Jennifer Piscopo, politóloga: “Las mujeres llegan a las instituciones, pero ocupan áreas consideradas menos prestigiosas”

Jennifer Piscopo, profesora titular de Género y Política en la Universidad de Londres y directora del Instituto de Género del Royal Holloway, ha visitado Euskadi para tomar parte en el seminario organizado por el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde) sobre en la representación sustantiva de las mujeres en política, bajo el título ‘¿Cómo es la política para ellas?’. Durante su intervención ha reflexionado sobre la falta de la paridad de género en las instituciones y para darle solución ha abogado por la defensa de las cuotas para lograr una paridad de género y adoptar medidas con perspectiva de género y códigos de conducta dentro de los partidos que promuevan la igualdad. “Hay voces críticas que dicen que las cuotas sacrifican el mérito, pero eso está desmentido con datos y estudios que comparan carreras de hombres y mujeres. Dichas investigaciones concluyen que las mujeres no están menos cualificadas que los hombres y que las mujeres que llegan a la política están más cualificadas, porque se exigen -y se les exige- mucho más”, ha asegurado.
En su conferencia ha señalado que “las mujeres que consiguen traspasar las barreras y llegar a las instituciones, una vez dentro no son consideradas en todas las comisiones, la mayoría se dedican a las áreas feminizadas, que son consideradas menos prestigiosas”. ¿Por qué sigue ocurriendo esto?
Históricamente, la política es cosa de hombres y ellos van a buscar guardar el poder y los privilegios, por lo que si tienen que sacrificar algunas comisiones en instituciones no van a renunciar a los más importantes. Las mujeres llegan a las instituciones, pero ocupan áreas consideradas menos prestigiosas, porque dentro de los Parlamentos hay ciertas comisiones y posiciones de liderazgo que valoran más. Las mujeres una vez llegan al Parlamento tienen que seguir luchando para conseguir más oportunidades y las posiciones de liderazgo dentro del Parlamento.
¿Qué ocurre cuando las mujeres que llegan al poder no son feministas y promueven políticas contrarias a la igualdad?
Las mujeres son un grupo diverso, no están totalmente de acuerdo en las posiciones políticas y respecto a la igualdad de género. La expectativa de que todas las mujeres sean feministas en política viene por un estereotipo de género porque no tenemos la expectativa de que los hombres sean feministas en la política. Por eso es importante que haya más y más mujeres para ser más diversas y así protagonizarán políticas de distintas ideologías. Los votantes tienen que exigir lo mismo a los hombres y a las mujeres. No podemos esperar que sean solo las mujeres las que se encarguen de las políticas feministas, debe ser tarea de todos.
Ha aportado datos y ha hablado de estudios contra las voces críticas que dicen que las cuotas sacrifican el mérito. ¿Por qué los datos no acallan ese tipo de críticas?
Para algunas personas la oposición a las cuotas o a la paridad no se puede corregir con los datos. Para ellos es una oposición ideológica. He dado muchísimos discursos y en ellos muestro los datos. No hay diferencia entre la preparación y la experiencia previa entre mujeres y hombres en política y me siguen preguntando “¿qué pasa con el mérito?”. No estoy hablando de una opinión, son datos, pruebas empíricas claras que demuestran que no hay una brecha de mérito entre las mujeres que llegan a la política en comparación con los hombres. Pero con ciertas personas es muy difícil discutir sobre las cuotas y esas cuestiones porque no es que estén en contra de las cuotas, es que no quieren perder su estatus.
La expectativa de que todas las mujeres sean feministas en política viene por un estereotipo de género
¿Las mujeres actúan de forma diferente en los casos de corrupción que los hombres?
Es difícil. Yo no quiero reforzar la idea de que las mujeres son naturalmente o esencialmente más honestas. Tenemos que entender las estructuras de la política. Hay ciertos patrones, como por ejemplo, que actualmente las mujeres en la política son menos corruptas tenemos que preguntar por qué y puede ser porque las mujeres son nuevas en la política y no han tenido oportunidad de acceder a los beneficios de la corrupción. La corrupción se maneja en redes, muchas veces informales y masculinizadas y quizás las mujeres están fuera de esas redes. Otra razón puede ser que se culpa más a las mujeres de la corrupción que a los hombres. Cuando una mujer se plantea ser corrupta piensa que la van a culpar más a ella si descubren que lo ha hecho. Puede que estadísticamente las mujeres sean menos corruptas, pero tenemos que analizar el porqué utilizando la perspectiva de género y no solo los estereotipos.

¿Las mujeres tienen que masculinizarse para llegar a la política?
La política tiene ciertos comportamientos masculinos por razones de ser política y quienes quieren tener éxito en política deben jugar a ese juego según las reglas existentes. Si un hombre viene con un estilo de liderazgo más feminizado, más amable, más suave, recibe aplausos, como en el caso del liderazgo de [Barack] Obama. Sin embargo, si una mujer ejerce ese tipo de liderazgo más suave van a decir que no tiene la fuerza para estar en la política. Lo que estamos viendo en este momento es que ni los hombres con estilos de liderazgo más feminizados, como Obama, están teniendo éxitos con este giro mundial al populismo frente a los liderazgos hipermasculinizados.
Es importante que los hombres se expresen como feministas, aunque ahí también hay un problema y es que se valora más a un hombre feminista que a una mujer
Este tipo de liderazgos hipermasculinizados pueden llevar a que políticos ejerzan violencia a la hora de hablar o normaliza otras cuestiones como las agresiones sexuales ejercidas por ellos. Sin embargo, muchos de ellos quedan impunes. ¿Por qué no se castiga la violencia en política?
El problema es que no se castiga a la violencia hacia las mujeres en ningún ámbito, ni en el universitario, ni laboral ni doméstico, entonces ocurre lo mismo en la política. Tenemos un problema como sociedad y es que no nos tomamos en serio la violencia hacia las mujeres. Es algo que ocurre en todos los espacios y es el gran reto del feminismo.
En ese sentido, ¿los hombres de qué manera pueden llegar a ser aliados?
Es importante que los hombres se expresen como feministas, aunque ahí también hay un problema y es que se valora más a un hombre feminista que a una mujer. Un ejemplo de ello es Justin Trudeau cuando se describió a sí mismo como feminista y recibió alabanzas por ello, pero luego no defienden políticas feministas porque eso supone ya un problema. Es un avance que los hombres tomen la bandera feminista porque no pueden ser las mujeres las que luchen solas por la igualdad.
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