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Diversidad religiosa en Euskadi: se reduce el número de católicos y aumenta la falta de confianza hacia el islam

Babuchas y zapatillas a la entrada de una mezquita de Vitoria

Maialen Ferreira

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En 1985 la población española que se identificaba como católica era del 87%, de otras religiones un 1% y no creyentes un 11%. En el año 2021 el porcentaje de católicos era del 60%, de creyentes de otras confesiones un 2,5% y los no creyentes un 26,4%. En Euskadi, las cifras son similares en cuanto a la evolución del número de católicos, sin embargo, en los últimos años, han aumentado los no creyentes. En concreto, en 1985 el 81% de la población vasca era católica, el 1% de otras religiones y el 17% no creyentes. En 2022, sin embargo, la cifra de católicos se reduce hasta el 55%, mientras que los no creyentes aumentan hasta el 40% y los pertenecientes a otras religiones hasta el 5%.

Estos son algunos de los datos que recoge el monográfico Zabaldu, cuyo título es 'Dimensiones desde la desigualdad'. En él expertos e investigadores que forman parte de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), de la Universidad de Deusto y del Observatorio Vasco de Inmigración (Ikuspegi), analizan la desigualdad en los principales ejes de diferencia que afectan a determinados colectivos, grupos sociales y personas, susceptibles de provocar un trato desigual. Concretamente el capítulo que explica la diversidad de religión en Euskadi y si ésta puede provocar discriminación o un trato diferente en la población que la practica, ha sido realizada por Gorka Moreno, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y Gorka Urrutia, de la Universidad de Deusto.

En ella explican que los factores y momentos históricos que han facilitado el incremento de distintas religiones son la instauración democrática de 1978 y la apertura de las libertades (incluida la de libertad de religión y culto), un segundo momento que se concentra en torno al año 1992 (año de la firma de los acuerdos de cooperación con las tres religiones minoritarias con mayor presencia en esos años), y un tercer momento que se produce con el inicio del siglo actual y que, de alguna manera, está directamente relacionado con el tercer fenómeno, el de la inmigración. “A lo largo de la última década se ha producido un incremento considerable de la población de origen extranjero. La llegada de estas personas ha conllevado que con su venida hayan traído consigo su fe y sus prácticas religiosas (algunas existentes en nuestra sociedad y otras nuevas). Esto se ha producido indistintamente del lugar de origen de las personas llegadas a nuestra sociedad, ya que tanto las procedentes de América, África, Europa y, en menor medida, Asia, han contribuido a engrosar confesiones ya existentes como a implantar nuevas tradiciones religiosas”, detallan los investigadores en el informe.

La fotografía que emerge en Euskadi es la de una sociedad mayoritariamente católica

Para analizar más a fondo el peso de cada una de las religiones, la investigación revela con datos de 2020 la población vasca que la practica. Del total de las 2.157.279 personas que habitan en Euskadi, 213.510 son extranjeras. Un 69,1% de ellos son católicos, un total de 1.489.864  personas. Un 4,1% musulmanes, es decir 89.487 de las personas que residen en Euskadi y de las cuales 47.790 son personas extranjeras. Esas dos son las religiones más mayoritarias, aunque con gran diferencia en sus porcentajes. Le siguen los protestantes, que son un total de 29.326, los ortodoxos, que son 18.964 y los Testigos de Jehová que son 4.532. En 2020 en Euskadi había 515.771 personas no creyentes, el 23,9% del total. “La fotografía que emerge en Euskadi es la de una sociedad mayoritariamente católica y en la que el peso de otras creencias religiosas es sensiblemente menor. Sin embargo, se aprecia un aumento de la diversidad religiosa, que se ha intensificado sobre todo con la llegada de población de origen extranjero. La diversidad religiosa ya existía en Euskadi; pero con la inmigración se ha intensificado y las personas inmigrantes han hecho que el peso cuantitativo de esas religiones sea mayor en la actualidad”, sostienen.

Pero, ¿afecta a la población el hecho de que un colectivo de personas pertenezca a una religión u a otra? Según detallan, un 65,6% de la población vasca “prefiere” una sociedad con personas de diferente origen, cultura y religión, sin embargo, un 28,9% -casi tres de cada diez- prioriza una sociedad en la que la gran mayoría de las personas tenga el mismo origen, cultura y religión. Del mismo modo, tan solo un 1% de la población se ha sentido discriminada por su religión.

La investigación analiza también los distintos “niveles de comodidad” que tiene la población vasca con respecto a otros colectivos. Siendo así, en una tabla del 0 al 10 los vascos se sienten más cómodos con colectivos como la población caucásica (8), las personas jóvenes (7,9) o de creencias religiosas mayoritarias en Euskadi, como el cristianismo (7,81) o incluso las personas ateas (7,71). Sin embargo, hay colectivos que suscitan un menor agrado entre los que se encuentran personas con ciertos credos religiosos, como por ejemplo las personas budistas (6,87), las judías (6,86) o las musulmanas (6,27). “En el caso concreto de Euskadi, y en clave evolutiva, cabe destacar un importante descenso de la religiosidad en las últimas décadas, a través de un proceso de secularización intenso y generalizado. A la par que este descenso, se ha dado un aumento de la diversidad religiosa. De tal forma que podemos hablar de un descenso de la religiosidad, pero un aumento del pluralismo religioso”, indican.

Los investigadores concluyen que la diversidad religiosa en Euskadi “ha existido siempre, pero se ha intensificado en las últimas décadas, principalmente de la mano de la inmigración de origen extranjero”. “La procedencia de las personas de origen extranjero ha moldeado en gran parte dicha diversidad: la población latinoamericana es principalmente cristiana –católica y evangélica–, la magrebí musulmana y la proveniente de Europa del Este cristiana ortodoxa. Precisamente, el hecho de que la mayor parte de la población inmigrante haya venido de países con una religiosidad más intensa que la actual en Euskadi ha supuesto que se de cierta revitalización en las dinámicas de la religiosidad y su variedad”, insisten.

Podemos hablar de un descenso de la religiosidad, pero un aumento del pluralismo religioso

Aunque es cierto que entre la población vasca existe una “amplia aceptación de la diversidad religiosa en general y de la mayoría de los credos religiosos”, el estudio confirma que a día de hoy “se detecta una falta de confianza considerable hacia el islam, que coincide con una percepción generalizada en gran parte de países europeos y que bebe en parte de una islamofobia que ha cruzado la visión de esta religión a lo largo de la historia en nuestro continente”. “Estimamos que la población musulmana tiene un importante riesgo de sufrir situaciones de desigualdad y discriminación. Y esta afirmación nos lleva a otro ámbito, el de las políticas públicas, si realmente este riesgo es real –así lo creemos– las diferentes instituciones tienen que velar por que la diversidad religiosa no devenga en desigualdad y por remover aquellos obstáculos que puedan poner en riesgo la convivencia, la cohesión y el bienestar de todo el conjunto de la ciudadanía vasca”, concluye la investigación.

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