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Este blog corresponde a Alternativas Económicas, una publicación mensual que te explica la información económica desde un punto de vista social.

Aquí no se tira nada

La nevera de Lillian Pungas, con alimentos para compartir. Foto: MARIANA VILNITZKY

Mariana Vilnitzky

En el apartamento donde vive Lillian Pungas en Berlín la nevera está siempre llena, pero nunca sobra nada. Cocina y comparte la comida no sólo con amigos y vecinos, sino con mucha otra gente. Lillian forma parte de la plataforma Foodsharing de Berlín, pionera dentro de un gran movimiento mundial contra el despilfarro de alimentos. 

“Lo bueno de esta plataforma es que podemos hacer llegar comida a gente que es pobre o lo necesita y que no va a ir a un comedor social o a buscar una bolsa de comida en la calle”, comenta Lillian mientras saca una tarta de manzana que acaba de hacer. “Le ofrezco esto a vecinos que sé que tienen dificultades económicas y que tienen varios niños. Simplemente saben que recibo mucha comida y que la voy dando por el vecindario”.

Lillian es universitaria, y ella misma utiliza el sistema como una forma de ahorrar. La comida se comparte también con los cuatro estudiantes con los que convive. Generalmente, también lleva parte de lo que recoge de supermercados, panaderías y restaurantes a refugiados y personas sin techo. 

La red en la que participa Lillian tiene un funcionamiento muy organizado. Está en la página web www.foodsharing.de (en alemán), y cada persona que se involucra tiene que pasar un test (con preguntas de ética y sentido común) antes de formar parte de ella. Hay dos tipos de usuarios: los negocios de comida y las personas que se ofrecen a llevarse lo que sobra.

“Se tiene que estudiar durante unas dos horas para saber cómo funciona”, cuenta Lillian. “Una vez que aceptas las condiciones, firmas que eres tú, y el negocio también lo hace, para responsabilizarse legalmente de que la comida repartida sea segura. Tienes que saber que hay unas reglas que se deben cumplir. No se puede, por ejemplo, llegar tarde a la hora en la que la cafetería te ha dicho que va a sacar la comida. En las tres primeras visitas a los negocios estás a prueba, y si lo haces bien recibes un pequeño certificado. Aun así, si no lo haces bien o promueves líos, te pueden puntuar mal y quedas fuera de la plataforma”.

Por su parte, los negocios que participan colocan en perfiles públicos sus condiciones, como por ejemplo, llevarse la comida todos los días a las nueve de la noche. Pueden indicar también la cantidad de gente que necesitan que vaya, porque un supermercado puede tener mucha fruta o verdura y que sean necesarias varias personas para cargar la comida. Dentro del grupo online, la gente se pone de acuerdo con dos días de anticipación. Quienes reciben se comprometen éticamente a compartirla con gente. No existe obligación de enviarla a gente sin techo, aunque hay estructuras sociales que utilizan el sistema.

Por un asunto de logística, los equipos suelen dividirse por barrios. “Soy miembro de 15 negocios”, agrega Lillian. “Estoy en el equipo de una panadería, en un supermercado, y en uno de un restaurante, siempre cerca de casa”. 

NEVERAS EN LA CALLE

Lo que ni Lilian, ni sus vecinos, ni sus compañeros de piso se van a comer, ella lo lleva a uno de los tres locales que la plataforma tiene en el barrio, los llamados lefties shops, neveras con comida gratis, abiertas libremente todas las tardes. “Es sentido común”, añade. “Si sé que no voy a poder repartirlo con más gente, lo llevo allí. Además, si son tomates muy maduros, los llevo a casa y hago una salsa, porque allí tendrán mal aspecto. Si son manzanas, sé que las puedo llevar porque duran un poco más”. 

Para los restaurantes no sólo es un trabajo menos, el de tirar la basura, sino que también suelen alardear de que no desperdician comida. Es toda una marca de buena reputación. En el barrio de Lillian hay panaderías, supermercados y restaurantes que forman parte de la plataforma. En total son cerca de 25 establecimientos.

Aunque no tan organizadas como la de Berlín, en España existen cada vez más iniciativas contra el despilfarro alimentario. Existen ya algunas neveras solidarias (algo parecido a los lefties shops, y varias organizaciones llevan a cabo actividades, sobre todo para concienciar.

La FAO calcula que en el mundo se desperdicia un tercio de los alimentos que se producen. En España, aunque no existen estudio, la organización de cooperativas de consumo Hispacoop estima que se desperdician 32,2 kg/persona y año.

[Este artículo ha sido publicado en el número de febrero de la revista Alternativas Económicas. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]

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