Opiniones del Sector Primario
2016: Un año para olvidar para el agricultor y el ganadero
Y no es que lo diga yo, es lo que me dicen muchos profesionales del sector. Ha sido un año ruinoso en su conjunto, un año al que se unen mucho más que pérdidas, por muchas ayudas y subvenciones que llegan (casi siempre a los mismos), el sector decrece año tras año y el 2016 no ha dejado de ser uno más de pérdidas.
Pero también nos comentan con cierta socarronería, lo de mucho ruido y pocas nueces, que en el lenguaje popular se traduce en mucha palabrería, muchas fotos en los medios y en las redes, mucho clientelismo y baños de agua bendita por lo bien que lo hicieron y que lo están haciendo.
Y sin exagerar, los gobernantes del sector, incluidas las organizaciones agrarias, van y se lo creen sin sonrojo, sin ningún tipo de críticas, aunque a veces se hayan tomado decisiones que más parecen dirigidas a hacer favores que a mejorar de verdad el sector.
Lo cierto es que en el 2016 por mucho que se diga, tampoco se ha cogido el toro por los cuernos y a los hechos hay que remitirse: la gran distribución sigue marcando los precios y los pasos al agricultor, y así el agro lo tiene muy difícil, por no decir imposible.
Y es que no sólo se trata de vender más, se trata de mejorar la renta agraria ya que sin ella de nada valen las subvenciones, las ayudas o las campañas institucionales de marketing.
Cierto que las protestas del sector son aun muy tímidas en nuestra comunidad. En el 2016 solo doshan tenido eco: una en La Palma de los pequeños productores de plátano, y otra de los ganaderos en Tenerife.
En ninguna de las dos tuvieron presencia las dos grandes organizaciones agrarias Asaja y Coag, si bien es verdad que a toro pasado Coag sacó un comunicado en el tema de los ganaderos.
Y este tema de la leche debería servir de reflexión al sector para entender que cada uno en su parcela nadie los escucha. ¿Cuántos días se tardó en que el Gobierno diera pasos importantes ? Muy pocos. Muchos me han dicho que nunca antes había pasado que la administración cambiara una norma en tan pocos días, por lo que queda claro que el que no llora no mama. Pero el llanto o la queja tiene que estar acompañado de algo más, o de lo contrario el ajetreo cotidiano se come la debilidad y la pequeña unidad que en estos momentos existe.
Lo cierto, y me reitero en la afirmación, mientras no se cambie la política de precios en origen, lo de incorporar a la gente joven a la agricultura o a la ganadería, es una falacia que queda muy bonita para la clase política en los medios o en los despachos, pero que nada tiene que ver con las realidad del sector por muchas ayudas que se den o mucha formación que se haga, y sólo un hecho que demuestra lo que se dice: en muy pocos años hemos pasado de más de 8.000 productores de papas a poco más de 2.000, y para este año puede que se baje de esos dos mil.
Así, por mucho que se les llene la boca a unos cuantos, el aumento de la soberanía alimentaria en nuestras islas es un canto de sirenas y hasta un burro volando. Feliz año y el último agricultor que cierre la puerta cuando se marche.
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