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Una librería para las editoriales independientes
Olvídese el lector de la supuesta crisis del papel. El gran reto pendiente es la distribución: cómo llegar —y mantenerse, mínimamente bien expuestos— a los principales puntos de venta.
La dinámica del mercado editorial es prácticamente insalvable para las editoriales independientes: al no tener gran volumen, ni distribuidora propia ni grandes best-sellers, lo más probable es que sus libros no quepan en los estantes de las librerías. Y si alguno logra colarse, luego tiene todos los números para durar poquísimo expuesto: siempre hay novedades de las grandes multinacionales —que sí tienen volumen, distribuidora propia y grandes best-sellers— a los que hacer espacio.
Lo lógico sería, pues, disponer de una librería donde estén bien expuestos estos libros —algunos, auténticas delicatessen— de editoriales independientes, para que ningún tsunami del mercado editorial los reduzca a la nada antes incluso de poder comprobar si alguien quiere comprarlos.
Es tan lógico que acaba de crearse en Barcelona: se llama Espai Contrabandos y se inauguró el pasado diciembre, junto a Icaria Editorial, frente al emblemático Forat de la Vergonya, uno de los símbolos de la lucha vecinal (exitosa) del centro de la ciudad en defensa del espacio público.
Contrabandos es una asociación que agrupa a 17 editoriales independientes de toda España, especializadas en libro político, algunas de larga tradición, como la propia Icaria, El Viejo Topo, Txalaparta, Gedisa y La Oveja Roja. Y acaban de dar el salto para gestionar juntos una librería céntrica donde sus libros se puedan encontrar más allá de los vaivenes del mercado y del negocio.
La fórmula es novedosa: cada editorial paga una cuota al mes —de 25, 50 o 100 euros— en función de los metros de estantería para exponer los libros, y luego se queda el 99% del importe de las ventas de sus libros. La gestión, que se financia con estas cuotas, va a cargo de Pol·len Edicions, editorial nacida en 2011 vinculada a la imprenta El Tinter.
La incorporación al espacio no solo incluye unas estanterías en las que colocar libros. También permite el uso de la sala para presentar libros, hacer conferencias de prensa, firmar contratos y participar en actividades como los grupos de lectura, que está previsto que arranquen pronto con Joan Subirats, Marina Garcés y Verena Stolke como primeros invitados.
El objetivo de los promotores es sumar nuevas editoriales al Espai, aunque no formen parte de la asociación Contrabandos: el único requisito es que sean independientes y con catálogo de libro político. Con 25 editoriales adheridas, ya estaría asegurada la solvencia económica del proyecto, cuyos gastos mensuales de gestión rondan los 2.000 euros, y que baraja también la opción de replicar el modelo en Madrid.
“Lo que está claro es que el modelo actual expulsa a cualquier editorial que aspire a ser independiente”, sostiene Jordi Panyella, de Pol·len Edicions y uno de los referentes del nuevo espacio. Y añade: “Únicamente los grandes pueden soportar un modelo de enormes montañas de libros, despilfarro y márgenes que solo tienen sentido para las grandes cuentas”.
Hay lectores, hay libros. Ahora quizá no será tan difícil que puedan encontrarse.
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