‘Pica’ histórica de plátano, con 12 millones de kilos a la basura y tres al Banco de Alimentos
El plátano canario no ha dado sino disgustos estas semanas, sobre todo en el verano, que está siendo maldito para los cosecheros isleños. La culpa de lo que está ocurriendo es de la obtención de una producción superior a la de la campaña pasada, principalmente por las bondades del tiempo meteorológico a lo largo de este año; del derrumbe de la demanda y de los precios en los mercados de exportación (donde algo ha influido la cada vez mayor penetración de la banana), en la Península; del exceso de pica de plátano (retirada de la circulación de mucha fruta) como consecuencia de todo lo anterior (muy por encima de 2015) y, de manera especial, de la ausencia de soluciones efectivas para salir de la actual coyuntura de crisis, tanto por parte de Asprocan, la organización que agrupa a todos los agricultores plataneros, como de la Consejería de Agricultura del Ejecutivo autonómico.
La combinación de los factores señalados, que, de no romperse en breve, se convertirá en estructural, ha conducido a situaciones muy dramáticas, como, por ejemplo, que algunos cosecheros de plátanos de la zona costera de Tazacorte, en La Palma, hayan tenido que dejar de regar sus plantaciones para poder vender esa misma agua y así obtener liquidez, el dinero que ya no les deja el plátano a través de la comercialización.
Así están las cosas, aunque no para todos, y así mismo también se ha llegado a un año récord en hacerlo mal. Esta afirmación se valida por sí sola, con la lectura de las siguientes variables, de registros del horror para el negocio platanero de las islas, el más importante dentro del sector primario regional y también la actividad más mimada por las instituciones públicas de Canarias. En lo que va de año; esto es, sin saber si el descalabro aún será peor en las siguientes semanas, Asprocan ha ordenado la retirada del mercado de 15,4 millones de kilos de plátanos, el 4% de lo comercializado el año pasado, en sus 12 meses, cifra que se cerró en 375 millones de kilos. En el año 2015, la retirada total de plátano, en sus versiones de pica (a la basura) y Banco de Alimentos, estuvo por debajo de los 12 millones. En el año en curso, ese umbral parece hasta ridículo.
De los 15,4 millones de kilos inutilizados (o sea, fruta que está para comercializar pero que no se embarca porque no hay respuesta eficiente del mercado en Península), 12,2 millones se han tirado; es decir, esta retirada se ha gestionado como un residuo agrícola, con lo que van a los complejos ambientales o a gestores autorizados; en algún caso como alimento para ganado, y en otros, en más de la cuenta, se han vertido de manera ilegal, como está documentado que ocurre en La Palma. El resto de los kilos, en torno a 3,2 millones, ha servido para dotar de fruta al Banco de Alimentos, lo que representa una acción de beneficencia que termina costándole al cosechero, el que abona todos los gastos de esas entregas en Península.
Con esos niveles de pica, y pese a que al actual presidente de Asprocan, Henry Sicilia, le gusta decir que en las islas el plátano que se retira del mercado no va a la basura, sino que se manda al Banco de Alimentos y/o se utiliza para dar de comer al ganado (una mentira en toda regla), Canarias ha alcanzado una muy triste marca de inutilización de fruta en lo que va de año, pues los 15,4 millones de kilos que no han salido al mercado representan el 4% de la producción comercializada en 2015, a solo un punto porcentual de lo que dice el consejero de Agricultura, Narvay Quintero, que está dispuesto a autorizar o a admitir. Quintero sostiene que hasta el 5% de la oferta vendida el año anterior es factible sacar kilos y kilos de plátanos de los canales de comercialización y tirarlos a la basura o llevarlos a centros de atención social.
Percibiendo precios de miseria, con medias de 0,30 euros/kilo
El negocio del plátano en Canarias ha vivido un año de locos en 2016. Primero, la pica, que se inició en un mes poco común, en la última semana de enero, sí, enero, y segundo, este mes de agosto, en el que casi siempre se ha reducido la oferta hasta el 20% de la fruta que estaba para corte, por encima del millón de kilos y con envíos semanales fijados entre 6,5 millones y siete.
Pero no es lo único malo que ha ocurrido, pues la pica ha cogido de lleno a las explotaciones menos capitalizadas y a las que tienen mayor concentración del corte en los meses de verano, casi todas las más alejadas de la costa, las de dimensiones más pequeñas y las que cosechan al aire libre. Todo esto y más, como era de esperar, se ha rematado con unos precios percibidos por el agricultor de miseria. Son tan de miseria que no cubren los costes de producción, con 0,30 euros por kilo que llegan a la cuenta bancaria. Cuando esto es así, ya solo se puede vivir de adelantos de la ayuda directa del programa Posei, que se paga por semestres naturales y que supone un desembolso total de 141 millones de euros al año en toda Canarias.
Ante el desespero generalizado que se palpa en el ambiente (en especial en La Palma), la falta de reacción de Asprocan y el silencio desconcertante de la Consejería de Agricultura, algunos agricultores plataneros han dicho que no aguantan más y están organizando, desde la Plataforma por un Precio Justo del Plátano, una manifestación en La Palma para el 2 de septiembre próximo, casi seguro que en la capital de esa isla.
Negocio para unos; ruina para otros
Canarias comercializó el año pasado, en 2015, unos 375 millones de kilos de plátanos. De esa oferta, solo 400 grandes agricultores controlaron en torno al 50%. Éstos también son los que más dinero acaparan de la ayuda global comunitaria, la de 141 millones de euros al año, abonada de dos veces y tras el cierre de los semestres naturales.
Según los datos oficiales de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, la superficie de plátano cultivada en las Islas es de unas 9.100 hectáreas, con el liderazgo de Tenerife, seguida de La Palma, Gran Canaria, La Gomera y El Hierro. De ese volumen de hectáreas, 3.200 son de cultivo protegido, en invernadero o bajo malla, mientras que el resto, 5.900, se desarrolla al aire libre. El plátano es la actividad primaria que más aporta al PIB de la Comunidad Autónoma de Canarias.