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El coronel condenado por acoso sexual a Zaida Cantera le reclama 30.000 euros
El coronel Isidro José Lezcano-Mújica, condenado por acoso sexual a la excomandante del Ejército Zaida Cantera, ha interpuesto una demanda por la vía civil contra ésta y contra Irene Lozano, ambas candidatas de la lista del PSOE por Madrid, ante las supuestas “ofensas y calumnias” vertidas en 'Salvados' (La Sexta) y en el libro 'No, mi general', a raíz del acoso sexual sufrido por la exmilitar.
Esta demanda civil será vista por un juzgado de Instrucción de Sevilla, a diferencia de la que el coronel interpuso ante la jurisdicción militar contra Cantera y que fue archivada por el juez togado militar central, que no vio “insulto alguno” ni “expresiones vejatorias o insultantes”.
Según ha explicado a Europa Press Fernando Osuna, el abogado del coronel, la demanda pide la apertura de un juicio ordinario y que se determine el “menoscabo del derecho al honor y a la intimidad personal y familiar” de Lezcano-Mújica, que fue condenado a dos años y diez meses de cárcel por acosar sexualmente a la entonces capitán Zaida Cantera.
La demanda también quiere que las dos candidatas socialistas rectifiquen la publicación y sean condenadas a indemnizar “por daños morales y profesionales” con 30.000 euros al mando militar condenado.
“Esta demanda trae causa como causa, la vulneración del derecho al honor que ha sufrido mi representado; consecuencia del absoluto linchamiento mediático que lleva padeciendo desde hace dos años”, mantiene la defensa del coronel, que habla de que Lozano y Cantera practican un “acoso y derribo público” dirigido “estratégicamente por ambas”, que “se esfuerzan en destruir la vida de mi mandante”.
Así, se asevera que su objetivo es “pedir amparo a la justicia” para que “de manera radical finalice este ajusticiamiento mediático y la reproducción de insultos”. De la misma forma, dicen perseguir que la opinión pública sea “consciente de la realidad de los hechos, pues tiene derecho a una información veraz”; que ambas “cesen inmediatamente en sus acciones ilegales de intromisión ilegítima al honor, retractándose de las mismas” y que “finalicen en la exposición pública de mentiras e insultos”.
En la información facilitada este viernes, el coronel expone que las acusaciones vertidas en un programa de La Sexta y en el libro son “falsas” y tienen un “carácter injurioso e insultante” e incluye algunos de esos supuestos insultos recogidos en el libro, como “malnacidos”, “cabrones”, “bizco baboso”, “violento y vengativo” o “hijo de puta”.
Sobre las declaraciones del libro también se reprueban afirmaciones como “su comportamiento cotidiano es el de un delincuente impune; sobre el papel, un inmejorable servidor de España”; o que sea “un acosador sexual persistente, visible e identificado como tal en distintos destinos por los que ha pasado, y, sin embargo, tolerado y aceptado en cada nuevo lugar”.
“Todos estos comentarios que son gravísimos y absolutamente falsos y buscan, obviamente, dar al lector una imagen de mi persona como la de un canalla sátiro que va persiguiendo a las mujeres buscando que se produzca un linchamiento mediático y en las redes sociales de Internet que destruya absolutamente su vida y la de su familia”, mantiene el demandante.
Con respecto a la “campaña mediática de desprestigio y grave daño realizado” por ambas en el programa televisivo 'Salvados', la demanda dice que se vierten “graves acusaciones y radicalmente falsas, que se maquillan de verdad”, lo que ha ocasionado que el coronel “esté pasando por un auténtico calvario vital” ya que “se ve expuesto casi a diario en prensa y en televisión a tener que soportar frases injuriosas y vejatorias, donde nadie pone límites, ni coto”.
Al hilo de ello, califica de “absoluta falsedad” la mayoría de las afirmaciones de Cantera, de las que hace un prolijo relato, entre ellas que dijera que el superior “se le acercaba delante de la gente sin ningún pudor” y apunta que tal afirmación “únicamente busca dar una imagen de mi mandante como el de una persona lasciva y libidinosa”; o que le hiciera el gesto con los dedos simulando una pistola. “Es ridículo e inverosímil”, dice el abogado del teniente coronel.