¿Había una vez un pirata bueno?
Las autoridades no dejan de advertirnos de los peligros de la piratería, del daño que hace a la industria cinematográfica y de cómo amenaza la supervivencia del propio cine. Por eso mismo sorprenden los datos sobre la recaudación de este último año en Estados Unidos. En 2012 se han estrenado más películas que nunca, nada menos que 655, y por primera vez en la historia, los ingresos han superado los 10,7 billones de dólares, según datos que recoge la web Torrentfreak.com.
Estos datos parecen dar la razón a dos recientes artículos académicos que ponen en cuestión la visión oficial sobre la piratería y nos proporcionan algunas perspectivas inéditas.
En 'Reel Piracy: The Effect of Online Film Piracy on International Box Office Sales', Brett Danaher (Wellesley College) y Joel Waldfogel (Univesity of Minnesota), desmienten que la copia ilegal perjudique los ingresos y compita de hecho con la exhibición en salas. Según los datos que proporcionan, sólo tiene efecto en los casos en que se retrasa mucho la exhibición en otros países de una película. Sólo entonces sería significativo el impacto de la piratería que reduciría los ingresos por la exhibición internacional en un 7% a causa de las copias ilegales que circulan antes del estreno. De ser cierto, es la propia industria del cine la que podría evitar el daño de la piratería, acortando el retraso en el estreno en otros países. De hecho, en países como Holanda y Suiza han decidido no ilegalizar las descargas mientras la industria no tenga disponible el mismo contenido legalmente.
Por otra parte, en 'Piracy and Movie Revenues: Evidence from Megaupload', Christian Peukert (Munich School of Management) y Jörg Claussen (Copenhagen Business School) sostienen que el cierre de Megaupload produjo un impacto negativo en la venta de entradas. Sin Megaupload se vendieron menos entradas. Su teoría defiende que las copias ilegales funcionan de hecho como una forma de promoción que aumenta los ingresos de buen número de películas que pueden ser conocidas a través de redes sociales y del boca a boca. Lo curioso es que el estudio comprueba que ese efecto no funciona con las que se estrenan en más de 500 salas, es decir, con las superproducciones, que en cambio no se benefician de esta promoción y sí sufren un ligero descenso de espectadores por la piratería. Si tuvieran razón, atacar la piratería sería en cierto modo defender las superproducciones, en perjuicio de películas sin un lanzamiento comercial tan generoso.