Pradales arranca su segundo año sin cambios en el Gobierno y con la preocupación por la estabilidad de Sánchez

El lehendakari, Imanol Pradales, ha dado por cerrado este martes el ciclo de balances de su primer año en Ajuria Enea o por iniciado ya el segundo con una comparecencia rodeado de todo su gabinete -con la excepción del socialista Javier Hurtado, por motivos justificados- y respondiendo a preguntas de los medios de comunicación. Pradales no ve necesarios cambios en el Ejecutivo -al contrario, considera que es una “gozada” el equipo que tiene, que escuchaba atentamente esta respuesta-, considera que hace política con “sensibilidad”, “mirando a los ojos de la gente” y con “disposición permanente al diálogo” y pide que no se tome como única referencia la encuesta del Deustobarómetro, de la universidad en la que estudió y dio clases, que le 'regaló' un suspenso por el cumpleaños. Vendrán pronto otros datos, ha venido a decir.
La preocupación viene de Madrid, de lo que puede ocurrir en España si continúan surgiendo indicios de corrupción en el entorno del PSOE, que es además el socio del PNV en Euskadi. No oculta Pradales se deseo de proteger a Euskadi del “bochornoso” clima de Madrid, aunque su comparecencia ha tenido lugar en una sala en la que hasta los miembros de su Gobierno estaban agobiados por el calor. De momento, se insiste en que no hay indicios de la que la trama del entorno de Santos Cerdán y del empresario vasco Antxon Alonso pueda tener derivadas en Euskadi. Pero se siguen revisando los contratos. Lo hace cada departamento bajo la supervisión del de Hacienda, capitaneado por Noël d'Anjou. En un par de semanas habrá noticias.
Pradales se verá con Pedro Sánchez el 15 de julio. Para entonces habrá declarado Cerdán en el Supremo y el propio presidente habrá comparecido en el Congreso. Se trata de la segunda 'cumbre' bilateral para dar impulso a las transferencias estatutarias pendientes de 1979. El Gobierno vasco insiste en que todo lo que se pueda ir cerrando será bienvenido, que es mejor no porfiar con el calendario teniendo en cuenta que cualquier elemento puede terminar de hacer saltar por los aires la legislatura. El punto clave, la gestión del régimen económico de la Seguridad Social.
Como avanzadilla, la consejera María Ubarretxena está preparando el terreno con reuniones con altos cargos de los equipos de la vicepresidenta Yolanda Díaz y de la ministra Elma Saiz. Ya hace meses se decidió trocear el traspaso de la Seguridad Social para facilitarlo. Nunca antes se ha transferido algo así a una comunidad autónoma y todo es terreno desconocido. Es más, en la parte vasca ya se avisó de que podía surgir el “miedo” aunque el Estatuto es tajante y protege la 'caja única' y la capacidad del Estado para fijar un sistema único de pensiones, más allá de que el pagador y el personal sean del Gobierno vasco.
El plan pasa por empezar con las prestaciones no contributivas. Sería un éxito para el Gobierno de Pradales volver el 15 de julio con un acuerdo en ese sentido, que implica un tercio aproximadamente de lo que se negocia. Desde el inicio, Euskadi añade a la Seguridad Social lo asociado con las políticas pasivas de empleo (la prestación de paro) y completar la Inspección de Trabajo.
El dilema del pacto de salud
Pradales interpreta que la “inestabilidad” y la “incertidumbre” son los signos de identidad de esta era. Por ello, ha planteado que su Gobierno tiene que ser “flexible” para ofrecer respuestas “a corto plazo”, aunque también “sembrar” para el futuro. El lehendakari, ya asentado en el cargo, sigue persuadido de que la Administración no tiene que generar “líos” aunque sí tiene que “arriesgar”. Ha rescatado una de sus grandes frases de la investidura, la de que es mejor arrepentirse por haber hecho algo que por no haberlo intentado.
En este “arriesgar” estuvo el fichaje del doctor Alberto Martínez como consejero de Salud. Sin experiencia política, al anestesista se le encomendó que hincara el diente al gran problema heredado de la etapa anterior, la gestión de Osakidetza. Para ello, se ideó una mesa con una treintena de agentes y que buscara un pacto de salud con el que mejorar la Sanidad pública. Inició sus trabajos en septiembre y se prometió un resultado en marzo. Aún no ha llegado En el camino se han quedado algunos invitados, pero quedan 28. Sin embargo, las diferencias en torno al peso de la Sanidad privada han alejado a todo un bloque del pacto, a las organizaciones de izquierdas capitaneadas por EH Bildu.
La últma fecha ofrecida para la firma del pacto se acerca. Es este viernes, el 27 de junio. Y las posturas parecen irreconciliables. El Gobierno tiene mayoría holgada para alumbrar un texto con otros agentes -patronal, universidades o colegios profesionales- pero, según ha verbalizado Pradales, aún se confía en un acuerdo amplio. “Buscamos un consenso absoluto”, ha dicho el lehendakari, que pide a todas las partes que se “mojen”.
Si a las 12.30 ha comparecido en Vitoria el jefe del Ejecutivo, a las 10.30 lo ha hecho en Bilbao el de la oposición, Pello Otxandiano. El líder de EH Bildu, precisamente, ha analizado la situación en torno a la mesa de salud y ha indicado que están “abiertos” a firmar el pacto pero “siempre y cuando se aborde con rigor” el contenido. “Hasta ahora no vemos una voluntad clara por parte del Gobierno para llegar a un verdadero acuerdo. Si entre hoy y el viernes lo único que se hace es intercambiar correos electrónicos, eso demuestra que no se quiere abordar el problema con seriedad. No se puede sustituir un debate profundo por un trámite digital. Esto va mucho más allá de resolverlo con prisas”, ha indicado.
Otxandiano, incluso, ha parecido pedir más tiempo para explorar el acuerdo. “No entendemos la prisa por cerrar el pacto esta misma semana. ¿Qué pasa el viernes? ¿Que empieza el verano y todo queda resuelto? Nosotros no nos vamos de vacaciones. Este no es un tema para cerrar deprisa, sino para trabajarlo con rigor. Hay margen en julio para seguir debatiendo y llegar a un acuerdo de verdad, con contenidos sólidos”, ha manifestado.
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