El urogallo cantábrico sobrevive a su situación crítica con 209 ejemplares repartidos entre León y Asturias

Urogallo en el Centro del Urogallo de Caboalles de Arriba, Villablino, Laciana

Redacción ILEÓN

El censo del urogallo cantábrico realizado tras la declaración de la especie como en peligro crítico de extinción ha estimado que en la Cordillera Cantábrica sobreviven 209 urogallos distintos, lo que supone un aumento del 8% respecto a los 191 estimados durante el anterior muestreo completo de 2019, según los datos divulgados este viernes por la Junta de Castilla y León.

De esos 209, el 56 % son machos (117) y el 44 % hembras (92). En el censo anterior, la desviación de la razón de sexos hacia los machos fue más acusada (31,5 % hembras y 68,5 % machos) mientras que en esta estima poblacional de 2024 la detección de hembras ha sido superior. Sobre la base del número de ejemplares individualizados genéticamente, el 67% de la población habita las comarcas leonesas de Alto Sil, Laciana y Omaña principalmente, con ejemplares dispersos presentes en Ancares y El Bierzo. El 33% se distribuye por el Principado de Asturias en los concejos de Degaña, Cangas del Narcea e Ibias.

La estima poblacional de urogallo cantábrico ha sido promovida por el Grupo de Trabajo dependiente del Comité de Flora y Fauna. Está conformado por representantes de las comunidades autónomas con presencia actual o reciente de urogallo (Castilla y León, Principado de Asturias y Cantabria) y coordinado por la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Cuenta con el apoyo de asesores externos especialistas en la conservación de la especie, del ámbito científico, sociedades conservacionistas y consultores expertos.

Para la realización de los trabajos se ha contado con el asesoramiento y la colaboración de dos instituciones científicas públicas de referencia a nivel mundial. El primero es el CIBIO –Centro de Investigação em Biodiversidade e Recursos Genéticos, con sede en Oporto, Portugal–, que ha desarrollado las técnicas de identificación genética de muestras no invasivas (excrementos) conducente a la individualización de urogallos. El segundo es el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos del CSIC, que ha diseñado la metodología de muestreo, formado los técnicos de campo y realizado los análisis estadísticos para la estima del tamaño poblacional del urogallo cantábrico a partir de la información de genotipos identificados.

Los trabajos de campo fueron desarrollados entre los meses de abril a junio de 2024 por personal de las comunidades autónomas y el Ministerio para la Transición Ecológica. Se muestrearon 320 unidades o parcelas, 177 en Asturias y 143 en León, de una superficie aproximada de 17.5 hectáreas cada una de ellas. La longitud total de los transectos recorridos en áreas críticas para la localización de excrementos de urogallo fue de 1.185 kilómetros.

Se recogieron 959 muestras totales que se almacenaron e identificaron posteriormente para su análisis genético, 719 en Castilla y León y 240 en Asturias. Del total de muestras analizadas, 393 fueron genotipadas y asignadas a 106 urogallos distintos. La estima, basada en modelos de captura-recaptura, dio como resultado 209 urogallos, con un intervalo de confianza del 95 % de 171-251 aves, de las cuales 117 (56 %) son machos y 92 (44 %) hembras

Esfuerzo a largo plazo

Las instituciones señalan que “Los resultados de la estima poblacional de 2024 evidencian que aún queda un largo y complejo camino por recorrer para lograr alejar al urogallo del riesgo de extinción”. Esta estimación es la segunda que se realiza tras su declaración 'en situación crítica' en 2018, “por lo que resulta prematuro extraer conclusiones sobre la tendencia de la población en base a dos datos de estima poblacional con la misma metodología, así como sobre la repercusión de las medidas de conservación ejecutadas hasta la fecha”.

El urogallo cantábrico es una de las nueve especies en “situación crítica” en España y eso implica que se tomen medidas excepcionales, como limitar la presencia en montes donde se reproduce o que los tribunales y administraciones rechacen autorizaciones de proyectos renovables en zonas donde su presencia está demostrada.

Los resultados 2024 son los primeros en la totalidad de la serie histórica de datos poblacionales en los que se comprueba una detención del declive de la especie. Incluso, se puede concluir un ligero aumento de la población fundamentado en los análisis estadísticos realizados que indican, con un 75 % de probabilidad, que la población de 2024 es mayor que la de 2019.

La mayor proporción relativa de hembras obtenidas en este censo también resulta positiva. Las hembras de urogallo son el grupo de población clave a favorecer a través las medidas de conservación en marcha, debido al papel ecológico y demográfico que tienen, en una especie poligínica como es el urogallo. Las hembras asumen la mayor parte de la inversión en reproducción y crianza de pollos y sufren mayores tasas de mortalidad natural, por lo que su protección y promoción resulta esencial para incrementar los valores de éxito reproductivo.

La nueva estimación de la población está prevista en principio para el año 2027, aunque se realizan tareas de seguimiento poblacional anualmente, revisando parámetros de censos al canto y productividad. Actualmente se está evaluando el éxito reproductivo a través de la realización de batidas de censo estivales –que para el período 2018-2024 ha resultado en un promedio de 1,14 pollos/hembra para una muestra total de 129 hembras de urogallo controladas. También se dispone de un creciente conocimiento de los factores de mortalidad de urogallo, evidenciándose que de los 17 ejemplares hallados muertos desde 2018, 13 lo fueron por depredación, uno murió por colisión y para tres se desconocen las causas. La evaluación de las tasas de supervivencia individual de urogallos, el uso del espacio, la selección de recursos tróficos y el reconocimiento de los patrones comportamentales de las hembras entre distintos períodos del año también están siendo conocidos, gracias al radiomarcaje con emisores de radiofrecuencia de más de 50 urogallos en los últimos 10 años en la Cordillera Cantábrica.

Entre las líneas de conservación en marcha figuran trabajos de mejora del hábitat, incluyendo la posibilidad medidas de reducción de la depredación, considerada de “último recurso” y, en todo caso, de corto-medio plazo de duración hasta lograr que la situación tan crítica de la población cantábrica pueda ser mejorada.

Además se han realizado actuaciones en masas forestales clave para la expansión de superficies favorables para el urogallo en cuanto a estructura del matorral y cobertura arbórea. En concreto, en la provincia de León se están ejecutando trabajos por un importe superior a los dos millones de euros en el periodo 2022-2025 y con una superficie de actuación objetivo de 1.000 ha, y que tendrá continuidad en el periodo 2026-2028 con nuevas inversiones. Todos estos trabajos están siendo objeto de evaluación científica para comprobar sus efectos a nivel ecosistémico y para el propio urogallo.

La cría en cautividad del urogallo es otra de las líneas de actuación con las que se pretende mejorar el estado de conservación de los poblaciones silvestres mediante el reforzamiento de núcleos de presencia actual de urogallos y la reintroducción en áreas que habitó la especie hasta hace pocas décadas y que en la actualidad cuenten con características positivas para acogerla de nuevo. Aunque aún no se han acometido liberaciones de individuos al medio natural tras la declaración en situación crítica del urogallo, los dos centros de cría en cautividad del programa de conservación ex situ (Valsemana y Sobrescobio, gestionados por la Junta de Castilla y León y el Gobierno de Principado de Asturias, respectivamente), están ultimando las técnicas de reproducción más eficaces y conformando el plantel de ejemplares reproductores. En 2024 son ya 38 los urogallos ibéricos, de procedencia cantábrica y pirenaica, con los que se desarrollan las tareas de cría. Se espera en 2026 se puedan realizar las primeras liberaciones, siguiendo la programación y objetivos numéricos planteados en el seno del Grupo de Trabajo.

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