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Pablo Iglesias, en su primer mitin de campaña: “Lo siento mucho, pero a los corruptos los vamos a llamar corruptos”

Pablo Iglesias

Francisco J. Jiménez

Podemos eligió Cádiz para empezar la campaña. Lo hizo en un acto donde no faltó de nada. Un auditorio abarrotado, los primeros espadas del partido, mucha ilusión en sus discursos y el intento por recuperar la química que tan buenos resultados dio en las elecciones municipales.

La cosa se hizo esperar, pero nadie se quejó. “Podemos nos ha despertado mucha ilusión y esperanza. Estábamos totalmente apagados, pero Podemos nos ha reactivado. A ver si la gente se decide porque está muy claro a quién hay que votar”, dice Carmen, una gaditana que luce el pelo del color morado que es la bandera del partido.

Quince minutos más tarde de lo previsto se inició un acto en el que Pablo Iglesias aparecía escoltado por José María González, 'Kichi', alcalde de Cádiz y por Teresa Rodríguez, secretaria general en Andalucía. Sergio Pascual estaba en un extremo, junto a Irene Montero, y en el otro aparecía Errejón. Una escenografía estudiada en una noche donde el partido se mostró sin fisuras internas. Hubo guiños de Pablo Iglesias para darle a todos sus ayudantes el máximo protagonismo.

Noelia Vera, candidata al Congreso por Cádiz, abrió el acto. “No es casualidad que empecemos un 4 de diciembre en Andalucía. Nuestros padres y abuelos transformaron la miseria en derechos políticos y nosotros ahora lo vamos a unir con el espíritu del 15-M porque necesitamos una transformación social. Hoy hemos despertado, ya estamos hartos de arrancarnos por bulerías para que bailen los dos mismos de siempre”. El auditorio se venía abajo.

De repente, el Palacio de Congresos de Cádiz se convirtió en el Gran Teatro Falla con la aparición del primer premio de chirigotas en el pasado Carnaval. Los Superpop, del autor gaditano Vera Luque, mostraron sus letras ácidas contra los actuales gobernantes y con un tipo ochentero recordó que España vive en una “dictadura encubierta”. Pablo Iglesias se partía de risa con las ocurrencias de los chirigoteros.

Kichi, carnavalero confeso, tomó la palabra para decir que estamos “ante la la campaña más importante de la historia de este país. El objetivo es que la gente sea feliz, como hacemos en el Ayuntamiento de Cádiz. Parece abstracto, pero es cuantificable porque la felicidad se mide en derechos y libertades”.

El momento más esperado fue el de la aparición de Pablo Iglesias, que quiso ofrecer una imagen de candidato humilde. “Quiero ser presidente de este país, pero no vuestro jefe. Quiero ser un empleado. Quiere ser el instrumento para que la gente humilde esté en las instituciones”, ensalzó. “Estamos orgullosos de representar en este país la posibilidad de cambio. Veo nerviosos y tensos a nuestros adversarios. Ayer tuve una agradable conversación con Celia Villalobos. Lo siento mucho, pero a los corruptos los vamos a llamar corruptos”. Cerrada ovación.

“Nos estamos jugando la próxima década de nuestro país”

La mayor pitada de la tarde se la llevó Albert Rivera. Hubo alusiones a Rajoy, a Pedro Sánchez, a Zapatero... pero lo más duro recayó contra los naranjas. “Pedro Sánchez dice que Rivera es de derechas, pero yo creo que es de lo que convenga. De momento sólo son muletas de lo viejo”.

Destacó Iglesias que “nos estamos jugando la próxima década de nuestro país” e hizo hincapié en lo que a su modo de ver debe garantizar la Constitución: “Si a la mitad del mandato el presidente no ha cumplido su programa se podrá convocar un referendum para mandarlo a su casa. También se debe garantizar la independencia de los jueces. Los que han cobrado de la FAES no pueden juzgar a los del Partido Popular”.

En un auditorio donde se cantó a viva voz el himno de Andalucía de manera improvisada, se ovacionó a Iglesias cuando recordó que si es presidente defenderá “el derecho de los catalanes a decidir porque somos los únicos que garantizamos unidad del país porque no queremos imponer nada a nadie”.

La retirada de Iglesias fue un punto de inflexión en el acto. El paso de Irene Montero y de Sergio Pascual fue el más light de la tarde, aunque el mensaje seguía quedando claro. “Ciudadanos no tienen militantes, sólo empresas de marketing que les pegan los carteles”, enfatizaba Pascual.

Teresa Rodríguez, mano derecha de Iglesias, hizo que volviera la energía. “Necesitamos un temporal fuerte de levante que se lleve la basura acumulada en los rincones del régimen del 78”. Las banderas andaluzas se mutiplicaban en el Palacio de Congresos en una intervención que tuvo como plato fuerte el momento en el que Teresa Rodríguez pidió a Kichi que saliera a cantar un pasodoble de Antonio Martínez Ares para recordar la muerte de Manuel José García Caparrós.

Fue el momento más emotivo de la noche, que tuvo a Íñigo Errejón como el cierre ideal. Volvió a elevar el ánimo de los presentes para poner el broche a un acto donde se volvió a gritar “no a la guerra”. “Adelante, por supuesto que se puede”, gritaba Errejón antes de que volviera a sonar el bombo y a la caja de la chirigota. Mucha adrenalina para que Podemos tome impulso en el inicio de la carrera hacia el 20-D.

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