”

Pradales vivió en 2015 el momento más crítico en su trayectoria política. Cuenta la hemeroteca que tuvo que explicar en las Juntas Generales de Bizkaia, el Parlamento foral, la adquisición de 7.200 acciones de Sacyr, una constructora que recibe adjudicaciones públicas. Él ha dirigido en la Diputación carteras con competencias en materias como las Infraestructuras y el Desarrollo Económico. Admitió su “error” pero recalcó que todo era “legal”. Se dijo entonces que las adjudicaciones con esa empresa eran previas a su nombramiento y a que fuera accionista.

Una persona que ha trabajado con Urkullu y con Pradales lo define así: “Ha sido una experiencia muy positiva estar con él. Como compañero es muy trabajador e impecable en la gestión. Sólo puedo decir buenas cosas de él. Es un perfil continuista. Es conocido en Bizkaia pero no tanto en Euskadi. Tiene un perfil moderado, en la línea de lo que siempre quiere transmitir el PNV”. “Es lo más neoliberal que he visto”, dice de él, por el contrario, otra voz de la vida pública en Bizkaia. Es un firme defensor de la “colaboración público-privada”, aunque aquí no hay nada distinto de Urkullu. Tampoco lo es cuando pide que las empresas “no sean un campo de batalla”: las huelgas y los sindicatos han traído de cabeza al actual lehendakari en el final de su era. Sin embargo, sí ha metido de lleno el debate sobre la inseguridad y contra los 'okupas'.

“El País Vasco es un país pequeño, humilde”, dijo en una entrevista concedida a un canal de Perú durante un viaje oficial. ¿Y cuál su filosofía? “Tenemos un modelo de gestión serio, que intenta ser fiable, cercano, transparente y no contar cuentos chinos. La gente está cansada de cuentos chinos. Todas las personas merecen ser escuchadas. Es preferible hablar claro a la gente, sin rodeos. Modelo PNV”.

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