Por qué los partidos portugueses han sobrevivido a la austeridad y los griegos no
Artículo también en inglés en Europp - European Politics and Policy de la LSEEuropp
En estos momentos gobernar un país del sur de Europa no es precisamente un trabajo envidiable. Con la disminución de los ingresos fiscales, los altos déficits, el desempleo disparado y un endeudamiento que no para de crecer, cualquier gobierno debe estar preparado para hacer frente a un revés electoral. Las medidas de austeridad han generado un descontento popular que se expresa a través de protestas masivas, huelgas generales, y la ira general contra el poder. Y todo lo que los partidos en el gobierno pueden hacer es tratar de evitar o apaciguar la culpa por haber llevado a cabo medidas impopulares (recortes de gastos y aumentos de impuestos) que se dictan desde el exterior. Este es el caso de Grecia y Portugal, países que fueron rescatados en 2010 y 2011 respectivamente, y que están poniendo en práctica los programas de ajustes “acordados” con la Troika. Las medidas de austeridad en estos dos países, las más drásticas en Europa, han provocado la contracción en su economía. Sin embargo, las consecuencias políticas de dicha austeridad han sido muy distintas.
En Grecia los dos grandes partidos han implosionado. En las elecciones de 2009, Nueva Democracia y PASOK obtuvieron conjuntamente un 77% de los votos. En las elecciones de mayo de 2012, este porcentaje disminuyó hasta el 42%. La formación de centro-izquierda fue la más afectada, quedándose por debajo del 30% y perdiendo dos tercios de sus votos entre 2009 y 2012, mientras que la Nueva Democracia cayó hasta el 18%. Ante la imposibilidad de formar gobierno se volvieron a celebrar elecciones en junio de 2012. Nueva Democracia consiguió sumar once puntos hasta el 29%, pero el PASOK se mantuvo en un discreto 13%, perdiendo otros 8 diputados. Desde entonces el partido mayoritario de izquierda es Syriza.
En Portugal, en cambio, los partidos mayoritarios han resistido a la crisis. En 2009 el PSD de centro-derecha y el Partido Socialista obtuvieron un 65% del total de votos emitidos. Los socialistas formaron un gobierno de minoría que duró hasta abril de 2011, cuando el PSD se negó a apoyar su cuarto paquete de austeridad y provocó el rescate de la Troika. Tras las elecciones de junio de 2011 los socialistas perdieron pero aún así recibieron un 28% de los votos. El PSD obtuvo el 38% y formó una coalición de gobierno con el CDS-PP. PS y PSD sumaron un 66% del total de votos, es decir, aproximadamente el mismo porcentaje que antes de la crisis. Y los últimos sondeos apuntan que esta cifra no habría variado.
¿Por qué la austeridad ha debilitado a los grandes partidos griegos, especialmente el PASOK, mientras que los partidos portugueses han mantenido niveles similares de apoyo? Es cierto que la crisis está siendo mucho más dramática en Grecia pero esto no parece suficiente para explicar la magnitud de la caída. Existen dos aspectos particularmente importantes: el grado de clientelismo político y la claridad de la responsabilidad.
En primer lugar, los partidos griegos dependen en gran medida de las llamadas “pork-barrel politics” o políticas clientelares para obtener el apoyo de su electorado, por tanto su éxito electoral está vinculado al gasto público. Tanto el PASOK como Nueva Democracia recompensaban a sus partidarios con puestos de trabajo en el sector público, pensiones, y otros beneficios, como una forma de asegurar su apoyo y lealtad. Los análisis comparados indican que el clientelismo político en Grecia era el más extendido de Europa. El problema es que se trata de un sistema que dependía de la disponibilidad de fondos públicos y de los bajos costes de endeudamiento anteriores a la crisis.
Cuando estos costes subieron, a la vez que se implementaban las drásticas medidas de austeridad, los partidos griegos se quedaron sin nada que ofrecer a los votantes. Esto, sumado a que ambos partidos no eran muy distintos ideológicamente hablando, provocó que los votantes les abandonaran por otros partidos que prometían alternativas a las políticas de austeridad. Los partidos portugueses, en cambio, nunca han confiado en prácticas tan extendidas de clientelismo político. Además, una década de lento crecimiento económico y al aumento del déficit después del año 2000, se ocuparon de descartar esta estrategia definitivamente. La austeridad llegó mucho antes que la crisis. Esto puede haber provocado que los partidos portugueses sean más resistentes, en parte porque los votantes sabían que no podían esperar mucho de ellos.
En segundo lugar, sabemos que los “costes” electorales de la austeridad dependen en gran medida de la capacidad para identificar sus responsables. En el caso griego, el PASOK fue el objetivo obvio, ya que gobernaba en solitario en el momento del rescate y no podía compartir la responsabilidad con otros partidos. Tenían mayoría en el Parlamento, y Nueva Democracia se ocupó de culparlos constantemente por las medidas de austeridad. En cambio en Portugal el partido socialista de José Socrates encabezaba un gobierno en minoría que dependía del PSD para implementar las políticas de austeridad. Los recortes de gastos se negociaron efectivamente con el PSD, con lo que es más difícil atribuir la responsabilidad. Además, hay que tener en cuenta que los portugueses tienden a abstenerse en lugar de votar a partidos de protesta, lo cuál también nos ayuda a entender por qué los partidos mayoritarios han sobrevivido.
Después de la crisis política que casi provocó la caída del gobierno actual, el presidente portugués Cavaco Silva ha pedido volver a formar una coalición de “salvación nacional” con los dos grandes partidos. De alguna forma esto es lo que acabaron haciendo Grecia o Italia mediante la formación de gobiernos tecnocráticos o a partir de grandes coaliciones reuniendo todos los partidos. Al final el objetivo es crear un pacto político en el que los participantes se comprometen a evitar culparse entre ellos con el fin de minimizar los costes electorales. Quizás sea una estrategia que no dure mucho tiempo, pero ahora mismo es la única que han encontrado los partidos para sobrevivir a la situación actual.