Una baraja de cartas sin oros, copas, espadas ni bastos, pero llena de naiperas y otras mujeres referentes

Una vieja tonadilla de Alfredo Donnay, reza que “antes no había en Vitoria más mujeres trabajando que naiperas y saqueras del Carmelo y Casa Alfaro”. Las naiperas, un término que fue incorporado al diccionario en 1925, hace justamente un siglo, eran las mujeres empleadas en la fábrica de Heraclio Fournier, una de las pocas industrias que las aceptaban. Desde hace unos años, la ciudad está recuperando la historia de estas “auxiliares” que sacaban discretamente adelante buena parte del trabajo en la popular fábrica de barajas de cartas con condiciones laborales mucho peores que las de sus compañeros. Ya tienen un espacio en el callejero, en 2018 se editó un libro y en 2021 se realizó una exposición y ahora, en 2025, se les ha dedicado su propia baraja.
La baraja conmemorativa, que también apela a otras mujeres locales, “muchas de ellas desconocidas”, se encaja en el doble aniversario. Por un lado, cumple 155 años Naipes Heraclio Fournier, quizás una de las empresas más conocidas de Vitoria, aunque ahora tiene su base de operaciones en la cercana Legutio. Y, por otro lado, la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad sopla algunas velas más, tantas como 250. Ambas instituciones están entrelazadas desde el siglo XIX.
El editado ahora es un mazo especial especial. Para empezar, incorpora once tarjetas adicionales a las 40 de la baraja española tradicional. “Este año, en un contexto de celebraciones especiales, [...] se busca visibilizar un aspecto fundamental de su historia: el papel crucial de las mujeres en su trayectoria. A lo largo de la historia, las mujeres han sido relegadas al olvido, a pesar de haber sido protagonistas”, se explica en una de las cartas adicionales. Lo novedoso, merced a las ilustraciones de Nuria Pérez-Cárcamo Samaniego y la dirección de arte de Blanca Garaluce Ortiz, es que se han eliminado los palos, los oros, copas, espadas y bastos, y se han establecido colectivos de mujeres. La autora de los dibujos asegura que hasta el último detalle en ellos es deliberado para poner en valor el peso femenino en la historia.
En vez de oros hay profesoras. Son mujeres que impartieron saber en la Escuela de Artes y Oficios, encabezadas por Daría Imbert, la primera de ellas. Si Heraclio Fournier es de 1870, la baraja tal y como se mantiene hasta hoy se estrenó en 1877 y se gestó, precisamente, en ese centro formativo. En vez de copas hay alumnas. “Parte del alumnado femenino trabajaba en Fournier” después de pasar por la escuela. Las espadas son las “naiperas”. Empezaron como “ayudantes” pero fueron ganando en “libertad económica” y sacando adelante sus vidas. Los bastos, finalmente, recuperan a mujeres mecenas. Nieves Partearroyo, la viuda de Heraclio Fournier, donó una gran colección de libros que es la base de la actual biblioteca histórica de la Escuela de Artes y Oficios, que precisamente se llama “Sala Fournier”.

“Es una baraja muy muy especial”, ha señalado la diputada de Cultura de Álava, Ana del Val, en la presentación del estuche, que ha tenido lugar este miércoles en la propia “Sala Fournier” de la Escuela de Artes y Oficios. Hay que mirar al pasado con “justicia”, ha señalado también. Diego Ruiz de Gauna, directivo de la empresa de naipes, también ha coincidido en poner en valor lo singular del nuevo formato después de haber editado “millones y millones” de cartas en siglo y medio. Ha agregado que si “en cada partida” de cartas hay “un pedazo de Vitoria” debería haber también un “homenaje especial” a las naiperas en todas ellas. “Durante décadas” sostuvieron con “trabajo y dignidad” la industria de las cartas, ha indicado. Uxua García Antoñana, la directora de la Escuela de Artes y Oficios, ha añadido que el fin de semana se estrenarán las barajas con un campeonato de mus popular y actividades para adultos y para más jóvenes.
Heraclio Fournier es un icono de Vitoria, pero también acumula una historia de luces y de sombras. En la Guerra Civil, por ejemplo, el nieto del fundador, Félix Alfaro Fournier, puso sus máquinas de impresión al servicio de la Italia fascista aliada de los sublevados franquistas para que imprimieran mapas para su aviación, que bombardeó con ellos localidades como Durango. Además, emitió desde Vitoria los primeros sellos con la efigie de Francisco Franco. La Policía franquista llegó a investigar si se habían realizado emisiones especulativas para obtener lucro en el mercado filatélico. Alfaro Fournier intentó también controlar la impresión de los billetes del franquismo, aunque no lo logró. Después, durante décadas, las imprentas de la fábrica de naipes fueron una de las principales productoras de sellos para decenas de países de todo el mundo e incluso para la ONU.
De la familia Fournier también han salido otros ilustres de la ciudad. Tomás Alfaro Fournier era el alcalde el 18 de julio de 1936 y fue el primer republicano depuesto por los golpistas en toda España. Heraclio Alfaro Fournier era aviador y desarrolló parte de su actividad, de gran trascendencia mundial, en Estados Unidos. Luis Saracho, marido de Ana María Alfaro Fournier, fue alcalde durante el franquismo.
1