La congelación de óvulos por las empresas: un regalo envenenado
Las últimas semanas han aparecido noticias sobre empresas como Apple o Facebook que ofrecen, como parte de las prestaciones de la empresa, la financiación de la congelación de óvulos a sus trabajadoras para que puedan retrasar su maternidad y concentrarse en consolidar su posición laboral. Se presenta el programa en contexto positivo, como una medida que equipara al hombre y a la mujer, liberando a ésta de las presiones de su “reloj biológico”. La idea es que trabajar para estas empresas resulte atractivo para las mujeres jóvenes, y que no tengan que plantearse suspender su carrera profesional por el deseo de tener hijos, pues la maternidad se puede retrasar mediante unas técnicas que pueden ser financiadas por la empresa.
El proceso de conservación de óvulos fue inicialmente desarrollado como una técnica para preservar la fertilidad en pacientes de cáncer que recibían un tratamiento de quimioterapia que podía generar infertilidad (en 1986 nació el primer bebé de un óvulo congelado).
La congelación de óvulos implica, primero, un tratamiento hormonal a la mujer para estimular la producción ovárica, controles médicos frecuentes y finalmente la extracción de los ovocitos del ovario. El óvulo puede ser entonces congelado. Pero aunque se presenta el proceso como carente de riesgo, no lo es, no digamos ya para la mujer (riesgo infrecuente pero grave de hiperestimulación ovárica), sino para los propios óvulos, que debido a su estructura celular, tienen una tasa de éxito en el proceso de crioconservación y descongelación menor que en el caso del semen o de los embriones fecundados in vitro.
Las mujeres, si optan por esta tecnología, deben ser informadas adecuadamente sobre el impacto de su edad en la calidad de los óvulos y de los riesgos, costes, alternativas y tasas de éxito de la gestación en edades tardías.
¿Qué lleva a las mujeres a retrasar su maternidad? Los motivos laborales suelen ser los más habituales, pues la mujer en edad fértil también se encuentra en su etapa más productiva laboralmente, y puede querer encontrar estabilidad laboral o promocionarse antes de tener hijos. También se han alegado motivos más personales, como el deseo de encontrar una pareja con la que tener hijos y formar una familia.
La opción entre carrera profesional y maternidad no debería ser un dilema, sino que se deberían tomar las medidas necesarias para permitir a las mujeres que así lo desean, decidir cuándo van a ser madres, sin que esto paralice su carrera profesional.
La congelación de óvulos se consideró una técnica experimental en EEUU hasta 2012. Sin embargo, la propia ASRM (American Society for Reproductive Medicine) no recomienda la práctica “por falta de datos sobre la seguridad, eficacia, relación coste-beneficio, y los riesgos emocionales potenciales” relacionados con esta técnica. Asimismo la ASRM advirtió en contra del uso generalizado de la congelación de óvulos ya que podría “dar a las mujeres falsas esperanzas y fomentar la postergación de la maternidad”.
Aparte de los riesgos personales, y las falsas esperanzas que se pueden generar, habrá que ver qué ambiente laboral se creará si existe un programa de financiación con el objetivo de retrasar la maternidad. Aunque parezca que estas empresas están del lado de las mujeres, liberándolas de las cadenas que impone el reloj biológico, en realidad es una forma de explotación de las mujeres. Por un lado, de las mujeres jóvenes, porque las empresas podrán promocionar a las que han decidido congelar sus óvulos frente a las que no lo han hecho, pues aquellas han demostrado su compromiso con la empresa, éstas no. En las empresas en que la dinámica profesional es muy competitiva, podría ser un estigma no congelar los óvulos. Siendo una decisión libre, resultará difícil escapar de la presión que conlleva esta financiación. ¿Y qué pasará si la mujer quiere cambiar de empresa? ¿Perderá la financiación para los óvulos que ya tiene congelados? ¿Y no es esto un mecanismo que permite la retención del talento, que no se le aplica a los hombres?
El retraso de la edad de gestación no hace más que postergar la gestación y pospone los problemas de conciliación que supone la maternidad. Los conflictos relacionados con la maternidad que no se tuvieron antes se tendrán después. Si a edades tempranas podría existir una incompatibilidad entre la maternidad y el trabajo en una empresa competitiva, la misma incompatibilidad se producirá en edades maduras en las que las personas acceden a puestos de dirección y de los que se podrá excluir a las mujeres que deciden, entonces sí, tener hijos. El problema que para la empresa supone perder temporalmente a una joven trabajadora (mientras está de baja por maternidad) se incrementará porque perderá a una mujer madura, en puestos más elevados, salvo que decida, simplemente, no promocionarla.
Todo esto no hace más que reflejar las dificultades reales con las que se encuentran las mujeres y no los hombres que quieren tener una carrera profesional a la vez que quieren formar una familia. La congelación de óvulos es una solución que podría beneficiar a las empresas en la captación de nuevos talentos, pero no a las mujeres. Las decisiones que alienen a las mujeres, a la larga, no benefician a nadie. Es necesario trabajar para encontrar medidas que fomenten la protección de la maternidad y la conciliación de la vida familiar y laboral.