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Piden otra vez que Vitoria retire la calle al alcalde franquista José Lejarreta

Una de las placas más antiguas de la calle de José Lejarreta de Vitoria

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
1 de mayo de 2025 21:45 h

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El Ateneo Republicano, varias asociaciones vecinales, los sindicatos CCOO, Steilas y ESK y otras entidades como Amnistía Internacional elevarán al pleno municipal de Vitoria del 16 de mayo una moción para eliminar del callejero al segundo alcalde franquista, José Lejarreta, al diputado general de Álava durante la dictadura y militar Vicente Abréu, al obispo y procurador en las Cortes franquistas Carmelo Ballester, al piloto e inventor Juan de la Cierva y al ilustrador y propagandista Carlos Sáenz de Tejada. La iniciativa remarca que las leyes de memoria democrática de España y de Euskadi de 2022 y 2023 contemplan la supresión de simbología del franquismo -en puridad era algo obligado ya en la normativa de 2007- y que es preciso “contribuir a la restauración” de la dignidad de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura posterior.

Vitoria fue la primera ciudad conquistada por los golpistas tras la sublevación del 18 de julio de 1936. Las autoridades militares, encabezadas por Camilo Alonso Vega, que ha mantenido una calle en Santander hasta hace solamente una semana, situaron como alcalde a Rafael Santaolalla en sustitución del republicano moderado Tomás Alfaro Fournier, nieto del fundador de la empresa de naipes Heraclio Fournier y hermano del entonces gerente de la compañía, que puso su imprenta al servicio del franquismo imprimiendo los primeros sellos con la efigie del dictador y mapas para la Italia de Benito Mussolini. Ya en agosto de 1936 se realizó una purga del callejero eliminando connotaciones republicanas o nacionalistas, como las vías de Pablo Iglesias o Sabino Arana, fundadores de PSOE y PNV, respectivamente. En ese arranque y durante toda la dictadura el paisaje de la ciudad se fue adecuando al régimen.

A la muerte del dictador, fueron desapareciendo espacios como la Avenida del Generalísimo, ahora de Gasteiz, el aeródromo General Mola, el campo de aviación de Salburua luego trasladado a Foronda, las calles de la División Azul o del carlista Carlos VII, las vías dedicadas a José Antonio Primo de Rivera (Prado) y José Calvo Sotelo (Francia) y el monumento a los Caídos. Sin embargo, otros espacios no se tocaron.

Es el caso de José Lejarreta, el sustituto de Santaolalla en el primer franquismo. Era un alcalde con “inquebrantable” lealtad a la dictadura y que colaboró con la depuración política de los concejales republicanos, nacionalistas o socialistas que habían sobrevivido a las ejecuciones, como prueba documentación que obra en poder del Archivo Municipal. Pero parte de la historiografía local le atribuye un supuesto papel relevante en la puesta en marcha de las fiestas de Vitoria hasta el punto de que recibió el apelativo de “alcalde de los blusas”, los integrantes de las cuadrillas que animan las calles en La Blanca y Santiago.

Ha tenido homenajes cada 25 de julio, día de blusas y 'neskak', hasta fechas muy recientes. De hecho, en el anterior intento de que desapareciera esta calle del barrio de Judizmendi, el entonces alcalde del PNV, Gorka Urtaran, aseguró que Lejarreta, “a pesar de ser alcalde en tiempos de Franco, fue una buena persona que hizo mucho por la ciudad y por los vitorianos”. Hizo estos comentarios en un contexto en el que por “ejemplaridad” retiró una avenida al exjefe del Estado, Juan Carlos I, cuando trascienderon sus movimientos económicos opacos. La sustituta de Urtaran, la socialista Maider Etxebarria, alcaldesa desde 2023, nunca ha concretado su posición sobre Lejarreta, aunque los promotores de esta iniciativa sí se han reunido con el PSE-EE antes de presentarla.

La moción plantea también el caso de Vicente Abréu. En este supuesto, tiene una calle como “pintor” en el barrio de San Martín. El Ateneo Republicano sitúa en 1977 la inauguración de esa arteria, es decir, en la corporación de transición entre la dictadura y la democracia encabeza por Alfredo Marco Tabar, de UCD. Abréu, militar nacido en Vitoria, fue miembro de la Unión Militar Española (UME, sin nada que ver con la actual unidad del Ejército de Tierra) en la II República. Este grupo “conspirativo” -en definición de Antonio Rivera- quería derrocar el régimen constitucional. El Ateneo Republicano, citando al historiador Germán Ruiz Llano, señala que Abréu colaboró con Alonso Vega en la sublevación. A finales de 1936 ya era gobernador militar de Álava y “presidió Consejos de Guerra” que acabaron en fusilamientos y detenciones. En un período breve, en 1943, presidió la Diputación. El alcalde Lejarreta le designó “hijo predilecto” de Vitoria. Una entidad social apoyada Ayuntamiento, Diputación y Fundación Vital lleva el nombre de Abréu por estar ubicada su sede en esa calle.

Muy cerca de la calle de Abréu hay otro “pintor” de San Martín. Se trata de Carlos Sáenz de Tejada. Este ilustrador y muralista de familia diplomática con orígenes en Laguardia, en la Rioja Alavesa, tiene un largo currículum artístico. En la Guerra Civil, trabajó para la propaganda franquista, con sede en Salamanca, con dibujos y publicaciones alegóricas. La aún existente Fundación Francisco Franco pone en valor su labor en defensa de la “cruzada”. Ilustró incluso publicaciones del propio dictador o el 'Cara al sol', el himno falangista. Pero también 'Platero y yo' de Juan Ramón Jiménez, Nobel de literatura y exiliado tras el golpe de Estado. Un hotel de Vitoria luce uno de sus murales más conocidos, el que hizo para la antigua fábrica de naipes Heraclio Fournier. El Ateneo Republicano entiende que retirarle la calle “no impide” su “reconocimiento” artístico.

Se da la circunstancia de que Tomás Alfaro Fournier, el alcalde republicano depuesto en 1936, tiene también una calle en esa misma zona pero no por su actividad política sino también como “pintor”. En general, las placas de homenaje a los regidores republicanos están plagadas de errores, como es también el caso de Teodoro González de Zárate, alcalde en dos períodos en esa época y que fue fusilado.

Otro caso que piden que se revise es el de Carmelo Ballester, que tiene una arteria en la zona de Los Herrán como obispo de la Diócesis de Vitoria de 1943 a 1948. Entonces esta provincia eclesiástica incorporaba también a Bilbao y Donostia. El obispo Ballester procedía de León, donde fue propuesto por las nuevas autoridades franquistas. Allí participó, por ejemplo, en el homenaje de despedida a la Legión Cóndor enviada por la Alemania nazi, responsable, entre otras operaciones, del bombardeo de Gernika. Hay fotografías realizando el saludo fascista a la delegación nazi. Ballester tenía también pensamientos antisemitas y llegó a ser procurador en Cortes, donde coincidió con Lejarreta. La investigación del Ateneo Republicano apunta a que el prelado colaboró con la dictadura en la confección de listas para depurar a maestros o personas no afectas, en la censura de libros y películas o en la invitación de feligreses a actos políticos.

El último nombre de la lista es Juan de la Cierva. Su calle no está en el casco urbano sino en el parque tecnológico de Miñano por su condición de aviador e inventor. Su gran aportación es el autogiro. De la Cierva, murciano y sin vinculación especial con Vitoria, colaboró para que Franco pudiera volar desde Canarias hasta Marruecos para liderar la sublevación. Falleció a finales de ese año 1936 en Londres en un accidente de aviación pero se sostiene que su contribución al inicio de la guerra fue “decisiva”. Fuentes de Miñano apuntan a que, a pesar de estar en un polígono gestionado por una sociedad pública del Gobierno vasco, la decisión sobre el callejero sigue siendo del Ayuntamiento.

Apoyan la moción del Ateneo Republicano los sindicatos CCOO, Steilas y ESK, las asociaciones vecinales de Salburua, Judimendi, Adurza, San Cristóbal, Aranbizkarra o Zabalgana, Amnistía Internacional, Euskadiko Mugimendu Demokratikoa, Mujeres contra la Guerra, Asociación de Pensionistas por una Vida Digna y Arabako Pentsionistak Lanean, la Asociación de Amigos de la RASD, Munizipalistok, Sorginenea, Euskadi Laikoa y, a título individual, tres personas que han recibido el galardón Celedón de Oro, Jesús María Alegría, Elisa Rueda -directora del festival Poetas en Mayo- y Julio Roca.

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