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Una tregua en el conflicto de la BOS permite estrenar en el Arriaga una zarzuela de Guridi, pero sigue la guerra

Músicos de la BOS concentrados ante el Arriaga.

Belén Ferreras

Bilbao —

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La dirección de la BOS -Orquesta Sinfónica de Bilbao- y el comité de empresa que representa a sus músicos han firmado un tregua. De momento, es temporal, casi justo para que se pueda representar este miércoles y jueves en el Teatro Arriaga de Bilbao una zarzuela poco conocida de Jesús Guridi, Mari-Eli, que dirige Calixto Bieito, y que pendía de un hilo por la convocatoria de huelga que estaba previsto comenzar justo media hora después de que empezara la representación.

La dirección de la BOS había solicitado el amparo judicial contra esta huelga para los días 30 de abril y el 1 de mayo coincidiendo con las funciones de la zarzuela y que podrían haber obligado a detener la representación. La BOS consideraba en su argumentación, que en esta ocasión “se actuaba contra un tercero”, el Teatro Arriaga, “al que pretenden tomar como rehén en pleno estreno de una producción propia”, por lo que acudía a la jurisdicción social, “solicitando amparo ante una huelga que podría ser declarada ilegal y abusiva”.

Señalaban que desde el plano económico, la suspensión de Mari-Eli causaría al Teatro Arriaga un daño cercano al medio millón de euros, además de un perjuicio de 27.000 euros para la propia orquesta. Es un quebranto económico y “enormes daños provocados a terceros”, algo que consideran “desproporcionado” frente al “sacrificio que asumirán quienes secunden la huelga, un descuento salarial de unos 150 euros por persona”. “Se trata de un flagrante abuso de derecho”, decían.

Encontrados en sede judicial, comité y dirección han llegado a un acuerdo para que al menos este miércoles y jueves la música suene sin interrupciones. Según señalan los sindicatos, CCOO, ELA y UGT, que conforman el comité, ha pesado y mucho en su decisión, la amenaza de enfrentarse a un proceso judicial, a indemnizaciones millonarias y la posibilidad de despidos. Desconvocan la huelga y tocarán hasta el final. A cambio, han conseguido sumar a las reuniones para negociar el convenio a los patronos de la Fundación Juan Cristósomo de Arriaga-Sinfónica de Bilbao. Es decir, que tendrán como interlocutores a la Diputación de Bizkaia y al Ayuntamiento de Bilbao y no sólo a la dirección de la BOS, tal y como venían reclamando los sindicatos. Las reuniones se retomarán ya a partir de la segunda semana de mayo cuando haya tomado ya posesión el nuevo director de la institución, Iñigo Alberdi, que tomará posesión el 7 de mayo en sustitución de Ibón Aranbarri.

La tregua no ha calmado los ánimos y habrá que esperar el camino que toma el nuevo periodo de negociaciones para ver si acaba un conflicto que se arrastra desde el año pasado. El pasado 10 de abril se llegó a la máxima tensión cuando los músicos suspendieron el concierto en el Palacio Euskalduna a los 15 minutos de empezar a tocar. Los trabajadores piden entre otras cuestiones, más plantilla y que se cubran las bajas. Además exigen que se recuperen las plazas perdidas, hablan de 10 puestos de trabajo perdidos en los últimos años, y que se compute como tiempo de trabajo el que tienen que dedicar a la preparación y estudio, pero que no están ensayando con el resto de la orquesta.

Desde la dirección de la BOS se insiste en que la huelga “se realiza por razones estrictamente económicas”. “Buscan trabajar aún menos de lo que se trabaja hoy. No responde al interés del público -al que no dudan en perjudicar- sino al beneficio propio”. Y señalan que en 2023 el personal músico disfrutó de 15.980 horas de libranza técnica y en 2024 de 11.190 horas. Esto equivale a tener permanentemente en situación de libranza a 10 músicos en 2023 y a siete en 2024“.

Aseguran que las libranzas técnicas “son un privilegio de las condiciones laborales de la BOS, claramente superiores a las del sector público foral”. “Cada músico y cada música de la BOS trabaja 246 horas menos al año que el resto del personal del sector público foral , que tiene una jornada anual de 1.592 horas” dicen. En este sentido, insisten en que “multiplicando las citadas 246 horas por las 86 personas que constituyen la plantilla de personal músico, resulta que se dejan de trabajar 21.000 horas anuales. Es una cifra enorme. Equivale -por poner un ejemplo- a que 13 personas no acudieran a trabajar durante todo el año”.

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