Calle Vecindario Represaliado en 36: así abraza Mansilla de las Mulas la memoria de sus muertos del franquismo olvidados

Familiares de los represaliados franquistas protagonizaron la lectura del acuerdo reparador en Mansilla de las Mulas.

Carlos J. Domínguez

“Cuando era un chiquillo mis amigos iban a su pueblo de vacaciones. Yo preguntaba a mi padre de dónde éramos y él me decía: nuestro pueblo es Mansilla de las Mulas. Pero yo no tenía casa aquí, ni familia, y me quedaba preocupado. Crecí y descubrí que, tras la tragedia de mi abuelo, que nunca silenciamos, en realidad éramos exiliados. Nos fuimos a León, a Valladolid, a Gijón, incluso a Suiza... Pero quiero que sepan que con su aprobación de hoy están impartiendo verdad, justicia y reparación. Pero sobre todo, esto: los exiliados volvemos al pueblo”.

Mario Francisco Villa contaba esto hoy en pie, sereno, ante la Corporación municipal de esta villa leonesa, reunida en Pleno, y ante decenas de vecinos y familiares de los 61 ejecutados por sentencia o 'paseados' en 1936 por pistoleros del franquismo, todos ellos paisanos del pueblo que sufrieron en común la mayor de las violencias. De ellos, además, seis eran el alcalde y concejales republicanos que pagaron con su vida haber sido elegidos democráticamente. Todos fueron perseguidos y señalados sobre todo por el primer alcalde designado por el régimen golpista, Blas Sanz Piñán.

Los asistentes que dejaron raquítico el salón de plenos, lucharon también contra el calor sofocante y rompieron a aplaudir sobre todo cuando se levantaron al unísono nueve manos. Eran las manos de todos los concejales de Mansilla, sin excepciones. Votaban un 'sí' unánime a la moción presentada por el PSOE, vehículo de la iniciativa popular firmada por cuarenta afectados por aquellas tragedias tras el golpe de estado que capitaneó Francisco Franco y que dejó un reguero de sangre por toda España mucho más allá de las trincheras de la Guerra Civil, como ocurrió en Mansilla y en casi toda la geografía leonesa.

Calle nueva sí pero no antes de un año

Esa aprobación se convertirá en un homenaje público y rotundo, sin precedentes en toda la provincia y muy pocos iguales en España: se nombrará oficialmente una calle de la localidad con el nombre 'Calle Vecindario Represaliado en 36'.

La moción pedía que fuera realidad en menos de un año pero la alcaldesa, Camino Lozano, del Partido Popular (PP) en minoría, argumentó posibles dificultades administrativas e inconvenientes, y consiguió convencer a los proponentes que ese nombre que reparará a todas las víctimas locales será realidad en la próxima creación de un nuevo vial con unas viviendas de protección oficial que se proyectan.

La historia de Casimira, la única mujer de la lista

En el acuerdo plenario ya consta, sin embargo, ese compromiso público y firme, al tiempo que se incorpora al archivo municipal y en la Biblioteca pública una copia completa entregada por las familias de la Causa 619/36 del Consejo de Guerra que condenó a muerte, irónicamente por traición al franquismo, a tan nutrido grupo de paisanos, 60 hombres y una mujer.

Ella era Casimira Marcos Merino, madre de tres hijas y dos hijos, ama de casa que fue 'paseada' por pistoleros junto uno de sus vástagos al que fue a buscar para sacar de la cárcel. Sus cuerpos permanecen en paradero desconocido. Muchos de los estimonios de sus herederos conmueven en este reportaje publicado hace años por eldiario.es.

El acto estuvo protagonizado por Pura Francisco Polledo, Olga Rodríguez Francisco y Pilar González Blanco, en representación de todas las familias, al cederles su turno de palabra la portavoz del Grupo Socialista, Carmen Polledo. Ellas resumieron aquellas horribles historias de muerte y otros tipos de represión, ellas defendieron las justas reclamaciones del texto y ellas, por boca de Pura, siempre incansable hasta llegar a este día histórico, desearon “que la violencia contra las personas y poblaciones nunca sea impune, que la banalidad del mal no termine sepultándonos”. “Que la memoria de estos hombres y esta mujer no desaparezca, un bálsamo que apunta apenas cuánto se podría hacer para enfrentar daños, injusticias y crímenes que siempre esperan su reparación, apostando por la paz y la defensa de la democracia”, declaró aguantando la congoja.

La regidora lamentó el “triste legado” dejado por aquella época de “luchas entre hermanos” y deseó que la nueva calle, los documentos oficiales y el Pleno mismo sirvieran para “avanzar en el camino de la reconciliación, independientemente de las ideas políticas”, como ocurrió en la Transición, aseguró. No lo hizo en público pero sí admitió después de la sesión que ha recibido “algunas presiones” de personas que no veían bien ni defender la moción ni votar a favor. Por su parte, el edil no adscrito, exmiembro de UPL, Óscar Cívicos, justificó su apoyo por “ser un acto de justicia, de respeto a las familias y a nuestra propia historia”, un tiempo que, dijo, “debe unirnos y no separarnos nunca más”.

“Tener claro qué pasó y que no puede volver a ocurrir”

Un acto que fue resumido por la periodista Olga Rodríguez, “nieta de un represaliado y bisneta de un asesinado y desaparecido”, algo que lógicamente la hace sentir “atravesada” por ello: “Han pasado demasiados años y esa justicia no se pudo hacer, pero todos estos pasos son pasos de normalidad democrática que además sirven como transmisión del conocimiento”. Y es que “tener claro qué fue lo que pasó y que no puede volver a ocurrir” depende de ese “conocimiento que nos hace libres y sirve para construir el futuro, para saber que crímenes de este calibre y represiones de esta envergadura jamás pueden volver a repetirse”.

En poco más de 20 minutos, en el pequeño salón de Mansilla decorado espontáneamente con una bandera republicana y la sacudida de multitud de abanicos, algunos con los simbólicos colores de arcoiris, se alcanzó hoy el alivio colectivo de encontrar la meta a un camino que comenzó a disparos hace 89 años a partir del 18 de julio de 1936.

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