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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

¿Qué lugar tiene que ocupar Andalucía en el debate territorial?

Entrega en el Parlamento de Andalucía de la bandera pintada por Juan Genovés.

Olga Granado

Los posicionamientos de los partidos con representación en el Parlamento de Andalucía sobre el papel que debe tener la comunidad autónoma en el debate territorial coinciden en una cosa: es clave. Por otro lado, una obviedad, considerando que es una de las nacionalidades históricas, la más poblada, la más extensa y con una identidad tan profunda que desde fuera casi siempre se identifica España con todo lo que representa Andalucía.

Pero a partir de ahí surgen las diferencias, y en un panorama político tan incierto a nivel nacional como el presente, se ha convertido en uno de los centros del discurso, donde cada uno se fija en la historia desde un punto de vista, y todos se acusan de tergiversarla y de usar este 28 de febrero, Día de Andalucía, de manera torticera, mientras se enrocan en metáforas sobre qué bandera ha cogido el rival y quién ofrece el mejor café.

Básicamente, mientras el PSOE-A insiste en su papel como “garante de la igualdad y unidad de España”; el PP-A, que también usa esta expresión, los acusa de tibieza con los que quieren romper el país; Cuidadanos abunda en la cohesión, pero sin terminar de entrar de lleno en el discurso; Podemos se refugia en la lucha por la autonomía de Andalucía como ejemplo de “autodeterminación”; e IU reprocha a los que han gobernado en La Moncloa “no haber garantizado nunca el cumplimiento de esos principios”. Este fin de semana cada uno tiene su forma de celebrarlo prevista, lo cual es habitual, especialmente en un año en el que, como ocurrió en 2015, el 28F toca en precampaña, entonces por las autonómicas y esta vez porque muchos barrutan que las generales se repetirán. Que por primera vez coincida con cinco grupos en el Parlamento de Andalucía también contribuye a avivar las tensiones.

Lo cierto es que este debate, recrudecido primero por el desafío independentista de Cataluña y luego por haber protagonizado la negociación de la investidura para el futuro presidente del Gobierno de España desde que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, propuso un “irrenunciable” referéndum de autodeterminación para Cataluña, parece llamado a ocupar un lugar prioritario en la nueva legislatura, y se lleve a cabo o no, por lo menos, sirve de munición.

Un hecho ocurrido esta semana es prueba gráfica de las distancias entre ellos. El expresidente de la Junta de Andalucía Rafael Escuredo entregaba en el Parlamento de Andalucía la bandera sobre la que en 1980 el pintor Juan Genovés dibujó una silueta de andaluces caminando a votar en su referéndum por la autonomía (la fotografía que ilustra esta información). En dicho evento estuvieron representantes de los grupos del PSOE-A, PP-A y Ciudadanos, pero IU no participó por no compartir este tipo de puestas en escena, mientras que Podemos también faltó mientras mostraba su perplejidad “con que se llamara a eso donación cuando la bandera es de todos los andaluces y debió devolverla hace más de 30 años”.

Dos pronunciamientos del pleno

Desde el lado institucional, el Parlamento de Andalucía ha hecho en lo que va de legislatura dos pronunciamientos en este sentido, y nunca por unanimidad, e incluso troceando las votaciones por las dificultades de pactar algo entre tantas sensibilidades. El primero llegó a propuesta de Podemos, partido que está encontrando más dificultades para defender su sentimiento hacia Andalucía cuando Pablo Iglesias ha propuesto diferente trato para los territorios: “Se acabó el café para todos”.

En todo caso, el pasado mes de diciembre presentó una proposición no de ley (PNL) que contó con el respaldo del PSOE-A e IU para ratificar el compromiso de “permanecer vigilante en la defensa de las competencias del Estatuto de Autonomía y, en general, del patrimonio constitucional de la comunidad autónoma, tanto frente a los intentos recentralizadores, como frente a las propuestas asimétricas que excluyan a Andalucía”. En el primer punto, el PP-A y Cuidadanos estaban de acuerdo. Pero en el segundo, Cuidadanos votó en contra y el PP-A se abstuvo.

En la referida PNL, Podemos quería ir a más, pero solo lo apoyó IU, por lo que no salió adelante la parte en la que proponía que el Parlamento de Andalucía manifestara su oposición “a cualquier propuesta de reforma constitucional que conduzca hacia formas asimétricas (...) que ignoren el hecho histórico cierto de que Andalucía ya ha ejercido su derecho a decidir y lo ha hecho decidiendo no ser como las demás, sino como la que más”.

Ese “como la que más”, que Podemos ha hecho suyo, y más en memoria de su diputado recientemente fallecido José Luis Serrano, ha sido precisamente usado por el PSOE-A para rebatir su postura. Lo reiteraba recientemente la presidenta de Andalucía y secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, cuando reivindicaba el espíritu del 28F frente a “quienes plantean que Andalucía sea como la que más (…), una manera vergonzosa de reconocer que hay españoles y territorios de primera y segunda”. Y también para Pablo Iglesias: “Café para todos y que cada uno se sirva el que quiera”.

Y precisamente el PSOE-A es el que ha presentado la segunda PNL sobre este tema, debatida y aprobada esta semana tras incluir enmiendas de los otros cuatro grupos. Con los votos a favor de los proponentes, el PP-A, Podemos y Cuidadanos, se ha aprobado “reivindicar la vigencia del 28 de febrero y la defensa de los derechos de los andaluces”, particularmente en lo que se refiere a una configuración de país que garantice el respeto a la diversidad y, al mismo tiempo, el principio de igualdad y la inexistencia de privilegios de ningún tipo. Otro punto que incluía, para rechazar “de forma contundente y nítida cualquier intento de romper la unidad de España (...) y cualquier propuesta e intento de consulta o referéndum que tenga por objeto sustraer la voluntad soberana del pueblo español”, no ha sido apoyado por Podemos porque se refiere expresamente a lo que este partido ha reclamado para Cataluña.

Eso en lo que respecta a la institución en la que reside la soberanía de los andaluces, pero ya desde que tomó posesión por primera vez, su presidenta se ha movido para convertirse en un referente en España cada vez que se habla de Cataluña o de modelo de estado. Una estrategia que desde la oposición le han reprochado por entender que está más pendiente de lo que ocurre fuera que del territorio que gobierna, pero que ella ve fundamental porque Andalucía “tiene mucho que pintar”.

Pero, además, las negociaciones para el futuro Gobierno de España le permitieron trasladar la imagen de que había marcado el rumbo a su secretario general, Pedro Sánchez, con el aviso de que el partido no podía pactar con Podemos mientras no renunciara a su referéndum. No era la primera del PSOE que lo decía, y hasta el propio Pedro Sánchez había manifestado que no pasaría por esa exigencia de Pablo Iglesias, pero Susana Díaz ha sabido usarlo para trabajarse su papel de voz autorizada más allá de Despeñaperros.

Por eso precisamente el PP-A centra sus esfuerzos en intentar contrarrestar el peso que Susana Díaz quiere tener en el proceso. En este sentido, el presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno, coincide con ella en que “Andalucía tiene mucho que decir”, pero entiende que “debe tener una voz única”, por lo que exhorta a Susana Díaz “a que ejerza de presidenta de la Junta de Andalucía y se deje de opositar a la secretaría federal de su formación”.

Mientras, la portavoz parlamentaria del PP-A, Carmen Crespo, insiste también en poner en duda el compromiso de los socialistas con el tema y en criticar la postura de Podemos. “La Constitución Española está basada en la igualdad y la solidaridad y los andaluces saldríamos perjudicados”, comenta sobre los que “los que hablan de plurinacionalidad”. Y recuerda que es “una comunidad autónoma que desgraciadamente ha tirado mucho de la solidaridad por sus circunstancias”, por lo que cree que se juega bastante. “España es una nación que trata de igual forma a todos los españoles vivan donde vivan y eso debe estar por encima de todo”, apunta contra los “ponen por encima los intereses personales y partidistas en lugar del general”.

También Podemos comenzó el curso criticando que Susana Díaz se equivocaba de bandera porque “se ha envuelto en la de España y no la de Andalucía en el debate territorial”. Su líder, Teresa Rodríguez comparte que Andalucía “debe estar en primera línea si se abre el debate de replantearnos el estado de las autonomías, que está claramente en crisis”. Su apuesta pasa por buscar “una mayor capacidad de autogobierno y de generar felicidad entre los ciudadanos”. Para continuar: “Andalucía tiene que tener el mismo protagonismo que tuvimos cuando se elaboró la Constitución de 1978”.

La movilización del 4 de diciembre de 1977

Igual que IU, Podemos no concibe el 28 de febrero –cuando en 1980 Andalucía en referéndum su autonomía- sin el 4 de diciembre de 1977, cuando los andaluces se echaron a la calle para exigir igual trato que País Vasco, Cataluña y Galicia y la condición de nacionalidad histórica en la futura Constitución Española. “Esa movilización ciudadana sin precedentes cambió el rumbo constituyente ”, recuerda Teresa Rodríguez. Para continuar: “Lejos de la innovación y la modernidad, el estado autonómico ha significado el mantenimiento de privilegios anacrónicos y vestigios del pasado”.

Pone como ejemplo uno de los caballos de batalla de su partido: “El estado autonómico no ha sido capaz de prescindir de la circunscripción electoral provincial”. Pero también, las “desigualdades civiles, como las que se dan en materias como las uniones de hecho, la función social de la vivienda, los derechos sucesorios o los agravios sociales, como los índices de inversión en I+D o en educación”.

Mientras, el partido liderado por Albert Rivera no ha entrado a defender un papel concreto para Andalucía, como si no se sintiera todavía cómodo. No obstante, entienden que Andalucía es clave en el “equilibrio entre territorios” con “la unidad de España” como punto de partida. Su diputada Marta Bosquet subraya en este sentido que cualquier cambio en la Carta Magna debe ser fruto del consenso: “Uno de los problemas de funcionamiento del sistema que hay en este momento es la partitocracia, que ha ocasionado una degeneración de la democracia. No porque esté desfasada, sino para superar disfunciones” y “desde el consenso”.

La caducidad del presente modelo y sus incumplimientos centran también la reflexión de IU. Critica que ni el PP ni el PSOE han logrado que se cumpla el Estatuto de Autonomía, en lo que respecta a una inversión en el territorio equivalente a su peso demográfico. En su andalucismo, IU tiene un claro referente, Manuel García Caparrós, asesinado en Málaga durante la manifestación del 4D: “Dio su vida por Andalucía en un momento muy complicado para España, donde la unidad popular entonces promovió la democracia, la libertad y el Estatuto de Autonomía”.

En este contexto, Elena Cortés criticaba esta semana la “estafa” que a su juicio el PSOE-A ha hecho del 28F. Ha mostrado su “estupor” por la “reinvención mágica de lo que supuso el 28F”. Y es que precisamente en quién ha reinventado la historia ha estado la pelea la última semana, porque mientras Podemos e IU acusan a los socialistas de haberlo hecho, éstos dicen que han sido los de Pablo Iglesias, y a su vez el PP-A les reprocha a todos que usen la celebración como si fuera suya. Feliz 28F.

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