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Encuestas de las europeas: los nuevos partidos podrían conseguir su euroescaño

g1

José Antonio Gómez Yáñez

Ya están todas las encuestas. Hoy, lunes 19, aparecen las de Sigma Dos-El Mundo, con una estimación muy negativa para el PSOE (25,7%, la más baja de las que se han publicado) y NC-Report-La Razón, en línea con las demás, con la salvedad de IU, por encima de la media. Sus trabajos de campo fueron casi simultáneos a los de Metroscopia-El País y Gad-3-ABC publicadas ayer.

En lo que se refiere a los partidos nacionales, la que más se desvía de la tendencia general es Sigma Dos-El Mundo con su estimación sobre el PSOE. Es interesante esta encuesta porque, como se ve en el cuadro, en una semana da un descenso de un 1,1% al PP y de un 2,7% (¡nada menos!) al PSOE, y crecimiento a IU del 1,5% y a UPyD del 0,6%. También crecen los “nuevos” en esta encuesta. Incluso corrigiendo sus sesgos, el bajón que atribuye al PSOE hace que descienda su “media estandarizada” al 28,4% (ver gráfico). El trabajo de campo de Gad3-ABC fue casi simultáneo al de Sigma Dos-El Mundo pero reduce el retroceso del PSOE al 0,6%, y tanto Metroscopia-El País como NCReport-La Razón lo mantienen entorno al 30%. Tampoco parece que haya ocurrido nada significativo en la campaña del PSOE que explicase este brusco descenso. Por lo tanto, aunque las medias estandarizadas varían un poco al introducir estas dos últimas encuestas, no son variaciones relevantes, y en el caso del PSOE plausiblemente es exagerado su descenso en la última semana.

Todas están dando entrada en las dos últimas semanas a los “pequeños”, a los que se podrían denominar partidos “transideológicos” pues sus denominaciones hacen referencia al deseo/necesidad de expresión más que a un proyecto apoyado en una ideología (Ciudadanos, Compromís-Equo, Podemos, Vox; Unión, Progreso y Democracia fue el primero y, por ahora, el más afortunado de ellos). Esto es significativo, la demanda social que reflejan estos partidos es más expresiva que ideológica. El caso de Vox es especial, trata de abrirse un hueco en el centro derecha, pero allí se produjo una reacción de este electorado favorable al PP hace unas semanas, que se ha mantenido, da la impresión de que la “ventana de oportunidad” se cerró. Los demás se mueven para que los votantes de la gran bolsa de abstención que gravita alrededor del PSOE reparen en ellos, mientras Ciudadanos lo hace en el espacio de UPyD.

Se mantienen las conclusiones de anteayer.

Los dos partidos que parecían llamados a recoger los restos del bipartidismo tienen problemas, según las estimaciones. IU no crece, o sea, que no atrae votantes del PSOE y puede estar perdiéndolos hacia nuevos partidos. UPyD tiene fugas hacia los nuevos, sobre todo Ciudadanos, su voto parece demasiado volátil y no consigue retenerlo.

La pléyade de nuevos partidos se acerca al umbral de conseguir su euroescaño: Podemos y Ciudadanos están en torno al 3%, Compromis-Equo y Bindu+BNG en el 2%. A Vox Celeste.tel-eldiario.es le asigna un 1,6% y Sigma Dos-El Mundo un 1,3%, fuera del umbral de reparto de escaños.

Está ocurriendo algo que puede sonar extraño. Según aparecen encuestas y se pueden calcular los sesgos de las distintas empresas los resultados se parecen más (salvo la citada de Sigma Dos sobre el PSOE), es decir, hay que pensar que están obteniendo resultados de campo muy similares que luego se matizan por los procedimientos estadísticos de dada uno o su “análisis”.

Las encuestas disponibles ahora se dividen en dos clases. Las equilibradas, Celeste.tel-eldiario.es, Metroscopia-El País y NCReport-La Razón, las tres estiman para el PP alrededor del 32,5% y para el PSOE el 30%. Y las desequilibradas, GAd3-ABC y Sigma Dos-El Mundo, con diferencias de un 6%, situando al PSOE por debajo del 28% o del 26%. Por anticipado, la semana pasada, nuestro amigo jmaguilar62 planteaba el tema de los márgenes de error. Esa es “la pregunta”. Los libros dicen que los márgenes de error de una encuesta dependen de la dimensión y el diseño de la muestra. No es verdad, del todo. Supongamos una encuesta bien hecha: muestra, cuestionario, trabajo de campo, etc. Siempre hay un margen de error derivado de la dimensión y diseño de la muestra, eso es lo que está en los libros. Ahora bien, si por margen de error entendemos que las respuestas directas de los entrevistados sobre recuerdo e intención de voto se ajusten a la realidad, la fuente mayor de desviaciones son los entrevistados. Sus respuestas están cargadas de sus análisis del presente, sesgadas por fenómenos de opinión pública que presionan sobre ellos o les aconsejan ocultar su voto o declarar que piensan votar por un partido por el que no lo hará, o que no votó, etc. Esta segunda fuente de error está descrita en muy pocos libros. El papel del responsable de una encuesta es detectar esos sesgos, conocerlos, anticiparse a ellos, saber cómo influyen en los entrevistados y cómo manejarlos. Lo que habitualmente se hace es considerar que estas desviaciones son errores de muestreo, para corregirlos se pondera la intención de voto declarada por la desviación entre el recuerdo de voto y el voto realmente obtenido por el partido. Esta regla de tres se sofistica más o menos y hay quien le da “un toque” personal. Es una atrocidad, el recuerdo de voto es un indicador de la relación de un partido con sus votantes, lo peor que le puede pasar a un partido es que sus votantes oculten haberlo votado. Pero no refleja el desfase entre la intención declarada de voto y la intención real. Pero son interioridades de las encuestas, entretenidas para los profesionales.

Si la pregunta es sobre el margen de error de estos “ejercicios caseros”. Se trata de corregir los sesgos de las estimaciones disponibles, es una operación de estadística elemental. Pero qué margen de error hay en las estimaciones que se toman como base. Desconocido porque son estimaciones. La semana que viene veremos si las encuestas, o sea, las estimaciones, se acercan a la realidad o estamos ante otro siniestro encuesteril.

Esperemos no ver explicaciones sobre votos ocultos, indecisos que se deciden en el último minuto por el partido no previsto, o que las meteduras de pata de Cañete han llevado a miles de mujeres a votar o a abstenerse. Desde el punto de vista profesional sería lo mejor que acertaran.

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