Nuestros imprescindibles en Tokio: lo que no debe faltar en tu primer viaje a la capital de Japón
De lo más tradicional a lo más transgresor; desde los templos más tradicionales a los mentideros de las lolitas góticas y otras tribus urbanas de lo más estrambótico y ‘friki’; desde los mercados de pescado a los love hotels dónde poder idear las fantasías sexuales más peregrinas o echarte unas risas; desde barrios con casas de madera de cientos de años a modernos distritos dónde mandan el acero, el cristal y la fibra óptica. Esto es Tokio y todo puede pasar. Una ciudad gigantesca no sólo por su tamaño. Lo es también por lo desmesurado de todo lo que ofrece: riadas de gente; capitalismo a lo bestia; las modas más insospechadas y las costumbres más chocantes. Saber que ver en Tokio y no dejarse nada atrás es misión imposible.
Tratar de ‘conocer’ Tokio de verdad es una tarea titánica que no se acaba en dos o tres semanas. Eso sería imposible. Tampoco te vamos a engañar. Estos consejos y lugares no son todo lo que hay que ver y, es más, es un listado totalmente subjetivo. Hay miles de cosas que ver y mucho que aprender y aprehender de la capital de Japón, un lugar, como te decíamos antes, desmesurado persé y, en muchas ocasiones, difícil de comprender. La cultura japonesa es imponente. Y estar allí es una magnífica oportunidad para empaparse de ella. Un ejemplo es ir hasta el Teatro Kabukiza Teatro Kabukiza (4 Chome-12-15 Ginza) para ver una representación de Kabuki, la ópera japonesa aprovechando que te dan unos auriculares para explicarte lo que estás viendo (en inglés eso sí); participar en alguna ceremonia del té o irte a ver Sumo en el Ryogoku Kokugikan Ryogoku Kokugikan (Sumida-ku, Yokoami, 1 Chome−3), que es algo así como el estadio nacional de esta disciplina deportiva. Y ahora vamos con nuestros imprescindibles.
Visitar los Jardines del Palacio Imperial (Kokyo) y pasearte por la Estación Central.- El Kokyo Kokyo es la residencia oficial de la familia real japonesa y, también, un símbolo del nuevo país surgido tras la desaparición de los Shogunes del periodo Edo . Este enorme complejo de jardines y edificios se edificó sobre un antiguo castillo Edo y supuso toda una demostración de fuerza de la nueva monarquía que abrió Japón al mundo en el siglo XIX. Muchos dicen que no vale la pena pagar la entrada y asistir al tour (en japonés) y que basta con dar un paseo por los jardines y ver los edificios a desde la distancia. Para gustos colores. Los grupos son muy reducidos y no se permite entrar en los pabellones. Muy cerca del Palacio Imperial se encuentra la Estación Central de Tokio, que es un verdadero enjambre. Es impresionante ver como tanta gente no degenera en caos cada cinco minutos.
El barrio de Asakusa.- Es el corazón de la vieja Tokio y también su centro espiritual. Aquí se encuentra el Senso-Ji (2 Chome-3-1 Asakusa; Horario: 6.00 – 17.00) el principal templo budista de la ciuad y, también, el más grande y venerado. Está dedicado al Avalokitesvara o Asakusa Kannon, el Buda de la Compasión. Es uno de los pocos testigos de la época Edo en la ciudad (aunque fue reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial) y una de las postales básicas de cualquier viaje a Tokio. En el ‘área de los templos’ hay para elegir y para pasar un buen par de horas. Otros lugar interesantes son la calle Kappabashi repleta de pequeñas tiendas de menaje para la cocina (ideal para comprar platos tradicionales o copas de cerámica) y la calle Nakamise Dor, antiguo mercado para los peregrinos del Senso-Ji y hoy llena de tiendas de recuerdos y comida. En este barrio se encuentra la Tokyo Sky TreeTokyo Sky Tree uno de los mejores miradores de toda la ciudad. Desde aquí se puede tomar cualquiera de los botes suijo basu que recorren el Río Sumida hasta la Isla de Obaida, en la Bahía tokiata, en la que hay un par de parques muy interesantes entre ellos un paraíso para fanáticos de Lego: El Legoland Discovery Center Legoland Discovery Center .
Ver la ciudad desde las alturas .- Una megápolis como ésta presume de nuevos iconos de modernidad prácticamente cada pocos años. Los nuevos rascacielos se van sumando a una lista que crece sin parar. Pero ya sabes que la capital de Japón es, también, un lugar dónde se aprecia lo tradicional y por eso empezamos por la Torre de Tokio Torre de Tokio (4 Chome-2-8 Shibakōen, Minato-ku; Horario: 9.00 – 23.00) se levantó a mediados del XX como torre de comunicaciones, pero desde su inauguración en 1958 también ejerce como atracción turística y privilegiado mirador. Para curiosos, la torre mide casi 333 metros (ocho más que al Torre Eiffel) y pesa unas 4.000 toneladas. Hay dos miradores; el principal se encuentra a 150 metros de altura y el especial a 250 ( de acceso en tours especiales ). Otro mirador que ofrece vistas increíbles y que se encuentra muy cerca de la Torre de Tokio es el observatorio de Roppongui Hills Roppongui Hills (6 Chome-10-1 Roppongi; Horario: 11.00 - 20.00) que tiene la ventaja de ser al aire libre.
La atalaya más espectacular es la Tokyo Sky Tree (1 Chome-1-2 Oshiage, Sumida-ku ; Horario: 8.00 – 22.00; Ver guía en Español ), que con sus 634 metros de altura es la más alta del mundo en su clase. Las vistas son, sencillamente espectaculares (toda la ciudad y hasta el Monte Fuji si está el día despejado, aunque la entrada es bastante cara (4.000 yenes – ver cambio - el combo de los dos miradores -350 y 450 metros-). Y para presupuestos reducidos está el mirador de las Oficinas Municipales –Tocho- Oficinas Municipales –Tocho- (2 Chome-8-1 Nishishinjuku; Horario: 9.30 – 23.00) que está a casi 250 metros de altura, también tiene vistas espectaculares y es gratis.
El cruce de Shibuya.- Topicazo imprescindible. Desde dónde mejor se ve es desde la pasarela del metro de Shibuya. Es, sin duda alguna, el paso de peatones más famoso del mundo y, también, una imagen gráfica de lo que es el Japón de nuestros días: una desmesura de gente pero con unas altísimas dosis de organización. Los semáforos paran el tráfico cada tres minutos y, entonces, cientos de personas –miles en algunos casos- cruzan la calle por los cinco pasos de peatones formando un verdadero hormiguero humano. Las luces de neón y las construcciones modernas acentúan esa sensación de deshumanización y de enjambre humano. Es muy difícil describir Shibuya sin caer en estos tópicos y aún más para mentalidades como las nuestras. Eso sí, los japoneses vuelven a demostrar su capacidad de organización pese a las multitudes. Muy cerca de Shibuya (en los términos relativos de una ciudad como Tokio) se encuentra el barrio de Ebisu, un verdadero paraíso para compradores compulsivos lleno de tiendas para todos los gustos y bolsillos; desde lo más actual a lo más vintage pasando por las curiosas modas urbanas niponas.
Al norte de Shibuya se encuentra el barrio de Harajuku, famoso por la moda del ‘Cosplay’ o el Juego de Disfraces que tiene una legión de seguidores en el país. Entre semana, esta zona de la capital es una animada área de compras. La calle Omotesando es la milla de oro tokiota con las más prestigiosas de ropa y complementos del mundo. Y las calles que salen a uno y otro lado son un universo de boutiques dónde se vende desde lo más exclusivo a lo más estrafalario (en Takeshita Dori hay multitud de tiendas dedicadas al Cosplay). Y durante los fines de semana (sobre todo los domingos) el barrio es un hervidero de lolitas góticas, colegialas subidas de tono, personajes del animé y toda la fauna humana que puedas imaginar. Los domingos, el epicentro del Cosplay es el Parque Yoyogui.
La Colina del Amor.- Los lovehotels son una de las propuestas más bizarras de Tokio, que ya es decir. El área de Dogenzaka se encuentra en el distrito de Shibuya y es una auténtica aglomeración de lo que nosotros conocemos como albergues transitorios (los argentinos lo llaman Telos) en los que se paga por horas, generalmente, para echarle una alegría al cuerpo con la parienta, pariente o con quien uno quiera o pueda. Algunos de estos hoteles ofertan habitaciones temáticas con lo que uno o una puede cumplir su fantasía romana, egipcia o hacerlo en un vagón de metro (que los hay) o en la mismísima cueva de Batman. ‘Hay gente pa to’.
Visitar Yanaka, el barrio más tradicional de la capital nipona.- Muy pocos viajeros se internan por esta zona de la ciudad y se van sin disfrutar del trozo del Tokio del periodo Edo mejor conservado. Durante siglos, esta zona fue famosa en la ciudad por sus templos y sus prostíbulos (curiosa combinación). De aquellos tiempos quedaron sólo los templos y adoratorios que suman más de 300, siendo algunos de los más antiguos y venerados de la capital. Como botón de muestra sirvan el el Templo de Kaneiji (Dirección: Uenosakuragi 1-14-11; Tel: (+81) 3 3821 4440) que es de los más antiguos de toda la ciudad (siglo XVII) y panteón de seis de los 13 shogunes de la Era Edo (jefes militares del imperio) y muy cerca se encuentra el Templo de Jomyoin (Dirección: Uenosakuragi, 2 Chome−6; Tel: (+81) 3 3828 2791) que guarda en su patio más de 54.000 pequeñas estatuas de jizô donadas por familias para proteger a sus hijos. Otro de los encantos del barrio es el cuidado Cementerio de Yanaka (Dirección: 7 Chome-5-24; Tel: (+81) 3 3821 4456; Horario: LD 8.30 – 17.15), el más grande y antiguo de la ciudad. También hay museos interesantes y muchas manzanas de casas varias veces centenarias. Es nuestro lugar favorito de Tokio. (Acceso Estación Nippori).
Hipsters y cerezos en Nakameguro.- Es el lugar preferido por los propios tokiotas. Durante la época de floración de los cerezos (entre marzo y abril –los cerezos florecen sólo unos días dependiendo de las temperaturas y lo que haya llovido en invierno) aquí se celebra el Festival de los Cerezos y el cauce del Río Meguro los famosos canales del barrio se tiñen de rosa. Pero fuera de estas fechas también es una buena opción para dar un paseo. Nakameguro está llena de cafés coquetos, cervecerías artesanales, tiendas de ropa y diseño y todo lo que su hipster población necesita para ser chachis. También hay bonitos jardines y algunos templos que bien merecen una visita; no todo van a ser pijos japoneses.
Perderse por las calles de Shinjuku.- Es la idea que te viene a la mente cuando piensas en Tokio: una maraña de rascacielos, centros comerciales y calles repletas de tiendas, karaokes, bares y establecimientos de todo tipo que al llegar la noche se convierte en un mundo de neones de mil colores cada cual más chillón . Hay dos Shinjukus. De día es el centro administrativo y de negocios de la capital. Si no te asustan las aglomeraciones pasa por la Estación de Metro de Shinjuku para ver el lugar más transitado del planeta (más de seis millones de personas al día). Aquí se encuentra el Ayuntamiento (ya te hablamos de su mirador gratuito), el atractivo barrio coreano de Shin-Okubo (ideal para ir a comer) y el Shinjuku Gyoen, uno de los mejores y más tranquilos jardines públicos de la capital. Y de noche todo se concentra en torno al Kabukicho, un par de manzanas llenas de bares, salones de videojuegos, karaokes y todo lo que te puedas imaginar. Es increíble ver como los tokiotas serios se pasan de largo por las noches y desbarran con el alcohol; para muchos la única manera de escapar a la tensión de un ambiente laboral y social asfixiante.
Ver una subasta pública en la mayor lonja de pescado del mundo .- La Lonja de Tsukiji es el mercado público de pescado más grande del mundo y las subastas de atún rojo (manjar muy apreciado por los japoneses) son la estrella de la jornada. Sólo entran 120 turistas al día (ebn dos turnos de apenas 15 minutos a las 5.50 y a las 6.05 y con estrictas normas de comportamiento y respeto . La única manera de entrar es llegar pronto y tener suerte, ya que muchas veces no hay subasta por falta de género. Más allá de la subasta de Atún, un paseo por el mercado es un plan más que recomendable. Y la costumbre es terminar la visita comiendo sushi (aún si es para desayunar) en cualquiera de los barecillos que hay en la zona. Los que tienen más cola son los mejores.
Fotos con licencia CC: Balint Földesi ; Alexander Svensson ; Kyle Hasegawa ; Timothy Vollmer ; Leland Rechis ; Joshua Damasio ; istolethetv ; Yuya Tamai ;