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Este blog corresponde a Alternativas Económicas, una publicación mensual que te explica la información económica desde un punto de vista social.

El daño para la salud de los fraudes bancarios

Fernando Zunzunegui, Diego Gracia, Ángel Otero y José Manuel Ribera en un encuentro para la fundación de Finsalud FOTO: FINSALUD

Andreu Missé

La mayor parte de los perjudicados por los fraudes bancarios son personas mayores de 70 años, de salud frágil, que con independencia del resultado de los desiguales litigios que han mantenido con los bancos, han sufrido graves episodios de ansiedad. La tensión provocada por estos sucesos ha supuesto con frecuencia la aparición de enfermedades o el agravamiento de las que ya padecían.

Las historias personales de muchas de las víctimas como por ejemplo, las afectadas por las participaciones preferentes o desahucios, que han perdido una parte de sus únicos ahorros o su vivienda, contienen siempre un relato que reflejan cómo el conflicto ha afectado a su salud. Incluso las personas que finalmente han recuperado parte o todos sus ahorros, han tenido que pasar por varios años de pesadumbre que ha menoscabado su bienestar físico y psíquico.

En el mundo de las relaciones económicas este tipo de perjuicios no han tenido hasta ahora la atención que merecían, a pesar de que la existencia de los daños es un hecho bien conocido en los círculos familiares de los afectados. Los problemas generados por las malas prácticas han creado serios problemas entre los empleados de las entidades financieras que se han visto inmersos en situaciones de graves tensión por las protestas de los clientes perjudicados. En relación con este tipo de tensiones algunos sindicatos ya denunciaron en 2011 y 2012 “los cuadros de ansiedad” que padecían algunos directores de oficinas por la situación creada. Sin embargo, no existía una entidad que de manera específica aborde los problemas de los principales perjudicados de estos abusos como han sido los ahorradores.

Por estas circunstancias hay que celebrar la constitución de Finsalud, una fundación dedicada “a estudiar los efectos sobre la salud del fraude bancario”. La nueva entidad se ha fijado como objetivo “mejorar la salud física y mental de las personas que se encuentran en riesgo de exclusión social por haber sufrido pérdidas financieras súbitas”. El patronato impulsor de la Fundación está presidido por José Manuel Ribera Casado, catedrático emérito de geriatría y académico de la Real Academia Nacional de Medicina. Le acompañan, entre otros, Diego Gracia, catedrático emérito de historia de la medicina y especialista en bioética; Vicente Ortún, decano de la Universidad Pompeu Fabra, experto en economía de la salud; Roberto Serrano, economista, y presidente de la asociación de afectados AdaBankia, y Fernando Zunzunegui, abogado, profesor de derecho del mercado financiero y benefactor de la fundación.

Finsalud quiere convertirse en un referente con capacidad para proporcionar una información útil y relevante que pueda ayudar a las personas afectadas por las malas prácticas bancarias a superar las situaciones difíciles en que se encuentran. Uno de sus propósitos es concienciar a las instituciones de la necesidad de adoptar medidas para reducir las consecuencias para salud de la población afectada por las malas prácticas.

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