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Violas y violines en pie de guerra: músicos de la sinfónica de Bilbao piden más plantilla y que se cubran las bajas

Imagen de músicos de la BOS.

Belén Ferreras

Bilbao —

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Los músicos de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (la BOS, en sus siglas en euskera) están en pie de guerra. Quieren más plantilla y que se cubran las bajas, sobre todo las largas, y las excedencias porque están sometidos a un precariedad que “repercute el calidad musical” de las obras que interpretan, pero sobre todo en “su salud”, dicen. “Una orquesta centenaria como la BOS merece estar a la altura en las condiciones que ofrece a sus músicos”, denuncian. Actualmente la BOS tiene 86 músicos. Hace 15 años eran diez más, según denuncia el comité, formado por ELA, UGT y CCOO. “Y ni siquiera llegamos a ser los 86 porque siempre hay excedencias, bajas largas, o por maternidad, paternidad... que no se cubren. La plantilla fija siempre estamos oscilando entre 72, 78, a veces 80”, denuncia Gabriel de León, que es uno de los contrabajos de la BOS y delegado de CCOO. “¿Y eso en qué repercute? Pues en una carga laboral para la plantilla que perjudica la calidad musical de la orquesta y sobre todo la salud de los músicos”, afirman.

El aumento de la plantilla y que se cubran todas las excedencias y bajas, especialmente las largas, como los permisos de paternidad y maternidad, de forma continua es una de las reivindicaciones principales sobre la mesa de la negociación del convenio que se está llevado a cabo. De momento, los trabajadores han realizado dos concentraciones reivindicativas, este pasado jueves y el sábado ante el Teatro Arriaga de Bilbao, donde tocan en la ópera 'Saturraran'. Las movilizaciones continuarán después de las vacaciones del mes de julio y no descartan que la próxima temporada arranque con huelgas si la gerencia de la BOS no se atiene a negociar. “De momento sólo tenemos un no rotundo a nuestra petición. Nosotros queremos negociar, pero si no nos dejan alternativa iremos escalado en las movilizaciones y estamos abiertos a cualquier tipo de acción porque llevamos muchísimos años con este problema”, señala Pablo Val, uno de los violines y delegado de UGT.

La petición de los trabajadores es clara: más plantilla fija y al menos que se garantice que la que hay es real, es decir que las bajas largas se cubran al completo, no de forma puntual, cuando se precisa para un concierto concreto“. Desde la gerencia de la BOS niegan que no se cubran las bajas. Al contrario, argumentan que el último año ”se han hecho un total de 199 contratos de sustitución por un total de 1.270 días“ para sustituir a músicos de plantilla.

Lo que ocurre es que el problema no está tanto que no se cubran las bajas sino en cómo se cubren. “Que hayan hecho 200 contratos lo que nuestra es que hay una absoluta precariedad. Lo que podría estar haciendo un mismo músico lo acaban llevando a cabo varios contratados para conciertos puntuales Eso repercute en la calidad artística”, dice De León.

La discrepancia fundamental está en el uso que se hace del tiempo que se denomina de “rotación” cuando el músico está en casa, por ejemplo porque no se le precisa para una obra determinada, ni tiene ensayos, pero está a disposición de la orquesta. Desde la gerencia señalan que el año pasado se sumado 16.000 horas consideradas de rotación. “Si hay una baja y hay un músico que le puede sustituir en rotación, se le llama. Si no hay ninguno en rotación que pueda asumir el puesto entonces se contrata, porque se contrata siempre que es necesario”, insisten desde la gerencia. “Pero si hay alguien ya contratado que está en casa no vamos contratar más. Esto es dinero público” recuerdan. “Cada músico de la orquesta trabajó el año pasado una media de media 150 días, porque en todos los conciertos no hacen falta todos los músicos”, señalan.

Los sindicatos no discuten que en ese tiempo de rotación no se les pueda llamar para tocar cuando sea necesario. “Nosotros jamás hemos dicho eso. Entendemos que hay situaciones sobrevenidas y situaciones en las que alguien se pone enfermo y sobre todo en esta profesión es muy difícil encontrar a alguien fuera de la orquesta que pueda estar al día siguiente tocando. Pero eso no tiene nada que ver con bajas de larga duración y previstas, o excedencias que van para dos años sin que hayan contratado a nadie”, puntualiza Pablo del Val.

Señala que hay secciones de la orquesta en la que ha habido momentos en los que tenía que haber 12 personas, pero sólo había seis. “¿Que ocurre entonces? pues que si había un concierto en los que hacía falta 12 se contrataban a seis de forma puntual. Esos seis músicos fijos nunca rotaban porque ”tocaban cuando hacían falta seis músicos y cuando hacían falta 12“.

Los representantes sindicales recuerdan que el tiempo de rotación “no es es una libranza”, sino que el músico lo tiene que usar para estudiar en su casa. “En este trabajo hay que ensayar todos los días”, recuerdan. De hecho, una parte de su jornada laboral se entiende como no presencial porque el músico tiene que tener un tiempo de estudio individual.

Eliminar o reducir el tiempo de rotación “perjudica la calidad musical y también la salud física y mental del músico”, dice. “Porque al final, como no hay plantilla suficiente esto supone una carga extra para muchos músicos que están tocando y encadenan conciertos sin ningún tipo de de rotación, y esto para la salud del artista es importante”, recuerdan. “Todas las orquestas del mundo, cuanto más grandes y más importantes son, más plantilla tienen y más rotación se produce entre ellas porque asumen que para que se pueda llegar a una calidad y una y a una excelencia en el resultado el músico tiene que tener la capacidad y el tiempo para preparar los programas en condiciones”, señala Val.

Otro problema añadido a la falta de personal para cubrir las ausencias es la “movilidad funcional” dentro de la orquesta sin que se avise con suficiente antelación. En este sentido el violín y representante de UGT relata casos en los que a un músico se le pasa de 'tutti', los que tocan en el cuerpo de la orquesta, a solista, por ejemplo. “Nos gustaría que nos dieran tiempo para prepararnos para asumir esa responsabilidad”. “Como no hay gente te hacen asumir otras funciones sin previo aviso y ellos -la gerencia- defienden que bueno que no hay movilidad funcional alguna, porque al final, al fin y al cabo, tú sigues tocando el violín, o la viola o lo que sea, y que y que por lo tanto ellos no se ven en la obligación de de de comunicarlo con tiempo”. 

Insisten ambos músicos en que en ningún momento se trata de que quieran “librar más”. “A contrario, nos gustaría que se programaran más conciertos” dicen, “pero parece que la gerencia no tiene capacidad”. “Lo que queremos es que se haga con una plantilla estable suficiente”. “No que se cubran puestos de músicos de baja con contratos puntuales por conciertos o en prácticas”.

De momento, desde la gerencia de la orquesta no parece que la ampliación plantilla esté dentro de sus prioridades. “La plantilla actual está ajustada. No podemos tener contratados 100 músicos en previsión de que en un obra concreta los necesitemos”, argumentan. “Si nos hace falta los contratamos para ese concierto concreto”.

La BOS que en este año cumple 102 años está gestionada por una fundación que depende de la Diputación Foral de Bizkaia y del Ayuntamiento de Bilbao. “Nosotros queremos mejorar la calidad del trabajo para que el resultado además sea el mejor posible”, señala Pablo del Val, que recuerda que la orquesta está en este momento un “potencial importante” como para perfilarse dentro de las “orquestas referentes en el Estado”. “Pero para eso necesitamos tener músicos”, advierte.

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