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Una protesta por los miradores de la presa de Almendra evidencian el abandono rural: “No se pide caridad, se exige respeto”

Presa de la Almendra, parte del complejo de la central hidroeléctrica de Villarino.

Javier Ayuso Santamaría

Valladolid —
11 de abril de 2025 09:17 h

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Le llaman el 'mar de Castilla' porque, dicen en la zona, que desde lo alto de la presa no se ve el final del embalse. Almendra, situada en la frontera entre Salamanca y Zamora desde hace más de medio siglo, es uno de los tantos reclamos que tienen las Arribes del Duero para visitar la zona. Desde noviembre, el acceso con vehículos a los estribos de la presa, que hacían las veces de miradores al poder aparcar un coche, se encuentra cerrado por bolardos y vallas. Este sábado, 12 de abril, unas 2.000 personas de las comarcas de Sayago y los Arribes formarán una cadena humana para mostrar el rechazo al cierre y “reivindicar los espacios públicos del entorno”.

Esta misma semana, Iberdrola, empresa concesionaria de la explotación, ha firmado con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León un protocolo de colaboración para crear un nuevo mirador con vistas a la presa y “potenciar este recurso natural de una forma sostenible”. Desde Iberdrola aseguran que la iniciativa no solo enriquecerá la oferta turística de la zona, sino que también fomentará la conservación del entorno natural, contribuirá a la cohesión territorial. “En definitiva, el nuevo mirador de Almendra pretende convertirse un ejemplo de cómo el turismo sostenible puede impulsar el desarrollo de las zonas de interior y poner en valor su patrimonio natural y cultural”, señalan.

La falta del mirador y la creación de uno nuevo como alternativa al cierre de los habituales ponen de relieve una realidad: “En el fondo, esto no va solo de una presa. Va de quién manda en el territorio y de sí los que vivimos aquí tenemos derecho a decidir algo”, lamenta el director general de la Agrupación Europea De Cooperación Territorial Duero-Douro, José Luis Pascual.

AECT Duero-Douro promueve la protesta, pero la sociedad civil de la zona se ha sumado al movimiento. Ayuntamientos de la zona, asociaciones culturales, negocios, todos ellos claman contra una medida que es una alegoría de la perdida paulatina de servicios en una de las 'zonas 0' de la despoblación de España.

A pesar del anuncio de Junta e Iberdrola, la reclamación se mantiene como respuesta al clamor popular por el cierre del acceso peatonal y aparcamientos en la presa, que llevaba años siendo un importante atractivo turístico, como indica Pascual. Es la petición de la gente de la zona a recuperar lo que ya se tenía: acceso libre a una zona de dominio público. Desde AECT Duero-Douro critican que Iberdrola no haya dado explicaciones claras y que alegan para el cierre que sea por ser “infraestructura crítica” y motivos de seguridad, algo que no convence a la población.

Iberdrola alega “motivos de seguridad”

Desde Iberdrola, a consultas de este medio, defienden que se ha hecho por motivos de seguridad al ser una infraestructura crítica. Todo ello se ha tomado basándose en recomendaciones internacionales y en coordinación con las Subdelegaciones del Gobierno en Salamanca y Zamora y basado en estudios de seguridad. Asimismo, matizan que no se ha cerrado al turismo; solo se ha limitado el aparcamiento y el acceso sobre la presa, no por las aceras.

La empresa eléctrica defiende la actuación como una “medida de protección”. La compañía asegura que las modificaciones “adaptan la presa de Almendra a los estándares europeos en infraestructuras críticas, donde no se permite aparcar ni detenerse en coronación por motivos de seguridad”.

La compañía cita como referencia un informe del Comité Nacional Español de Grandes Presas, y asegura que otras instalaciones similares en España, Francia o Reino Unido ya cuentan con restricciones equivalentes. “Queremos prevenir antes de curar. Sabemos que nunca ha pasado nada, pero no podemos asumir riesgos en el contexto actual”, afirma.

Asimismo, Iberdrola señala que la empresa nació en las provincias de Salamanca y Zamora y tienen fuertes lazos con la zona generando también puestos de trabajos de la presa y de la central de Villarino.

“Esto es una lucha por derechos, no por privilegios”

A pesar de las explicaciones de Iberdrola, el agravio es latente para los vecinos. Para el alcalde Fermoselle, José Manuel Pilo, localidad zamorana próxima con unos 1.200 vecinos, el cierre es solo un síntoma más de la pérdida continua de recursos y servicios del medio rural. “Aquí no se pide caridad, se exige respeto. Esto es una lucha por derechos, no por privilegios”, reclama.

Las críticas también se centran en la empresa concesionaria. “Lo que más molesta no es que lo cierren, es que lo haga Iberdrola como si fuera su casa, cuando es nuestro territorio”, apunta el regidor. Tras conocerse la noticia Pilo señala que “si no hubiera habido protesta, no habría ni parking ni mirador”.

“Si nos prohíben incluso mirar el paisaje que siempre ha sido nuestro, ¿qué más nos queda?”, reflexiona Pilo. Resignación y hartazgo por ver cómo pueblos como el suyo, Fermoselle ha pasado de tener más de 2.000 vecinos a la mitad y su pirámide población no ayuda, como apunta el regidor, a que la perdida de cada servicio o aliciente sea una pequeña sentencia al futuro de esta zona.

Cuatro kilómetros a pie hasta la corona del embalse

La situación actual pasa porque haya que recorrer a pie cerca de cuatro kilómetros para poder llegar a la corona del embalse. Esto limita el acceso a personas con movilidad reducida o carritos de bebés, tal y como afirman desde AECT Duero-Douro.

La presa de Almendra es una de las mayores obras de ingeniería hidroeléctrica de Europa. Ubicada en el curso inferior del Tormes es la presa más alta de España, una de las más altas de Europa con 202 metros de altura. Su coronación tiene una longitud de 567 metros y por ella discurren las carreteras SA-315 y ZA-135 marcando el límite provincial entre Zamora y Salamanca. La presa fue inaugurada en 1970 y supuso un gran cambio en la zona: generó trabajo durante los siete años de construcción y anegó miles de hectáreas de una docena de municipios de Salamanca y Zamora, con Argusino sepultada y su población teniendo que ser dispersada generando desarraigo.

Desde esta zona de 'La Raya' con Portugal se han promovido mociones desde ayuntamientos y la Diputación de Salamanca, incluyendo una Proposición No de Ley en las Cortes de Castilla y León. Esta última, propuesta por el PSOE y aprobada en enero de este año por la cámara, para reclamar, precisamente, para que la Junta garantizase la existencia de un aparcamiento en el entorno de la presa de Almendra. Tres meses después se ha firmado el primer acuerdo aunque todavía falta por conocer con exactitud la ubicación, plazos y detalles del mirador.

“No todo el mundo quiere hacer turismo de aventura”, explica director general de la AECT Duero-Douro. “El mirador permitía disfrutar del paisaje sin invadir espacios naturales frágiles. Era una joya, gratuita, accesible, y que generaba actividad económica real”.

“Han vallado una zona de dominio público como si fuera suya”, denuncia Pascual. “No pedimos inversiones millonarias, solo que nos devuelvan lo que ya teníamos: la normalidad.” Los efectos empiezan a notarse, como asegura Pascual: cancelaciones, menos visitas, incertidumbre. “Nuestra zona es muy desfavorecida. Aquí cada pequeña pérdida se nota, y mucho”, insiste Pascual. En su territorio, cada coche que se detiene es una oportunidad de que alguien duerma, coma o reposte. “Es economía de supervivencia”, resume.

“Un clavo más en el ataúd del mundo rural”

La sensación general entre los vecinos es de hartazgo. “Después de 50 años, esto es un sinsentido”, apunta el alcalde de Monleras (Salamanca), Ángel Delgado. “La gente no lo entiende. Un día estaba abierto, al siguiente, vallado. Sin incidentes, sin explicaciones, sin aviso”, comenta.

El regidor de Pereña de la Ribera (Salamanca), Luis Rodríguez, va más allá: “Cualquier medida que afecte a la actividad económica es un golpe más a la despoblación. Y esta comarca, la más vacía de España, no puede permitirse ni uno más”, indica.

En ese contexto, lo que está en juego no es solo un mirador, como coinciden en señalar los alcaldes. Es un modelo de convivencia con el territorio. “La presa no es de Iberdrola”, recuerda el regidor de Fermoselle. “La gestiona. Pero está construida sobre nuestro paisaje, sobre nuestros pueblos, sobre nuestros recuerdos. Y ahora, también sobre nuestras renuncias”, asevera.

El cierre, aunque pequeño, es visto como parte de un patrón mayor. “Cada año se cierra algo: una escuela, un ambulatorio, una carretera sin mantenimiento. Esto es una más. Y a lo tonto, nos están dejando sin nada”, lamenta Javier Álvarez, propietario del Camping Arribes en Cibanal.

La cadena humana: algo más que una protesta

La protesta de este sábado va mucho más allá de una reivindicación turística. “Es una cadena cargada de sentimientos”, dice Pascual. “De la gente que ya no tiene nada más que esto. Lo poco que nos queda”, señala.

Aunque desde Iberdrola aseguran estar abiertos al diálogo y se comprometen a reunirse con los alcaldes en breve, en el territorio reina el escepticismo. “Aquí las promesas llegan tarde y las soluciones, a medias. Lo que queremos es que no se tomen decisiones de espaldas a quienes vivimos aquí”. “Esto no es solo una presa. Es la línea roja”, concluye Rodríguez.

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