VÍDEO | Una cadena humana exige en Córdoba nuevos tratamientos contra la hepatitis C
“Si yo fuera usted, no descansaría ni dejaría de protestar hasta que le den el tratamiento”. Ésta es la respuesta que encontró Carmen en su médico cuando le preguntó por los nuevos fármacos contra la hepatitis C y éste le dijo que no podía recetárselo. Y eso, protestar e insistir, es lo que no ha dejado de hacer desde entonces esta cordobesa, de 48 años de edad y enferma desde finales de la década de los 90. “El médico me dijo que no estaba en sus manos, que solo podían darle el tratamiento a los casos más graves”, relata. “¿Pero cómo me voy a ir así tranquila a casa? Y entonces me aconsejó que no parara de pedir el tratamiento”, añade Carmen.
Ella es este sábado uno de los eslabones de la cadena humana que han formado los enfermos de hepatitis C, sus familiares y vecinos en Córdoba desde la Delegación de Salud de la Junta de Andalucía hasta la Subdelegación del Gobierno. A ambos ejecutivos les insta a actuar para que las personas que padecen esta enfermedad no estén al albur de la especulación de las farmacéuticas y puedan recibir el tratamiento idóneo para curarse. Y lo hacen, también, para que el resto de la sociedad vea los rostros de estos enfermos, personas que no tienen acceso a un medicamento que podría poner fin a su padecimiento.
“La solución es puramente económica”, advierte Carmen sobre el precio que ponen las farmacéuticas a los medicamentos en España, sobre los que el Gobierno ha negociado. “Dinero hay, si quisieran invertirlo en esto. Porque tenemos derecho a la vida, pero no luchan por nosotros”, dice convencida. “O pueden pedir un precio más bajo, amenazar con expropiar la patente, como ocurrió en India”, señala esta enferma que, a raíz de la constitución de la Plataforma de Afectados por la hepatitis C en Córdoba ha ido encontrando información y posibles soluciones para sus casos. No en vano, “Farmaindustria mata, los recortes rematan”, es uno de los lemas que proclaman en esta acción los enfermos.
“Soy una persona fuerte y siempre he tenido esperanza, pero ante la negativa del tratamiento que puede curarme todo se te viene abajo. Es tan grande la ilusión como la frustración”, explica mientras, cerca de ella, en una mesa, miembros de la plataforma recogen firmas de ciudadanos en apoyo a su causa para pedir el acceso a los medicamentos que necesitan.
“La gente se está solidarizando con nosotros. Preguntan, quieren informarse, saber qué pueden hacer”, cuentan mientras quienes firman se van uniendo mano con mano para formar parte de esta cadena humana.
Años de tratamientos infructuosos
Humana porque ponen rostro a quienes llevan padeciendo la enfermedad durante años, con tratamientos que en muchas ocasiones no les han funcionado y que ahora ven cómo los medicamentos que pueden ser la solución no les son recetados. Es el caso también de Enrique, de 52 años, diagnosticado de hepatitis C desde 2003. Ha tenido dos tratamientos que han supuesto “dos fracasos”, cuenta. “El virus se hace fuerte”, explica. Y desde hace un año, no tiene ningún tratamiento.
Enrique tiene cirrosis en fase 4, un caso claro para recibir el tratamiento con los nuevos fármacos “antes de que empeore y mi hígado deje der funcionar”. Hace unos días visitó a su hepatólogo para ver si podían administrárselos. “Me dijo que no tenía conocimiento de eso, ni de los protocolos para administrarlos ni de los medicamentos”, cuenta perplejo.
“Estamos hablando de nuestras vidas”. Así de sencillo resume su mensaje para participar en esta acción de protesta, cogido de la mano de otros compañeros. “Aunque físicamente puedo hacer mi vida, psicológicamente todo esto me ha afectado muchísimo. La enfermedad, el fracaso de dos tratamientos y ver que me niegan el que puede curarme definitivamente”, denuncia.
“Los laboratorios piden dinero y el Gobierno se adapta a eso”
“La especulación de las farmacéuticas es el problema. Todo es un problema económico. Los laboratorios piden y piden dinero y el Gobierno se adapta a eso”. La solución, a su juicio, está clara: “Si hubiera voluntad política, como se ha hecho en otros países en otras ocasiones, se podría evitar este sufrimiento y muchas muertes”.
Enrique habla del sufrimiento del enfermo. Pero no sólo lo padecen ellos sino también sus familiares y quienes están a su lado. Es el caso de Mercedes. Su hermano ha tenido hepatitis C “toda la vida, no lo recuerdo sin la enfermedad”, dice. Con 53 años, después de dos tratamientos infructuosos, un tercero hace unos meses ha logrado vencerla. Pero durante “años y años”, ella ha sabido cómo se vive de cerca con la enfermedad. “Físicamente no pudo hacer frente a su trabajo, pero sobre todo psicológicamente fue lo peor. Ha tenido una depresión muy importante y eso solo lo vive quien está cerca de él”.
Él, su hermano, “podía haber sido uno de estos compañeros a los que ahora no les quieren dar el tratamiento. O yo misma. Y por eso, por solidaridad estoy aquí”, argumenta sobre su participación en la cadena humana junto a otros familiares. “Estamos aquí para hacer un llamamiento, para que el Gobierno se dé cuenta de que está jugando con vidas humanas. Lo único que nos queda es salir a la calle a protestar”. Y en esa tarea seguirán, recogiendo firmas y llevando a cabo acciones reivindicativas hasta que todos los enfermos obtengan una solución.