Clases solidarias para aprender un idioma en tiempos de crisis
Agnese Claire Senzier, natural de
Montpellier (Francia), regenta desde hace años una floristería en el centro de Córdoba. Desde principios de año, una tarde a la semana, recibe en su local a un grupo de personas
con las que conversa en su lengua materna. Son clases gratuitas de francés para un
grupo que va desde las cuatro hasta las doce personas, según los días, y que de
esta manera tienen la posibilidad de aprender un nuevo idioma de manera
gratuita.
Este es un ejemplo de las clases solidarias de idiomas que,
varios días a la semana, un grupo de cordobeses y extranjeros residentes en la
ciudad imparten a todo aquel que se quiera unir y aprender una nueva lengua. La
única premisa: querer aprender o enseñar un idioma sin intercambio alguno de
dinero.
La idea nació en la primavera de 2012 de manos de su
promotor, Andrés Galindo, bajo la premisa de que “las personas tenemos un lado
bueno y hacer algo por los demás nos ayuda a sentirnos bien“. Fue entonces
cuando él, que por motivos personales había vivido 16 años en Israel, se
ofreció a dar clases de hebreo gratuitas a quien quisiera aprender esa lengua.
Y apareció un grupo de personas que contestaron a su propuesta.
Entre ellos, Cameron, un chico australiano que vive en
Córdoba y que, como contrapartida, empezó a dar él clases de inglés también de
modo gratuito. Y la rueda de profesores y alumnos empezó a echar a
andar desde entonces. Maribel, periodista y profesora que vivió en Tánger (Marruecos)
casi tres años, participa ahora en esta actividad para compartir con otras
personas sus conocimientos de francés. Y ella asiste puntualmente a las clases
de alemán. O el caso de Siban, israelí que
realiza su tesis doctoral en la Universidad de Córdoba e imparte clases de
hebreo para quienes quieran adentrarse en este idioma.
“Ofrecemos nuestro compromiso personal, nuestro tiempo y
nuestros conocimientos“, explica. De hecho, ahora mismo el colectivo ofrece
clases de hebreo, francés, inglés, italiano, catalán, árabe clásico y alemán.
Cada semana, también en el caluroso verano cordobés, hay una o dos citas para
aprender idiomas de manera gratuita. Lugares públicos como centros cívicos,
parques, jardines o espacios privados como la floristería de Agnese Claire Senzier o la
casa patio de algún vecino, son los centros donde se imparten.
Parados que completan su currículo gratuitamente
Grupos de hasta veinte personas se reúnen en estas clases.
Son heterogéneos, y se mezclan quienes tienen como ocio
aprender un idioma nuevo y conocer a otras personas, con quienes acuden también
como una manera de ahorrarse un dinero en aprender idiomas en estos tiempos de
crisis.
Jorge es un ingeniero, de 35 años y en paro, que acude
regularmente a las clases de francés. Cuenta cómo tuvo conocimiento de esta
actividad a través de una amiga. Él nunca antes había estudiado este idioma y
ahora, sin ingresos, aprende esta lengua para completar su currículo mientras
prueba suerte buscando un trabajo. “Te das cuenta de que en las ofertas de trabajo piden siempre uno o
varios idiomas“, relata. ”Esto es una manera de mejorar tu currículo de forma gratuita y, a la vez, conocer gente muy interesante y ampliar tus
contactos“, añade.
Junto a
personas a título individual, asociaciones de
inmigrantes en Córdoba también se han puesto en contacto con los promotores para participar. Y así, la red de profesores y
alumnos se va ampliando, con nativos que enseñan su lengua materna y también con
cordobeses que se ofrecen a impartir clases de castellano a inmigrantes.