Los vascos no creen que el lenguaje inclusivo sea “inútil”, pero consideran que “hay problemas más graves de injusticias sociales”

El lenguaje inclusivo disminuye el sesgo masculino que sí se encuentra al emplear el masculino genérico. Por lo tanto, ayuda a tener una visión más igualitaria de la sociedad. Esa es la conclusión principal de la investigación “El lenguaje como herramienta para el cambio social: Estudio teórico y empírico de algunas consecuencias del uso del lenguaje inclusivo”, llevada a cabo por el equipo de investigadoras formado por Laura Vela-Plo, Marina Ortega-Andrés y Marta de Pedis y presentada este lunes por el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde).
El estudio tiene como objetivo responder a la pregunta '¿Influye el lenguaje en cómo percibimos a las personas?' y para ello, las investigadoras han llevado a cabo tres estudios experimentales, dos de ellos en castellano con estudiantes de la EHU y con población general, y otro en euskera solo con alumnado de la universidad vasca. “En los estudios hemos llevado a cabo un análisis de las resistencias y apoyos hacia el uso de diferentes formas de representar a mujeres y hombres a través del lenguaje (masculino genérico, neomorfema, etc.). Los resultados de los estudios en castellano muestran que la población universitaria en la comunidad autónoma de Euskadi únicamente concuerda con la población general en tres resistencias. Consideran que deberíamos centrarnos en problemas más graves de injusticias sociales, como por ejemplo la pobreza, y no preocuparnos por la forma en la que hablamos; que el lenguaje inclusivo no es fácil de usar al hablar (pero sí fácil de entender y de escribir); y el uso constante del masculino genérico no parece incomodar o no gustar”, recoge la investigación, que también incluye que “ninguna de las dos poblaciones en castellano considera que emplear estrategias de lenguaje inclusivo sea inútil o ridículo”.
“Usar estrategias de lenguaje inclusivo consigue evitar el sesgo masculino y esto es importante para no aumentar asimetrías de género que ya existen en nuestra sociedad. No solo el lenguaje es importante a la hora de interpretar el género de las personas cuando leemos un texto, sino que el género de quien lee ese texto, su edad o su nivel de sexismo influyen en cómo se interpreta el lenguaje y cómo se representa a mujeres y hombres. En el informe también se desmontan algunos argumentos en contra del uso del lenguaje inclusivo, como pueden ser la economía del lenguaje, la falsa ambiguedad o la confusión entre género gramatical y social”, ha detallado la investigadora Marta De Pedis durante la presentación del estudio que ha sido el resultado de la beca que concede Emakunde a trabajos de investigación en Igualdad de Mujeres y Hombres, y pretender contribuir al conocimiento sobre la representación del género en el lenguaje para avanzar en el camino hacia un cambio social.
El 79% de las personas entrevistadas cree que las empresas sí tienen un sesgo sexista a la hora de emplear a una persona
La investigación apunta que, según el “enfoque de la (in)visibilización”, la única manera de evitar la invisibilidad de las mujeres en el imaginario colectivo es “hacer explícito que las mujeres están presentes”, y se puede alcanzar ese objetivo “tomando algunas decisiones lingüísticas específicas que evidencien sin ambigüedades la presencia de este grupo socialmente invisibilizado”. “Por tanto, cabría reconsiderar el uso de formas gramaticalmente masculinas en su función ”genérica“ (en adelante, MG) en español, cuyo significado es ambiguo. Tomemos un ejemplo específico. En castellano podríamos pronunciar la frase ”Espere a que un médico le llame“ sin saber cuál será el sexo del médico. En esta afirmación genérica, la expresión ”un médico“, por tanto, puede referirse a una médica o a un médico, teóricamente. Sin embargo, la gente parece interpretar típicamente estas expresiones ambiguas como si se refirieran únicamente a hombres (Guerrero Salazar, 2012; Aliaga, 2018); es decir, muestran un sesgo masculino en su interpretación”, aporta el estudio.
Este sesgo, como demuestra la investigación, también aparece en el mundo empresarial. “En cuanto a la percepción de sesgos relacionados con el género en las empresas, el 79% de las personas entrevistadas cree que las empresas sí tienen un sesgo sexista a la hora de emplear a una persona. De estas personas, el 76% cree que este sesgo hará que se empleen más hombres que mujeres. Mirando los datos, parece que las participantes mujeres son las que más opinan que hay un sesgo sexista (masculino) en los procesos de selección del personal”, apunta el documento.
En el caso del estudio en euskera, el 41% de las personas encuestadas opina que no se debería o no es necesario implementar estrategias de lenguaje inclusivo en euskera, mientras que el 32% (principalmente mujeres) opina que sí es necesario. “Aunque la mayoría de las personas no dicen ni muestran conocer estrategias para un uso más inclusivo del euskera (de hecho, casi ninguna), un 60%, opina que, en euskera, una estrategia de lenguaje inclusivo donde se mencionen a las mujeres explícitamente sería útil para que la presencia de las mujeres en los discursos fuera patente”, recoge la investigación.
El 41% de las personas encuestadas opina que no se debería o no es necesario implementar estrategias de lenguaje inclusivo en euskera
“En general, los resultados de estos estudios demuestran que las estrategias para representar a las personas en el discurso sí influyen en la toma de decisiones de la población, ya que existe un efecto dependiendo de qué estructuras gramaticales se emplean y las características sociodemográficas de la población. Además, vemos que hay diferencias en cómo esto afecta a la población dependiendo de su género (hombres o mujeres), de su edad, del grupo social (estudiantes en la CAE o población general en el estado), y de las actitudes y opiniones previas hacia las mujeres y hacia el lenguaje inclusivo (resultado en la escala de sexismo ambivalente ASI), lo cual no ha sido debidamente controlado en estudios previos”, concluye el estudio.
Por su parte, la directora de Emakunde, Miren Elgarresta, ha incidido en que el lenguaje inclusivo ayuda a tener una sociedad más igualitaria. “Este estudio nos permite reflexionar sobre la importancia del lenguaje, y cómo el uso del lenguaje inclusivo influye en nuestros comportamientos y nos ayuda a tener una visión más igualitaria de la sociedad o al menos a no aumentar asimetrías de género ya existentes”, ha destacado, mientras las autoras han insistido en la necesidad de profundizar en estos estudios experimentales tanto en euskera como en castellano y en una población amplia para comprender detalladamente cómo el género gramatical afecta a las expectativas de las lectoras y lectores.
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