El Ayuntamiento de Bilbao debatirá propuestas para “dignificar” a las mujeres fusiladas en la cárcel franquista del Chalet Orue

María Fernández García, de Barakaldo, era vendedora de profesión, estaba afiliada a UGT y cuando la fusilaron en la improvisada cárcel franquista del Chalet Orue, en el barrio de Santutxu en Bilbao, tenía 53 años. Elvira Martínez Pascual, afiliada al PSOE y nacida en Bilbao, fue ejecutada en la misma cárcel con 48 años. Teresa Chiches Ledesma, jornalera de fábrica y afiliada a CNT, también de la capital vizcaína, tenía 26 años cuando fue fusilada. Dos menos tenía Cecilia Idirin Garate, de Basauri, a la que ejecutaron con 24 años. Ana Naranjo Martín, de Sestao y socialista, tenía 54 años cuando fue fusilada, Juana Mir García, periodista y también socialista, tenía 32 años, Berta Peña Parra, trabajadora doméstica y socialista de Sestao, tenía 42 años cuando la ejecutaron. Adelina Fernández Pérez, de Bilbao, era pescadera, estaba afiliada a CNT y tenía 48 años. Feliciana Echave Artola, de Bilbao, fusilada con 32 años, era trabajadora doméstica, Juana Abascal Nicolás, de Castro Urdiales, era jornalera y acabaron con su vida cuando tenía 29 años. La última de la larga lista de mujeres ejecutadas en la cárcel bilbaína durante el franquismo es Leónides Antruejo Lorenzo, de Sestao, trabajadora doméstica y socialista que fue fusilada con 35 años.
Todas ellas fueron encarceladas y fusiladas en el desaparecido Chalet de Orue de Santutxu, que funcionó como cárcel de mujeres entre 1937 y 1942. En total fueron alrededor de 1.500 las mujeres republicanas, socialistas, comunistas, anarquistas o nacionalistas, que pasaron por las cáceles de la villa, muchas de ellas en Larrinaga, cárcel de hombres en la que ingresaron también mujeres durante el régimen franquista y otras tantas en el conocido como Chalet Orue.
Con el objetivo de “dignificar” a estas mujeres desde la Plataforma Vasca contra los crímenes del franquismo, a través de la Asociación Goldatu Elkartea, han presentado una propuesta que se debatirá en el pleno del jueves 26 de junio del Ayuntamiento de Bilbao. “En dicha prisión, ubicada en los alrededores del barrio de Santutxu de Bilbao, fueron confinadas y fusiladas muchas mujeres por las fuerzas militares franquistas a partir de 1937, una vez en su poder todos los territorios vascos. La Asociación Goldatu Elkartea, presenta una propuesta para dignificar a 10 de aquellas mujeres fusiladas, cuyas criminales sentencias han sido localizadas recientemente y presentadas al Pleno”, informan desde la asociación memorialista.

En noviembre de 2022 el Ayuntamiento de Bilbao llevó a cabo el primer homenaje a estas mujeres y colocó una placa en su memoria. “Esas once mujeres que fueron sacadas de la cárcel, del chalet de Orue, para ser posteriormente fusiladas; mujeres que fueron encarceladas por pensar diferente, por su ideología, a veces por el simple hecho de ser mujeres”, aseguró el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, durante el homenaje en el que llamó a “recuperar la memoria, la dignidad de las mujeres” y destacó que, al referirse a las guerras “fundamentalmente se habla de hombres”.
Aquel homenaje, al igual que la nueva propuesta que se debatirá en el pleno, se realizó tras la petición de asociaciones memorialistas que buscan “rescatar del olvido las atrocidades ocurridas en el chalet habilitado como cárcel, en el que fueron recluidas cientos de mujeres, en ocasiones con sus hijos e hijas, a causa de sus ideas políticas o por el mero hecho de ser mujer”. “Muchas de las reclusas, malnutridas y hacinadas en condiciones infrahumanas, fueron objeto de torturas, violaciones y otros tipos de humillaciones públicas y privadas, incluso la muerte”, detallan las asociaciones.
Larrinaga y Orue conformaron la “estructura fundamental para la represión penal” de las mujeres en Bizkaia, cárceles en las que se estima que pudieron ser recluidas cerca de 3.000 mujeres entre 1937 y 1942. Cuando las tropas franquistas entraron en Bilbao, no existía una prisión de mujeres específica, por lo que fueron recluidas en la cárcel de Larrinaga, “establecimiento que solo era para hombres”, en un edificio denominado la “cuarta galería”. Sin embargo, “los problemas de saturación, falta de salubridad y medios para atender a tanta población penal, llevó a buscar una nueva ubicación”.

El lugar elegido fue una casa conocida como Chalet Orue, ubicada en la calle de Zabalbide a escasos 400 metros de Larrinaga. Ubicada en Santutxu, un barrio poco poblado en ese momento y situado en la zona alta de Bilbao, permitía “cierto aislamiento” de la ciudad. Además, la casa se encontraba vacía, ya que había sido requisada durante la guerra. El chalet era propiedad de la familia Orue, de tradición carlista “y muy conocida en la vida begoñesa de la época”, que tuvo que huir al comenzar la Guerra Civil. La casa original constaba con jardines de 7.500 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas entre sótano, planta baja y cuatro plantas con dormitorios, equivalentes a una superficie de 3.400 metros cuadrados. “Una gran casa que se habilitaría como prisión donde las mujeres estuvieron hacinadas”, recordaron durante el homenaje.
Tras su cierre, a partir de 1942, el edificio se convirtió en la conocida clínica médica de especialidades Santa Marta. Entre 1967 y 1968 fue demolido para construir las actuales viviendas del Grupo Monseñor Remigio Gandasegi “ante la necesidad habitacional de un barrio en fuerte expansión”.
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