El juez de los ERE pidió irse del juzgado 13 días después de mandar al banquillo a Chaves y Griñán
Álvaro Martín deja el juzgado de los ERE. Hace unas semanas, envío un escrito a la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) diciendo que consideraba “oportuno” no renovar la comisión de servicio que venía prestando desde septiembre de 2013 porque entiende que ya había sacado adelante el trabajo que se le había encomendado. Entre ese trabajo realizado ha estado, nada menos, cerrar la instrucción de la pieza política de la causa y mandar al banquillo de los acusados a dos expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Contra ellos y otros muchos exaltos cargos firmó los autos de transformacion de diligencias previas en procedimiento abreviado, el 31 de mayo, y de apertura de juicio oral.
Y no tardo mucho en comunicar su decisión tras adoptar tales decisiones. El último auto relativo a la pieza política lo dictó el 3 de noviembre y, trece dias después, el 16 de noviembre, escribió al TSJA solicitando la no renovación de la prórroga. Martín asumió hace ahora un año la tramitación de las seis primeras piezas en que se dividió la causa, entre ellas la del llamado 'procedimiento específico', después de llevar los asuntos ordinarios del juzgado mientras Mercedes Alaya, primero, y María Núñez, después, estudiaban las macrocausas.
Martín vive su última semana en el juzgado y regresará al Juzgado de lo Penal número 2 de Sevilla, donde tiene su plaza. El jueves 22 será su último día en el juzgado, apuntan fuentes judiciales, al restarle algunos días de vacaciones antes de que acabe el año. María Núñez Bolaños se encargará de resolver los recursos pendientes del caso de los ERE, si bien, como apuntan fuentes del TSJA, deberá ser la Audiencia de Sevilla la que tendrá que resolverlos en última instancia, incluidos los más 'jugosos', los de la pieza política, como el planteado estos días por Zarrías, por ejemplo.
Entre algunas de las decisiones del juez Martín durante este último año está el impedir que tres cargos del Ministerio de Empleo declararan sobre las ayudas, negando la práctica de una prueba a una de las defensas que pretendía que fueran escuchados como peritos testigos. “No ha lugar a lo solicitado al no ser objeto de la presente causa”, responde directamente el instructor. Al hilo de aquel recurso, un grupo de imputados ha desvelado un real decreto de 1984 que pone en duda la tesis de Alaya, una cuestión que deberá responderse en primera y segunda instancia.
Así se hizo Martín con la pieza 'política' del caso
Alaya arrancó y centró la instrucción de los ERE, manteniendo unida la causa. Pero la jueza Núñez Bolaños, nada más aterrizar en el juzgado, acordó desgajar de la pieza matriz. Lo cierto es que Martín ha dejado camino de juicio tres de esas piezas, la de Chaves y Griñán y las de las ayudas a las empresas Acyco y Surcolor, en las que se enjuiciará al exconsejero Antonio Fernández y a otros seis exaltos cargos de la Junta. Quedan aún pendiente el cierre de la instrucción de la mitad de las piezas, también avanzadas: la de las sobrecomisiones pagadas en las pólizas de prejubilaciones, la ayuda a Cenforpre y las ayudas a los empresarios de la Sierra Norte de Sevilla José Enrique Rosendo y José María Sayago.
Mercedes Alaya, con sus imputaciones hizo caer a los más altos ocupantes de la cúspide de la pirámide a la que se había referido metafóricamente en sus autos, en alusión a los peldaños de la responsabilidad en el caso ERE, pidió un posterior y legítimo ascenso a la Audiencia de Sevilla. Lo que pasó es que quiso estar en misa y repicando al quedarse con las macrocausas que venía instruyendo. Cuando el TSJA le concedió, hasta por dos veces, seguir con la joya de la corona (los ERE) y el delito societario del caso Mercasevilla, ambicionó demasiado y atacó sorpresivamente (por su aparente frialdad) a su sucesora y nueva titular del juzgado, con reproches personales y profesionales. A la contra, la jueza Núñez no se quedó callada y pidió prescindir de ella en un juzgado donde ya no iban a poder convivir con normalidad. La rivalidad entre Alaya y Núñez fue pública y notoria.
Con Alaya ascendida a la Audiencia desde junio de 2015, Núñez se sacudió ciertas acusaciones, incluidas las de su predecesora, de su cercanía con el PSOE o con la Junta, dejando el final de la instrucción en manos de otro magistrado, perteneciente, además, a la asociación más conservadora de jueces, la APM. También podría haber querido demostrar Núñez que no importaba qué persona investigara el caso sino que lo importante era sacar el trabajo adelante. La mano izquierda de Álvaro Martín le valió para pasar de ser considerado el “delfín” de Alaya y aspirante a sustituirla en algún momento a no tener problema alguno para adaptarse a su nueva 'jefa', de la moderada asociación de jueces Francisco de Vitoria.
Núñez Bolaños, según fuentes del TSJA y del CGPJ, no ha solicitado otro refuerzo ante la salida de Martín, por lo que la titular se quedará exclusivamente con el otro juez de refuerzo que trabaja en el juzgado, Ignacio Vilaplana, que se encarga de los asuntos ordinarios. Cabe recordar que este juzgado también se 'deshizo' del caso de los cursos de formación de la Junta, archivado en octubre.