El Observatorio Español contra la LGBTfobia denuncia al arzobispo de Granada
El Observatorio Español contra la LGBTfobia ha interpuesto una denuncia ante la Fiscalía de Granada con copia a la Fiscalía Especializada en Delitos de Odio contra el arzobispo de Granada Francisco Javier Martínez por la homilía del pasado 14 de febrero y publicada en la web de la archidióseis, donde declara que tras lo que denomina “ideología de género”, hay una “patología” y “una torpeza de la inteligencia”.
La denuncia se basa en la supuesta comisión de varios delitos contemplados en los artículos 510 1) y 2) del Código Penal, según el colectivo, “por promover un discurso del odio contra las personas LGBT, además de difundir un escrito cuyo contenido fomenta la discriminación”.
En la denuncia se pide que se tome declaración a los denunciados, y se considera un hecho grave, por lo que se piden las penas máximas que establece la ley para este tipo de delitos.
“Desde el Observatorio consideramos esta homilía del odio, donde se nos tacha poco menos que de enfermos y tarados, una grave injuria y una humillación fomentando un discurso del odio que propugna la exclusión social, la discriminación y injusticia contra las personas LGBTI”, ha declarado Paco Ramírez, director del observatorio.
En su opinión, “es inaudito que la justicia archive una y otra vez, todas las denuncias sobre discurso del odio realizada por numerosos miembros de la jerarquía católica” basándose en la libertad de expresión y de religión, “cuando ambos derechos deben tener unos límites determinados, sobre todo cuando ejerciendo esas libertades ataca, acosa, humilla y desprecia a todo un colectivo”.
“Sin duda poco tiene que ver este discurso del odio con otras voces que llaman a un acogimiento y a una inclusiónverdadera de las personas LGBT en el seno de la Iglesia Católica, tal como señala el evangelio, que es un mensaje de amor, concordia, hermandad y justicia. Mantener a estas alturas del siglo XXI una interpretación fundamentalista de la moral sexual cristiana, no sólo es una concepción simplista y discriminatoria de la sexualidad, sino que continúa provocando futílmente mucho dolor, exclusión y heridas espirituales en muchos creyentes”, concluye.