Un Trump armado por las calles de Bilbao: la última performance del artista Ramón Churruca contra la guerra

En una de las siete calles del Casco Viejo de Bilbao un escaparate llama la atención de los transeúntes. En ella, un hombre disfrazado de Donald Trump empuña dos metralletas. Está sentado y tras el cristal interactúa con el público mientras muestra la portada del XL Semanal con la cara de Trump como “Hombre del año”. También lleva un cartel en el que se lee “Exorcism to Trump. Crash Trump Gaza Resort. Fuck alligator Alcatraz. Se trata de la última performance del artista Ramón Churruca (Bilbao, 1964), uno de los máximos exponentes de la disciplina de la performance en Euskadi.
“Me parece delirante que un personaje como Trump, que viene de un reality 'The Apprentice' , un concurso en el que participaban empresarios para ganar un contrato en una de sus empresas, haya llegado a presidente de los Estados Unidos dos veces. Quería reflejar eso además de hacer una crítica al resort que Trump anunció en Gaza”, explica Churruca a este periódico.
La performance, que Churruca realiza en la sala LuzGas, está acompañada de collages con fotos del presidente de EEUU y de un vídeo con entrevistas de Trump, mezclada con declaraciones de otros políticos y eventos. Su objetivo con ella es tratar de concienciar sobre la guerra y los efectos de las decisiones que Trump toma en todo el mundo. “Estamos copiando el modelo estadounidense. Están transformando Bilbao en una ciudad de turistas, los edificios del Casco Viejo como los conocemos están desapareciendo porque los venden a los fondos buitres. Frente al escaparate pasan turistas y ven lo que hago. Todo acto de arte es inútil, pero hay que hacerlo, yo necesito sacar mi opinión, aunque haya gente que mire para otro lado”, sostiene.
Churruca conoce la realidad de Estados Unidos porque ha vivido diez años en el país, cinco de ellos indocumentado. “Saqué la carrera en el BFA San Francisco Art Institute de San Francisco y me quedé ahí. Ahora Trump anuncia que quiere deportar millones de migrantes y parece que no se puede hacer nada contra eso. Mi manera de lidiar con esa inutilidad es el arte”, reconoce el artista.
A lo largo de su carrera ha llevado a cabo performances llamativas que hacen reflexionar al público como “Puente a la locura”, en el que Churruca se lanza atado con una cuerda por el Puente de la Rivera, uno de los puentes de la ría de Bilbao. “Conexión entre la margen derecha y la margen izquierda. Las márgenes oficiales de la ría, aunque si me giro sobre mí mismo en 180 grados, en el puente peatonal de la Rivera la margen izquierda se transforma momentáneamente en la derecha y viceversa...txistularis, borrokas, argelinos, pijos, modernos y modernas, artistas, yonkis, personas mayores, turistas, antiguos y antiguas, prostitutas, mercaderes, revistas de moda y tendencias, arquitectas, gente que va a comer, gente que va a pasear, guapas y feos, alcohólicos y abstemios, estudiantes, deportistas, negros y negras, blancos y blancas, chinos y chinas, gente de muchos tipos de razas, marginados y no tanto, tenderos y tenderas y un largo etcétera... puente de paso...puente entre las culturas”, explica sobre ese proyecto.

En sus performances Churruca utiliza máscaras para dar forma a sus personajes. Como el de Trump, pero también como en su obra 'Mi vecino es artista', donde denuncia el edadismo portando una camiseta en la que se lee “Puto señor mayor”. “Cuando te jubilas eres como un turista, un turista de la vida, pero lo que haces con tu tiempo libre es envejecer”, reconoce en esa obra de forma crítica.
Con una de sus máscaras llevó su performance hasta la televisión, participando en el programa 'First Date' de Cuatro donde usó la careta de un hombre con la piel quemada que lleva décadas utilizando en sus obras y que es “una crítica al culto a la belleza y a la juventud eterna”, como él mismo explica. Dicha obra se llama 'Monstruo Analógico' una performance con la que critica “la enorme obsesión que existe hoy día por la belleza y la juventud eterna”. “Estoy completamente en contra de la 'gerontofobia' que existe en este país, que es el odio al viejo, a la gente mayor”, concluye el artista.
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