La Iglesia reescribe la historia de la Mezquita
En Córdoba, hay bares, hoteles, restaurantes, heladerías, agencias
de viajes o tiendas de souvenirs que se llaman 'Mezquita', pero la Mezquita se
llama Catedral. Y esto es así porque el Obispado de Córdoba ha borrado del mapa
el nombre por el que este monumento declarado Patrimonio de la Humanidad es
mundialmente conocido y solo utiliza en su denominación el término de la catedral
que se inserta en el interior del recinto.
En los últimos años, a partir de la inscripción en el
Registro de la Propiedad que el Obispado hizo a su nombre de la Mezquita
llamándola solamente Santa Iglesia Catedral, el término Mezquita ha
desaparecido de todo documento expedido por la Iglesia sobre este monumento, al
igual que la huella islámica, de la particular historia contada por el Obispado.
Es sólo un detalle de la apropiación que del monumento ha
hecho la Iglesia. Ejemplos sobre esta realidad, sobran: el ticket de entrada
para la visita reza: “La Catedral de Córdoba. El Cabildo Catedralicio le da la
bienvenida a esta Santa Iglesia Catedral“. Los carteles que señalizan los distintos espacios en el monumento igualmente indican: ”La Catedral de Córdoba“, palabras que también ilustran los folletos turísticos que la Iglesia reparte con
información acerca del templo. En la página web en la que cualquier turista puede
informarse acerca de las visitas a la Mezquita, la intención del Obispado se lee claramente: “El patrimonio histórico artístico se hace instrumento de evangelización”.
Así, el debate abierto en los
últimos tiempos entre la ciudadanía y administraciones sobre la titularidad de
la Mezquita-Catedral entra de lleno en la apropiación que la Iglesia viene
haciendo del monumento. ¿La Iglesia está imponiendo así una visión dogmática sobre un
símbolo de concordia entre religiones que es Patrimonio de la Humanidad?, cabe
preguntarse.
El Cabildo de la Catedral de Córdoba defiende que el templo es el mayor de la Iglesia católica en Córdoba, su catedral por tanto, desde el siglo XIII: “Desde 1236 el Cabildo de la Catedral de Córdoba ha sido el que más ha trabajado, el que más se ha preocupado y el que más ha invertido en proteger, cuidar y respetar el legado cultural y artístico del templo. Sin el compromiso del Cabildo por salvaguardar la riqueza cultural y artística del templo en los últimos ocho siglos, hoy no podríamos disfrutar del templo, un monumento que cada año es visitado por más de un millón de personas”, explican.
Y sin entrar en consideraciones puntuales, defienden la labor que en este tiempo han hecho del monumento: “La gestión que el Cabildo hace de la Catedral de Córdoba, antigua mezquita, representa y respeta fielmente todos y cada uno de los puntos por los que la UNESCO le concedió el título de Patrimonio de la Humanidad en 1984”. Pero sobre esa gestión, se extiende la sombra del “borrado” de la Mezquita.
Visitas nocturnas de carácter “catequético y pastoral”
Visitas nocturnas de carácter “catequético y pastoral”
El uso del monumento como “instrumento evangelizador” que la propia Iglesia admite, parece
ser la respuesta en otros ejemplos más allá del cambio de nombre del templo.
Ese fin es
el que queda patente en el audiovisual que, bajo el nombre de 'El alma de
Córdoba', se proyecta en la visita nocturna a la Mezquita-Catedral y que tiene
un marcado acento religioso, esencialmente católico: “Catequético y pastoral”,
según admitió el propio Cabildo catedralicio en su presentación. Como
muestra, un botón: la primera y la última imagen del vídeo es la misma: una
cruz cristiana.
La Iglesia
también sabe que el papel de los guías turísticos que enseñan el monumento es
clave a la hora de controlar la imagen del templo. Por eso, desde hace unos años
exige un examen de acceso y un curso sobre arte cristiano a los guías oficiales
que quieran un permiso expreso para trabajar en la Mezquita-Catedral. “El Cabildo hace un examen específico para filtrarlos
ideológicamente y que cuenten la historia del edificio desde la perspectiva
cristiana“, denuncian desde la plataforma Mezquita-Catedral Patrimonio de
Todos.
Todo ello es muestra de la apropiación que la Iglesia ha
hecho de la Mezquita-Catedral desde que la inmatriculó a su nombre en 2006 por
30 euros y esa apropiación es una de las
cuestiones básicas que denuncia la citada Plataforma Mezquita-Catedral
Patrimonio de Todos, que defiende que el monumento sea de titularidad
pública y se respete su historia y denominación.
“Negándole el nombre al monumento se le está negando la historia a Córdoba”
“Negándole el nombre al monumento se le está negando la historia a Córdoba”
El portavoz de la plataforma, el profesor Miguel Santiago, ha
sido claro en este debate: “Desde los
inicios del actual siglo y con la llegada de nuevos prelados, la
Mezquita-Catedral de Córdoba ha ido sufriendo un encorsetamiento cada vez mayor“.
Y ese proceso, en su opinión, “tuvo su máxima expresión en el año 2010 cuando
apareció sólo el nombre de Catedral de Córdoba en toda la cartelería del
monumento“.
“De esta manera, se
le niega al monumento su universal nombre de Mezquita, que fue como la Unesco
lo inscribió en su catálogo de monumentos mundiales (“The Mosque of
Córdoba / La Mezquita de Córdoba“, Buenos Aires, 2 de noviembre de 1984),
así como su nombre oficial, el de Mezquita-Catedral, acordado unánimemente en
1994 por el pleno municipal“ del Ayuntamiento de Córdoba y utilizado
administrativamente, recuerda Santiago.
Y sobre la importancia del lenguaje que
se utiliza, añade que con él se consigue “cambiar la esencia misma del
edificio, su código genético, su carácter simbólico de interculturalidad y de
interreligiosidad. Córdoba no se puede entender sin su Mezquita y la Mezquita
no se puede entender sin Córdoba. Es más, negándole el nombre al monumento se
le está negando la historia a Córdoba“.
A su juicio, con la
modificación del cambio del nombre de la Mezquita por el de Catedral, asoma “solo
la punta del iceberg de las decisiones que el Obispado ha ido tomando de cara a
darle a la Iglesia un protagonismo tan exclusivo y a la vez tan excluyente del
monumento“, explica el portavoz de la Plataforma, que ha reunido ya cerca de 365.000 firmas ciudadanas
para pedir a las administraciones que actúen para que el monumento sea de
titularidad pública y contra la actual gestión del mismo por parte de la Iglesia.
Historia y datos tergiversados
Historia y datos tergiversados
Una punta del iceberg que tiene otro instrumento para
ofrecer la perspectiva de la Iglesia sobre la Mezquita-Catedral en los folletos
turísticos. Se reparten entre los visitantes del monumento en inglés, japonés, alemán, francés,
italiano y español, y son muestra también de la peculiar manera de
reescribir la historia por parte del Obispado.
En ellos -por supuesto- se presenta el monumento bajo el único
nombre de 'Catedral de Córdoba' y de él se dice: “El valor y la belleza de la
Catedral de Córdoba no reside en la grandiosidad de su arquitectura, sino en la
sucesión apostólica del Obispo, al presentarse a los fieles como símbolo de su
servicio pastoral y de la unidad de la Iglesia fundada en la Palabra de Dios,
en los sacramentos y en la comunidad creyente“.
Sobre los orígenes de la
reconocida mundialmente como Mezquita y, oficialmente por el Ayuntamiento de la
ciudad y otros organismos, como Mezquita-Catedral, las explicaciones que ofrece
el folleto turístico repartido por el Obispado han merecido las críticas de
historiadores y expertos. En ellas, se reduce la Mezquita a una “intervención
islámica“ en el monumento.
Datos y detalles históricos se
modifican, como critica Pedro Marfil, arqueólogo experto en la Mezquita-Catedral
en la que ha desarrollado su trabajo durante años y que analiza el folleto
divulgativo para rebatir lo que en él se dice: “No hay una sola basílica de San Vicente –como se indica en el tríptico que ilustra esta información-, sino que son varios
edificios y de tres fases constructivas diferentes“. ”San Vicente no fue
expropiada, fue comprada, y no fue destruida (…) La Mezquita no se inicia tras
esa 'irrupción' sino 30 años después de la
llegada de Abd al Rahmán I y 74 años después de la llegada de los musulmanes“.
Y las
correcciones al folleto del Obispado prosiguen: “El 'recinto' tiene finalidad
de mezquita islámica con todo lo que ello significa. No se inspira en la Mezquita
de Damasco y en Al- Andalus la sala de oración se llama Haram, no se llama
zullah. No tiene influencia del arte
hispanorromano ya que las técnicas constructivas romanas son totalmente
distintas a las utilizadas en la Mezquita de Córdoba. (…) La alternancia de ladrillo y piedra no
era vista ya que todo estaba enlucido, alternaban los colores blanco y rojo. (…)
El patio no se prolongó durante Abd al Rahmán II, se hizo con Abd al Rahmán III“.
Datos y
detalles para contar de una manera la Historia de la Mezquita, en cuyo interior
se levantó una catedral, algo
que hizo enfadar al propio Carlos V, el rey que dio permiso para la obra y que,
según se recuerda históricamente, exclamó ante el resultado: “Habéis destruido
lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver
en todas partes“.