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Permisos anulados, multas y rechazo social: la mina de uranio de Retortillo que nunca llegó a abrir

Movilización hace unos años contra la mina de Retortillo, en Salamanca.

Alba Camazón

Valladolid —
12 de mayo de 2025 09:04 h

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Esta semana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguraba que en España “no hay uranio” para extraer. Muchos se empezaron a mover en el asiento. ¿Y Salamanca? ¿Qué hay de Retortillo? El proyecto de Berkeley de abrir la mayor mina de uranio a cielo abierto —que sí inició sus primeras excavaciones— se vino abajo en 2021 después de que el Consejo de Seguridad Nacional rechazase esta iniciativa por “la escasa fiabilidad” de la seguridad de almacenamiento de los residuos radiactivos.

Desde entonces, se han producido más condenas, sanciones y litigios internacionales. En 2023 el Ayuntamiento de Retortillo canceló la licencia urbanística parcial concedida a Berkeley Minera España y declaró su caducidad. Pocos meses después, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) declaró ilegales las modificaciones y licencias urbanísticas y revocó las sentencias de primera instancia. Un año después, el Tribunal Supremo rechazó el recurso de casación presentado por Berkeley contra otra sentencia de TSJCyL. El Alto Tribunal autonómico dio la razón al Ayuntamiento de Villavieja de Yeltes sobre la autorización para el vertido de aguas residuales sobre el río Yeltes y sus arroyos y declaró nula la autorización que concedió la Confederación Hidrográfica del Duero en 2016.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha sancionado a Berkeley por difundir tarde información privilegiada (150.000 euros) y a su primer ejecutivo por una infracción “muy grave” de la Ley del Mercado de Valores al embolsarse un beneficio de 40.000 euros comprando y vendiendo títulos de la compañía a finales de 2020, mientras disponía de información privilegiada que la empresa. La compañía acudió poco después al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) porque Berkeley considera que se han violado múltiples disposiciones del Tratado de la Carta de la Energía y quiere una compensación de mil millones de dólares.

Mientras tanto, el Procurador del Común (el Defensor del Pueblo de Castilla y León) ha reclamado a la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León que deje sin efecto la Orden con la que dictó la Declaración de Impacto Ambiental favorable para el proyecto de mina de uranio tras todas las sentencias. elDiario.es se ha puesto en contacto con Berkeley, que ha declinado participar en este artículo. La compañía ha 'jugado' durante años 'a futuro'. Tenía intención de hacerse con los permisos, incrementar su precio en bolsa y obtener beneficios millonarios. En marzo de 2025, sus acciones se desplomaron un 21% en Bolsa después de que la Bolsa de Valores australiana pidiera explicaciones por un repunte de casi un 40%.

Movilizaciones desde 2012

Un millar de personas viven en la zona de Retortillo y Villavieja de Yeltes, donde se pretendía construir la mina, una planta de procesado del mineral y el almacenamiento posterior de los residuos. La empresa prometió llevar unos 50 puestos de trabajo a la zona, y contó con el respaldo inicial de las administraciones. La población local se fue informando a través de charlas y reuniones, y un grupo montó la plataforma Stop Uranio, que criticó muy duramente la tala de unas 2.000 encinas centenarias.

Cuando entró el actual equipo de gobierno de Retortillo (PSOE), la sanción de Berkeley por la tala de las encinas “estaba a punto de prescribir”, así que se retomaron los trámites. Berkeley presentó sus alegaciones y el proceso continúa a la espera de resolución.

El portavoz de Stop Uranio, José Ramón Barrueco, recuerda que los primeros años de movilización fueron “muy duros”, sobre todo entre 2017 y 2019. Hubo muchas movilizaciones y la tensión entre algunos vecinos fue muy fuerte. Un concejal del Ayuntamiento de Retortillo incluso recibió un paquete a su nombre en cuyo interior había una soga con el nudo que acompaña habitualmente a las horcas.

De hecho, este proyecto llegó incluso a preocupar al Gobierno de Portugal. El entonces ministro portugués de Ambiente, João Matos Fernandes, pidió una reunión con su homóloga española, Isabel García Tejerina, para abordar el posible impacto ambiental de la mina y puso en duda que se estuviera aplicando el protocolo para evaluar el impacto correspondiente a los proyectos cercanos a la frontera.

“Berkeley empezó a soltar dinero”

“Berkeley empezó a soltar dinero a Ayuntamientos y a la gente y hubo momentos en los que la gente casi llega a las manos. Berkeley dijo que iba a crear puestos de trabajo para que le sirvieran de escudo y no todo el mundo estaba en contra”, apunta Barrueco. Stop Uranio se constituyó para rechazar este proyecto por el posible impacto que pudiera tener en la salud de los residentes y en el medio ambiente, cuyos permisos y trámites además se declararon nulos. “Yo no veo la polémica”, repite el portavoz de Stop Uranio.

“Lo que tiene un país democrático es que tienes que convencer a la gente, con un alto porcentaje de población con estudios superiores. Cuando está en juego su modelo de vida, las decisiones son bastante racionales. La gente sabe relativamente de lo que habla, no estamos en un país ignorante”, reflexiona el director del Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca, Santiago López. La alcaldesa de Retortillo, María del Carmen González, asegura que “nunca ha habido problemas” en Retortillo y cree que de la mina “no se habla”.

Hace dos años, los investigadores Gonzalo Sánchez-Tabernero, Antonio R. Hidalgo-Muñoz, José Ignacio Galán y Carmen Tabernero entrevistaron a 371 personas de la zona para conocer la aceptación social, no ya mediáticamente sino desde un punto de vista científico. Este informe, publicado en la revista Frontiers in Psychologyrefleja que los participantes de mayor edad y con niveles educativos más altos tendían a percibir mayores riesgos y menos beneficios asociados al proyecto, lo que se tradujo en niveles más bajos de aceptación.

El uranio ya se explotó en los años 80

“¿España tiene uranio? Sí. ¿Es uno de los países más ricos de Europa? Sí. Pero la riqueza del uranio no es rentable. Así que es como si no tuviésemos uranio. Ya se ha sacado todo el uranio que ha sido rentable sacar”, concluye Santiago López, autor de Historia del uranio en España junto a la investigadora Esther Sánchez.

Santiago López recuerda cómo la empresa pública ENUSA frenó en los años 80 los programas de prospección y explotación minera y se ciñó a minas ya conocidas como la de Ciudad Rodrigo, también en Salamanca. “A lo largo de los años ochenta y noventa, la actividad minera de ENUSA se redujo progresivamente hasta acabar desapareciendo. La materia prima era cada vez más difícil de obtener por su alta dispersión, baja ley y difícil extracción. Las últimas minas de uranio cerraron en el año 2000”, explica Historia del uranio en España, un libro editado por la Sociedad Nuclear Española.

El Vicedecano del Consejo superior de Colegios de Ingenieros de Minas, Juan Ignacio Artieda, cree que, aunque no tiene una información “concreta” sobre los minerales de Retortillo, los yacimientos de Sealices el Chico, también en Salamanca, “son de más facilidad de explotación y mejor economía”. Según la información que maneja, los minerales de Retortillo presentan “dificultades” para su ataque con ácido (lixiviación), un proceso que pretende disolver el uranio, porque tienen “bastante impermeabilidad”. “También presentan dificultades para la separación sólido-líquido posterior, lo que redundará en un deficiente rendimiento/recuperación del uranio”, suscribe Artieda en declaraciones a elDiario.es. Estas dificultades “hace pensar” en un proceso muy costoso para la empresa, aunque es una cuestión que “debería tener clara antes de iniciar la explotación”.

La mayoría del uranio del mundo procede de las grandes explotaciones que dirigen Francia (en Níger) y Rusia (en Kazajistán). La concentración del uranio es muchísimo mayor a la del uranio español, lo que reduce la rentabilidad de este tipo de explotaciones. “Si el precio del uranio se disparase, se multiplicase por dos o por tres, quizá tendría sentido esta explotación”, defiende Santiago López. “Pretendían 'volar' las minas antiguas. Y luego además hay que proyectar un plan de renaturalización de las minas, aunque lo fuera a hacer ENRESA”, añade.

El director del Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la USAL recuerda el rechazo que suscitó entre la sociedad esta mina a cielo abierto, aunque insiste en la importancia de “no demonizar” este mineral. López explica que existe tecnología suficiente para que el polvo no salga de las instalaciones y no afecten a los acuíferos, pero Berkeley no envió señales claras de su preocupación por el medio ambiente tras la tala de las encinas, lo que levantó las suspicacias del entorno social.

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