El Gobierno vasco reconoce que cerrar la operación de Talgo está siendo “más complicado” de lo previsto

La gran operación industrial del arranque de la era de Imanol Pradales se está retrasando más de lo debido. Cuatro meses después de firmado el acuerdo para la compra de Talgo, sigue sin tener fecha para culminarse. El propio lehendakari ha reconocido este martes que cerrar la operación está siendo “mucho más complicado” de lo esperado. Aunque se ha mostrado “optimista” y ha pronosticado que el “cierre definitivo” “está cerca”, no ha ocultado que es necesario “fortalecer el balance y activar nuevas fuentes de financiación”.
Según ha señalado Pradales en su comparecencia tras el Consejo de Gobierno a preguntas de los periodistas, detrás del retraso de la firma está el impacto de la multa de Renfe a la compañía, por un importe de 116 millones, que “legalmente no se puede quitar” e “impacta directamente en el balance” de la empresa. El Gobierno vasco camina de la mano en esta operación con el empresario José Antonio Jainaga, dueño de Sidenor y las fundaciones BBK y Vital, para hacerse con el control del 29,76% de la empresa -al no llegar al 30% evita una OPA- pagando 4,15 euros por acción, que se ampliaría a con 0,85 euros más, vinculada esta horquilla a la consecución de determinados hitos industriales. Esto supone que el precio final queda en los 5 euros por título, muy por encima del precio actual de la acción. El pasado lunes cerró a 2,98 euros.
Pradales ha admitido que pensaban que la conclusión del proceso “iba a ser más sencillo”, por “las conversaciones previas que se habían mantenido a todos los niveles institucionales y también privados”. Además, ha señalado que creyeron que “la famosa multa de Renfe, se podía gestionar con otra celeridad” y, “sinceramente, está siendo mucho más complicado porque no se puede quitar”. “Legalmente, no se puede quitar algo que cuenta con todos los informes justificativos para que se aplique”, ha precisado.
Pradales ha señalado que, al ser una cantidad importante, de 116 millones de euros, “impacta directamente en el balance de la compañía” y, por lo tanto, “hay que reforzarlo”. Ha reiterado que el preacuerdo de compraventa con el fondo Trilantic sigue en vigor y que se trabaja con el Gobierno español para “buscar las fórmulas que permiten activar la financiación bancaria suficiente para que Talgo pueda seguir operando, que en términos de balance su impacto sea limitado y se produzca y se ejecute definitivamente el acuerdo de compraventa”. En este sentido ha recordado que hay “tres ministerios del Gobierno español implicados” en esta operación, lo que denota la complejidad que hay detrás“.
La 'clave' sería, según Pradales “ver cómo se fortalece el balance, cómo se activan nuevas fuentes de financiación para hacer frente a todo el marco de pedidos que se ha ido conociendo públicamente respecto a Talgo de cara a futuro, y también nuevas capacidades industriales que derivarían de esa mayor producción de la compañía”. “O sea, que hay que hacer un conjunto de operaciones que tienen que integrarse para que, no solo Talgo tenga control desde el punto de vista de un consorcio vasco en términos de propiedad, sino que tenga futuro, y futuro industrial; creo que es lo más relevante”, ha indicado.
Mientras se cierra la operación, José Antonio Jainaga, el dueño de Sidenor ha sido reconocido con el premio 'Joxe Mari Korta 2025', un galardón que otorga el Gobierno vasco por su compromiso con “el arraigo, la excelencia industrial, la apuesta por la innovación y la creación de empleo de calidad”. El galardón será entregado en un acto que se celebrará el próximo 10 de julio en Donostia, que será presidido por el propio lehendakari, Imanol Pradales.
Además, el fondo Finkatuz, el mismo vehículo financiero con el que el Gobierno vasco piensa materializar la entrada en Talgo, acaba de inyectar 35 millones de euros en dos empresas propiedad de Mirai Investments, el fondo inversor de José Antonio Jainaga. Se trata de kas empresas Innometal y Ohmnia Electronic, dos grupos industriales referentes a nivel de Estado en la industria electromecánica, cuyo accionista mayoritario es el fondo Mirai Investments, propiedad de Jainaga. Junto al Fondo del Instituto Vasco de Finanzas, se incorpora a esta operación la Fundación Vital con 17 millones de euros, es decir, que se repite en parte la estructura de la operación Talgo. Esta inyección de dinero da aire al consorcio propiedad de Jainaga, que está pendiente de materializar la compra del fabricante de trenes.
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