'Katearen loturak', la lucha de madres para visibilizar la patología dual de sus hijos: “Sin ayuda solo les queda la cárcel o la muerte”

Se reúnen cada semana para desahogarse y poder seguir adelante. Cada una tiene una historia distinta, pero todas se entienden entre ellas, se escuchan, se apoyan, se ayudan. Ocupan el vacío que las instituciones no han sabido. También se informan, acuden a conferencias, a congresos y aprenden sobre aquello que hubieran querido conocer más de cerca antes de tener que vivirlo: la patología dual que padecen sus hijos. Ellas son 'Katearen loturak' una asociación compuesta por una treintena de familias, la mayoría madres, que busca dar visibilidad a la doble enfermedad que sus hijos padecen: por un lado, la adicción y por otro los problemas de salud mental.
“Nuestros hijos pasan de un servicio a otro, pero no reciben una atención integral por su patología dual. Hay recursos para las adicciones y centros psicosociales, pero no existe ninguno que aborde ambos en Euskadi y que sea público. Lo que buscamos es que se visibilicen estos problemas para que las instituciones se hagan cargo. Hasta ahora la responsabilidad recae en las familias”, lamenta Marta, que prefiere no dar su nombre verdadero, una de las impulsoras de la asociación, que nació en Arrasate-Mondragón (Gipuzkoa) en 2019 y madre de un joven que padece una adicción además de un trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
A la cita de esta semana acuden siete integrantes de la asociación. La mayoría de ellas son de Gipuzkoa, aunque también se acercan a asesorarse familias del resto de Euskadi y hasta llaman por teléfono y escriben familias de todo el país interesándose por el trabajo de 'Katearen loturak'. La sesión de esta semana es especialmente emotiva porque Leire, una de las integrantes, acaba de perder a su hermano Aitor con 32 años y Claire, que acaba de conocer la asociación y es su primer encuentro con otras familias, a su hijo Omar con 26. “Mi hermano Aitor falleció a los 32 años. Una edad joven, llena de sueños y un futuro que nunca pudo cumplir, todo por una enfermedad que pocos entienden: la patología dual. Desde que tenía 19 años, tanto él como toda nuestra familia luchamos por su bienestar. Pero, aunque Aitor intentó todo lo que pudo, el sistema no estaba preparado para darle el apoyo que necesitaba. Luchamos durante años, buscando ayuda en centros de salud, en psicólogos, en psiquiatras, pero siempre recibíamos la misma respuesta: puertas que se cerraban. El sistema está desbordado, mal preparado y, lo peor de todo, indiferente. Las personas con patologías duales, como Aitor, muchas veces son rechazadas y no reciben el cuidado que merecen, como si fueran casos perdidos”, lee Leire en una carta escrita en su teléfono móvil, mientras los demás asienten con la cabeza.
“Mi familia nunca dejó de intentar ayudar a Aitor. Él, por su parte, también luchó mucho. En muchas ocasiones hizo un esfuerzo enorme para mejorar y salir adelante, pero las herramientas que le ofrecían eran pocas. El apoyo de las instituciones, casi nulo. No hay suficientes centros especializados en patologías duales. En una sociedad que dice preocuparse por la salud mental, no tiene sentido que no existan más recursos para personas como mi hermano, que enfrentan una carga tan difícil. Aitor sufrió mucho, y con él, nuestra familia. Cada día era una batalla. Cada vez que pensábamos que podía mejorar, el sistema lo arrastraba de nuevo al fondo, sin esperanza. Durante todo ese tiempo, nunca encontramos una respuesta clara ni un camino real hacia la recuperación. Las instituciones, en lugar de ayudarnos, nos empujaban a buscar alternativas que muchas veces no existían o no funcionaban”, confiesa la joven, madre de dos hijas pequeñas.

Todas las familias coinciden en que se sienten ignoradas e incomprendidas por los distintos eslabones del sistema, desde la Policía a la que se ven obligadas a acudir cuando ocurre algún episodio violento o peligroso relacionado con su familiar enfermo, hasta los profesionales del sistema sanitario que en muchas ocasiones no cuentan con la formación ni la empatía necesaria para tratar con estas personas. “Lo que más duele es ver cómo este tipo de problemas no se toman en serio. Las personas con adicciones o enfermedades mentales muchas veces son ignoradas o tratadas como un problema más, cuando en realidad son personas que merecen ser tratadas con dignidad. Es urgente que se cambien los protocolos, que se destinen más recursos y que los fondos vayan donde realmente se necesita, para que casos como el de Aitor no terminen en tragedia. Este problema debe ser una prioridad, no una burocracia. Es hora de exigir que se tomen medidas para frenar esta situación. Los jóvenes de hoy no pueden seguir siendo ignorados. No podemos permitir que más familias sufran la pérdida de un ser querido como lo hicimos nosotros. Los problemas de salud mental y las adicciones deben ser tratados con seriedad y compromiso. La vida de Aitor es una tragedia, pero también un llamado urgente a cambiar. Y es hora de actuar”, asegura Leire.
Claire no dejó de luchar ni un segundo por la vida de su hijo. Durante años estuvieron vagando por las distintas administraciones y recursos públicos para que fuera atendido. “Nos dicen que los servicios están coordinados, que existen protocolos, pero es mentira. La nuestra ha sido una experiencia traumática, el trato hacia Omar en muchas ocasiones ha sido inhumano. A modo de solución le atiborraban de pastillas. A mí me decían que le echase de casa, que no le abriese la puerta, a mi propio hijo. Cuando le veía el psiquiatra solo estaba con él cinco minutos y era para cambiarle la medicación, cuando mi hijo lo que necesitaba era que lo entendiesen. Cuando lo ingresaban estaba en el mismo sitio que personas con trastornos alimenticios o personas con otros tipos de enfermedades, los meten a todos en el mismo saco, no reciben tratamientos individualizados. No hay recursos ni tiempo para que los atiendan con calidad”, reconoce la madre.
Es hora de exigir que se tomen medidas para frenar esta situación. Los jóvenes de hoy no pueden seguir siendo ignorados. No podemos permitir que más familias sufran la pérdida de un ser querido como lo hicimos nosotros
En la mayoría de casos, las familias llevan este tipo de situaciones en silencio y con culpa. “El estigma que tiene la sociedad es enorme. La sociedad no cree que los adictos tengan una enfermedad. Se vive con silencio, con vergüenza, con culpa. Hasta que hay un muerto encima de la mesa y nos echamos las manos a la cabeza. ¿De quién es la responsabilidad? ¿Por qué ocurre? Hay estudios que explican que los hijos como los nuestros tienen una vulnerabilidad biológica del cerebro, que consumir es una decisión personal, pero al tener un trastorno mental ya sea diagnosticado o no, las sustancias pueden provocar una reacción en su cerebro que les impida sostener su vida. Hay quien consume drogas y puede sostener su vida, ir al trabajo o tener una familia, nuestros hijos no”, explica otra de las madres.
Las horas van pasando y las trágicas historias van abriendo paso poco a poco a otras más esperanzadoras. Como la del hijo de Marta, que tras pasar cuatro años en prisión ha salido a la calle. “En la cárcel ha podido estudiar, la Universidad le ha ofrecido un tutor que ha estado apoyándole en todo momento. Ahora tiene un proyecto de vida y eso es muy importante para él y para que siga por el buen camino. Desde 'Katearen loturak' defendemos la justicia restaurativa, nadie dice que no asuman la responsabilidad de sus actos si cometen un delito, pero que además de ello se realice un tratamiento que aborde su patología dual, que se trabaje con ellos desde el trabajo social y no se les abandone a su suerte. Sin ayuda a estos chavales solo les queda la cárcel o la muerte y desde las instituciones deben evitar esto y crear una hoja de ruta que una todos los servicios y haya un protocolo unificado para que las familias no vayan dando tumbos y sepan exactamente qué hacer cuando tienen un caso así en casa”, detalla Marta.
En sus seis años de vida desde 'Katearen loturak' han acudido al Parlamento Vasco, a la Diputación de Gipuzkoa y se han reunido con el Ayuntamiento de Arrasate-Mondragón. También han participado en congresos como el 27º Congreso de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) celebrado este junio en Madrid. “Nuestro objetivo es que las instituciones cumplan lo que prometen y hagan su labor de prevención y actuación en los casos de patología dual. Y las familias que se vean identificadas con nuestras historias queremos que sepan que las reuniones nos han permitido conocer mejor a nuestros hijos, ver lo que ocurre también desde su perspectiva, echar agua al fuego en lugar de más gasolina, porque muchas veces te enfadas con la persona que tiene la adicción, no entiendes por qué lo hace. Algo importante es olvidar a tu hijo como lo conocías antes de que fuera adicto, entender que ese hijo ya no va a volver y olvidar las expectativas. Ahora tienes un nuevo hijo que necesita tu ayuda y la de la sociedad y las instituciones. En los 80 creíamos que era cuestión de voluntad, ahora la ciencia nos ha demostrado que no”, concluye Marta.

En febrero de 2024 las Juntas Generales de Gipuzkoa con los votos a favor de EH Bildu, PP y Podemos aprobaron una enmienda que instaba a la Diputación junto con Osakidetza a “abrir un centro de patología dual el cual deberá contar con el apoyo de un hospital de día para poder realizar el seguimiento de las recaídas con profesionales formados en patología dual y con un servicio de ayuda y apoyo a familiares de personas con esa patología”. El PNV y el PSE-EE votaron en contra de la enmienda y por el momento no hay información acerca de los avances de un nuevo centro.
Es importante olvidar a tu hijo como lo conocías antes de que fuera adicto, entender que ese hijo ya no va a volver y olvidar las expectativas. Ahora tienes un nuevo hijo que necesita tu ayuda y la de la sociedad y las instituciones
Sobre los recursos humanos que se ofrecen para salud mental, la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, ha destacado que, en los últimos años, la evolución de la asistencia “ha llevado aparejado un aprendizaje para el sistema y un incremento relevante del número de profesionales especializados”. Así, la plantilla en las estructuras hospitalarias y de salud mental en Euskadi ha tenido desde 2009 un incremento del 63%. En concreto, un 58% en el caso de psiquiatría de adultos y un 182% en el caso de psiquiatría infantil. Existe además un 19% más de profesionales en activo respecto a la plantilla estructural. En Euskadi hay 15 psiquiatras por 100.000 habitantes, “el ratio más alto del Estado”, ha apuntado.
Por su parte, el consejero de Salud, Alberto Martínez, entre los retos y objetivos marcados para la legislatura y presentados en el Parlamento Vasco el pasado septiembre defiende que “se dedicará una atención especial a la salud mental y emocional, especialmente entre las personas jóvenes, incidiendo en cuestiones como el suicidio, los trastornos de conducta alimentaria, la atención infanto-juvenil o la patología dual”. Sin embargo, las familias critican la falta de una atención especializada y concreta en patología dual, ya que, según sostienen, es la única forma de acabar con un problema que afecta cada vez a más población y en edades más tempranas.
El teléfono de 'Katearen loturak' es el 613019427 el correo electrónico katearenloturak@gmail.com y también se puede contactar con ellas a través de Instagram @katearenloturak
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