Gentrificación no es un nombre de señora
Gentrificación (aburguesamiento, elitización) es un proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio deteriorado y con pauperismo es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo, como consecuencia de programas de recalificación de espacios urbanos estratégicos.
Bajo nuestro punto de vista esto sucede como consecuencia de las políticas neoliberales ejercidas por aquellos que gestionan la ciudad bajo los parámetros del llamado city branding (ciudades-marca), en su interés por competir por un posicionamiento global en circuitos internacionales. De esta forma las ciudades contemporáneas son gestionadas como si fueran un producto.
Es importante señalar también las teorías del economista Richard Florida sobre la clase creativa. En su libro –casi una biblia contemporánea referencia para muchos políticos y gestores– Creative Class, afirma que “la creatividad humana es el recurso económico definitivo” y que debemos estimular y atraer artistas, arquitectos, diseñadores o escritores a las ciudades para que estas prosperen económicamente. La consiguiente aplicación de este tipo de teorías al marketing de las ciudades provoca la instrumentalización de la cultura a favor de procesos que, como la gentrificación, suponen la creación de espacios excluyentes y de segregación social donde los grupos de población económicamente más vulnerables son empujados hacia las periferias o zonas más deprimidas. Nosotros nos preguntamos: ¿qué ocurre con las personas que además no pertenecen a esa supuesta clase creativa?
El taller Gentrificación no es un nombre de señora
El colectivo Left Hand Rotation no lo forman arquitectos, ni urbanistas, ni antropólogos. Como colectivo artístico abordamos esta problemática en las ciudades modernas desde el punto de vista cultural, ya que esa instrumentalización que de la cultura se hace desarticula la mayoría de las propuestas críticas que se formulan desde la acción artística, fagocitándolas con intereses inmobiliarios, empresariales y financieros.
Hace dos años creamos el proyecto Gentrificación no es un nombre de señora, un taller que hemos impartido en ocho ciudades de cuatro países diferentes, además de varias charlas y exposiciones.
Precisamente en el primero de esos talleres, impartido en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, creamos la plataforma de colaboración Museo de los Desplazados, construida a partir del registro y documentación de todo aquello que se pierde en los procesos de gentrificación, siendo este un archivo abierto, incompleto, en continuo proceso de desarrollo y necesariamente colectivo. Es en esa colectividad también es donde se debe decidir si es este un archivo de lo que hay que olvidar o recuperar.
Madrid
En octubre de 2011 impartimos el taller en el Espacio Offlimits de Madrid (situado en el barrio de Lavapiés). Nos centramos en trabajar con los participantes sobre la capital y los numerosos casos que en ella están aconteciendo, provocados, entre otros factores, por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y el Proyecto Madrid Centro, un plan estratégico para revitalizar los distritos de la llamada almendra central de Madrid (formada por los distritos de Centro, Arganzuela, Retiro, Salamanca, Chamartín, Tetuán y Chamberí). Por otro lado las conocidas candidaturas para albergar los Juegos Olímpicos no hacen más que acentuar el afán del poder público local por conseguir hacer de Madrid una nueva ciudad-marca, un nuevo espacio planificado para el consumo y el turismo.
Dos de los casos más conocidos de barrios en procesos de gentrificación son Malasaña (antiguo barrio de la Universidad) y Lavapiés. En cuanto al primero tenemos que destacar el Proyecto Triball S.L. (Triángulo Ballesta, en las traseras de la Gran Vía), una asociación de comerciantes con una promotora inmobiliaria detrás, Rehabilitar Gestión S.L., (especialista en trabajar en la zona centro de Madrid) que crea destacadas campañas de marketing (la más sangrante llamada Okupación creativa, con una clara instrumentalización del movimiento okupa del centro de Madrid) dando facilidades a diseñadores y artistas –la denominada clase creativa, en definitiva– en el alquiler de locales comerciales en el barrio, con la intención de revitalizar esta zona ya degradada (prostitución y tráfico/consumo de drogas) en gran parte por el abandono del ayuntamiento durante la primera década de 2000. Supone por tanto otro claro caso de recurrencia a un poder privado con intereses económicos en la zona para gestionar la realidad social de un barrio. Los resultados, además de una clara subida en el precio de los alquileres, son la privatización de espacios públicos como la plaza Santa María Soledad Torres Acosta, en la actualidad siempre ocupada por mercados o campañas y eventos de publicidad de productos.
En cuanto a Lavapiés, los valores del barrio a instrumentalizar para hacerlo un lugar estratégico para la inversión privada son su casticidad y multiculturalidad, ya sea esta segunda por el alto número de inmigrantes (en torno a un 40%) o por la oferta cultural tanto institucional como privada: Museo Reina Sofía, Filmoteca o La Casa Encendida, además de numerosos teatros y espacios artísticos independientes, como el propio Off Limits o Tabacalera.
Desde los años ochenta los bajos precios de alquiler –habitado en aquel entonces por un perfil de persona mayor, en las populares corralas– atrae a gente joven e inmigrantes hasta que justo antes del cambio de siglo comienza un proceso de rehabilitación del barrio (declarado Zona de Rehabilitación Integral) que comienza a utilizar como reclamo precisamente su ambiente bohemio y que produce subidas de precio en los alquileres de hasta un 300%. En 2004 aparece el PERCU (Plan Estratégico de Revitalización del Centro Urbano), que pretende dar solución a la infravivienda, los inmuebles degradados y vacíos, y donde nuevamente la aportación privada es mucho mayor que la pública, lo que ha provocado conflictos con los vecinos de la zona, que continúan demandando su derecho de expropiación y posterior rehabilitación y realojo. Las propias administraciones públicas reconocen esa necesidad de estimular la inversión privada, y adjudican edificios ya expropiados a promotoras interesadas en la promoción de viviendas, en lugar de la construcción de la vivienda pública tan demandada.
Precisamente tomando la ciudad de Madrid como ejemplo podemos confirmar algunas de las teorías planteadas en los talleres impartidos: la planificación urbana establece con frecuencia la diferenciación de los espacios que suele prolongar las diferencias sociales previas existentes en la ciudad. Esto es muy claro en el denominado Plan Vigador (Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, desarrollado en 1946). En él se estableció la división de la ciudad en tres partes de acuerdo a sus recursos naturales y a las características de la población, con normativas diferentes para cada una: la cabeza, parte noble de la ciudad, espacio para la burguesía y clase media, correspondería al norte; estómago, zona de servicios, correspondería al centro urbano; y pies, asentamiento de la población obrera, en la zona sur o denominado cinturón rojo.
Quizá teorías como esta llevaron al geógrafo David Harvey a afirmar que “La imagen de la desigualdad social está ligada a la imagen espacial”.
Left Hand Rotation