Álava celebra de la mano de San Prudencio un siglo de la primera retreta en la Diputación y 50 años de tamborrada

Las fiestas de Álava, que se celebran en honor de los patrones San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz, ya están en marcha este 2025 después de que la historiadora del arte e investigadora Isabel Mellén protagonizase este jueves el pregón anunciador. Le han seguido varios días con una surtida oferta de actividades, desde conciertos hasta concursos gastronómicos, que conducen al día grande, el lunes 28 de abril, con la romería popular en las campas de Armentia, el pueblo ahora anexionado a Vitoria del que era natural el santo patrón. Este domingo se han celebrado los dos actos que confieren identidad a estas fiestas: la retreta y la tamborrada. Se da la circunstancia de que el calendario haya querido que este año 2025 ambos eventos estén de aniversario: se cumplan justo cien años de la primera retreta y medio siglo de la primera tamborrada.
Se cumple ahora el centenario desde que se instauró la tradición de celebrar la retreta en la plaza de la Provincia, la que acoge en su espacio el palacio de la Diputación. Ha redescubierto el hito Virginia López de Maturana, doctora y profesora de Historia Contemporánea en la UPV/EHU. “Volviendo, con muy buen acuerdo, á tiempos típicos y tradicionales, hubo anteanoche dos retretas: una en la Diputación y otra en la Casa Consistorial, pero como de la primera apenas si tenía conocimiento el vecindario y es de rigor congregarse en la Plaza, á la Plaza fué el público, en número imponente, aprovechando lo despejado, aunque un poco frío, de la noche”, se puede leer en el número del periódico vitoriano 'La Libertad' del miércoles 29 de abril de 1925.
López de Maturana, que ha investigado y escrito largo y tendido sobre la historia de la provincia, relata que un periodista se interesó por el año concreto en el que se había tocado la primera retreta. Pensaba, y de hecho tenía anotado por escrito, que había sido en 1927, pero su instinto de historiadora la condujo a revisar la prensa de la época. Se zambulló en números que iban del año 1925 a 1930. Aunque en el 'Heraldo Alavés' no se decía nada, fue entonces cuando se topó con la nota de 'La Libertad', dirigido por Luis Dorao, que abría ese día con las alusiones a la fiesta.

El domingo, 26 de abril, había sido un día “frío, desapacible, lluviosísimo”, pero el lunes amaneció “despejado y alegre”, relata lo escrito. “Las fachadas de los palacios provincial y municipal estaban iluminadas; desde los balcones eran disparados cohetes; fueron interpretadas las retretas, y en el kiosco de la Plaza de la Constitución la Banda Municipal tocó bailables que, como ya es de suponer, terminaron con el casi nacional 'Celedón'. Así empezaron los festejos en honor del obispo armentiense”, abunda.
Hubo una misa rezada en el salón de juntas a la que, además de miembros de la Diputación, asistieron también algunos empleados de oficinas e incluso miñones, los agentes de la Policía foral de Álava. Antes se había efectuado una procesión con las imágenes de Santa María de la Cabeza, San Isidro y San Prudencio, acompañados todos de sus respectivos estandartes y sus cruces parroquiales. En Armentia, pueblo ahora anexionado a Vitoria en el que se hace nacido a Prudencio, hubo otro oficio. “Dijo la misa el cura de Armentia; predicó el M. I. señor doctor don Prudencio Sáez de Dallo, canónigo de esta S. I. Catedral, y el oficiante dió por último á adorar la reliquia del santo Obispo”, cuenta 'La Libertad'.
¿Cómo era el resto de la fiesta hace un siglo? Hubo música vasca, “música del país”, que se pudo disfrutar en el parque de la Florida gracias a “la bonanza del tiempo”. “La Banda de música del pueblo tuvo á su cargo dos números, y los laureados chistularis alcanzaron ruidoso y unánime triunfo interpretando las obras con que el segundo día de pascua volvieron á cubrirse de gloria en el concurso de San Sebastián”, se relata en 'La Libertad' del día 29.
La romería, como todos los años, tuvo un protagonismo especial. Con las siguientes palabras la narraba 'La Libertad': “Churreros, buhoneros y expendedores de vinos y meriendas establecieron puestos en la campa frontera á la parroquia de San Andrés del pueblo histórico, y desde poco después de comer empezó á afluir el público, siendo las horas de mayor concurrencia desde las cuatro hasta el anochecer. Carruajes de tracción mecánica y de sangre llevaban y traían á los romeros, aunque los más fueron á pie ofreciendo aspecto pintoresco la carretera de Castilla y el camino de Mineral. La gente moza, después de merendar, bailó de firme y se divirtió en grande, y la romería se distinguió por el orden magnífico que en ella reinó, hasta el punto de que á las deiz de la noche estuvimos en el retén, y no había en él ni un sólo detenido. ¡Bien por la juventud!”.

La novedad de ese año había sido la retreta, que tuvo, sin embargo, mayor afluencia frente al edificio del Ayuntamiento que en la plaza de la Provincia, donde se encuentra la Diputación. Con los años, la balanza fue inclinándose hacia la segunda opción. “Al ser el patrón de la provincia, la gente se va acostumbrando. Las autoridades van liderando esa llamada a la fiesta y progresivamente la gente va asumiendo como una tradición”, explica López de Maturana, que se apoya en el historiador Eric Hobsbawm para aseverar que las tradiciones que la ciudadanía cree antiguas suelen ser más recientes de lo que se piensa, aunque se fijan en el imaginario colectivo con fuerza.
Si bien el origen de la retreta podría hundirse en la Edad Media o en la época napoleónica, no fue hasta finales del siglo XIX que comenzó a recuperarse. En su origen, servía para que llamar a los ciudadanos a recogerse a su casa después de la fiesta. Antes de 1925, según explica la Diputación, ya se había interpretado en una ocasión, en 1888, en la plaza de Santa María. La tradición se reinterpretó y se mantuvo a lo largo del siglo XX, cuando recibió el aldabonazo del contexto de reforalización de las décadas de 1960 y 1970. Entonces, hubo una serie de personas adscritas al Departamento de Cultura de la Diputación, con raíces carlista, que se ocuparon de la recuperación de supuestas tradiciones. “Gente a favor del vasquismo, de la cultura vasca, va reinterpretando e incluyendo todos los ingredientes de la fiesta que hoy conocemos”, subraya López de Maturana. Se fueron configurando con el tiempo las celebraciones tal y como se entienden ahora: el pregón anunciador, que dio sus primeros pasos como concurso literario, se fue instaurando a partir de 1970. En la primera edición, apunta López de Maturana, Carlos Pérez Echevarría tuvo que esbozar el discurso a última hora porque la persona a la que se lo había encomendado no lo hizo. La historiadora del arte e investigadora Isabel Mellén ha sido la protagonista este mismo jueves del pregón de la edición de 2025.

Medio siglo después, la tamborrada
Medio siglo después de la recuperación de la tradición de la retreta, en 1975, surgió la tamborrada. Fue la sociedad gastronómica Ametza la encargada de animar a otras sociedades a sumarse a la propuesta. “En aquella época, después de la retreta no había nada de fiesta por las calles, estaban desiertas. Había cenas en las sociedades, pero nada más. Aquí, en la sociedad, en algunas reuniones y tomando vino, se nos ocurrió montar una tamborrada”, rememora José María Uriarte, socio fundador de Ametza e impulsor de la tamborrada. La inspiración estaba clara: la tamborrada que acompaña a las festividades en los pueblos de Gipuzkoa, de donde procedían varios de los miembros de la sociedad. “Ya habíamos vivido la tamborrada en nuestros pueblos. Teníamos esa idea y de ahí surgió”, comenta Uriarte.
“El primer año fuimos con los trajes alquilados. Era domingo, hacía un día excelente. Fuimos a la catedral, a las escaleras, a hacernos una fotografía. Cenamos en lo que era el [restaurante] Teide y de ahí salimos a tocar con muchísima ilusión. Esa fue la primera”, recuerda Uriarte, que asegura que la priemra vez salió ya “muchísima” gente a la calle. Diecisiete sociedades se sumaron a esa edición inaugural, que no se pudo repetir al año siguiente por la masacre del 3 de marzo, en la que la actuación de la Policía franquista se cobró la vida de cinco trabajadores en huelga que estaban reunidos en asamblea y dejó también decenas de heridos. Desde 1975, es ese el único año, junto a 2020 por la pandemia de la COVID-19, en el que no ha habido tamborrada.

“Los protagonistas de [la tamborrada] son sus impulsoras, las sociedades gastronómicas, que, en la actualidad, son más de una veintena, llegando a participar más de 350 personas. Fiel reflejo de la sociedad alavesa, la tradición también ha evolucionado y por ello, desde el año 2002, las mujeres también participan tocando los instrumentos, y no sólo como cantineras o majorettes”, explica la Diputación. En 1981, Ametza decidió extender la fiesta con la creación de una tamborrada propia, estela que luego han seguido también otros grupos como Okerrak en 1988. “La idea de formar nuestra propia tamborrada surgió con el afán de extender la fiesta a los barrios y a más sociedades y a más peñas o clubes o lo que se quisiera”, señala Uriarte.
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