Europa occidental y África subsahariana: dos formas de perder años de vida
La gente no enferma ni muere igual en las diferentes regiones del mundo, eso es algo que todo el mundo parece tener claro. Sin embargo, hacerse consciente de esas diferencias de forma visual puede ayudarnos a entender por qué las vivencias en torno a ciertos tipos de enfermedades (el ébola, por ejemplo) son distintas y lo paradójico (o mejor dicho, lo vicioso del círculo causa-consecuencia-respuesta) de que el lugar donde algunas enfermedades son más frecuentes sea el sitio donde menores infraestructuras haya para darles respuesta.
En este artículo podemos ver dos gráficos donde se representa la carga de enfermedad (simbolizada por el número de “años ajustados por discapacidad” –una forma de medir los resultados en salud-) en el año 2010 para ambos sexos y todas las edades en dos regiones del mundo: África subsahariana (figura 1) y Europa occidental (figura 2).
Los gráficos están extraídos de la página Global Burden Disease Compare (creada por el Institute for Health Metrics and Evaluation). Los diferentes colores representan tres grupos distintos de causas de enfermedad : enfermedades no transmisibles (azul), enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y alteraciones nutricionales (rojo), accidentes y actos violentos (verde).
Como se puede observar fácilmente, las enfermedades transmisibles, maternas, fetales y trastornos nutricionales son mayoritarias en África subsahariana representando un 68,46% de la carga de enfermedad, mientras que en Europa occidental esas enfermedades apenas representan un 4,24% y las enfermedades no transmisibles (enfermedades cardiovasculares, respiratorias y del aparato locomotor, principalmente) suponen un 86,7% de la carga de enfermedad.
La situación comparada de África subsahariana y Europa Occidental muestra los dos polos de una situación en cuyo medio se sitúan las diferentes regiones del mundo. Ese paso de un mapa sanitario copado por las enfermedades infecciosas –principalmente- a otro en el que predominan las enfermedades no transmisibles –múltiples y crónicas- es una de las características de lo denominado como transición epidemiológica.
Las preguntas ante la que nos encontramos serían: ¿es cuestión de tiempo que los países del África subsahariana lleven a cabo dicha transición epidemiológica? ¿en qué punto se encuentran? ¿qué aspectos amenazan dicha transición?
Lo cierto es que la mayoría de los países de rentas medias-bajas/bajas han visto cómo en las últimas décadas las enfermedades no transmisibles han ido ganando peso en su panorama de enfermedad, llevando a cabo un cambio parecido al sucedido hace años en los países de rentas altas; los países del África subsahariana van a la cola en dicho cambio, pero es cierto que tanto a nivel de enfermar como de morir, las enfermedades transmisibles, maternas y fetales van disminuyendo su peso relativo.
Sin embargo, existe una amenaza en este proceso de cambio: el interés precoz por las enfermedades crónicas no transmisibles. En un contexto político de gobernanza de la salud centrada en los países de renta alta y un panorama investigador en el que se gasta más dinero en investigación cosmética que en investigación de las denominadas enfermedades olvidadas, el progresivo interés (justificado, en un principio, por los datos epidemiológicos) de los países de África subsahariana por el abordaje de las enfermedades no transmisibles puede suponer un descuido institucional hacia las enfermedades transmisibles, y por ello una dedicación de financiación, priorización en las agendas y coordinación regional menor de la que sería precisa, construyendo un techo de cristal ante esa mejoría dentro del panorama epidemiológico de la región.
Cada región y cada momento precisan de unas estructuras organizativas sanitarias y sociales que posibiliten que se dé respuesta a las necesidades del lugar concreto, no siendo válido simplemente copiar el camino que anteriormente se realizó en otras regiones.