La convocatoria electoral entra de lleno en las negociaciones por la Presidencia en Andalucía
El pasado jueves, sabedora de que no volvería a obtener la confianza necesaria de la Cámara andaluza para ser reelegida presidenta de la Junta, Susana Díaz reunió a su grupo parlamentario en una sesión abierta. Allí lanzó la idea que sabe qué determinará a partir de ahora unas negociaciones encalladas con los grupos de la oposición: “Si hay que ir a unas nuevas elecciones, se irá”. Corta, sencilla y contundente. Por primera vez, y por iniciativa propia, la candidata socialista vislumbraba como probable el escenario de la nueva convocatoria electoral en Andalucía e introducía un nuevo elemento de presión en el diálogo. “Si alguien no teme ir a unas elecciones es el PSOE”, decía a la prensa al salir de la tercera votación fallida del Pleno.
Susana Díaz, este viernes en una entrevista en la Cadena Ser insistía en la idea: “Los que hoy están en el no, el día que vean que están cerca las urnas y que su descalabro puede ser mayor que el del 22 de marzo, quizá se planteen otra cosa”. “Queremos un Gobierno cuanto antes, pero si no avanzamos volveremos a convocar”, reafirmaba el secretario de organización del PSOE-A, Juan Cornejo, en una comparecencia durante la mañana. ¿Qué busca la candidata socialista introduciendo en el debate la presión de las urnas? Desde el PSOE sostienen que no temen a unas nuevas elecciones de las que, explican, pueden salir reforzados aunque no logren mayoría absoluta. De un lado, dicen manejar encuestas recientes en las que tanto PSOE como Ciudadanos obtendrían mejor resultado en el Parlamento ante un PP en caída libre. Por otro lado, apelan a la experiencia, a los buenos resultados obtenidos por Manuel Chaves en 1996 tras la corta legislatura de la pinza (1994-1996). En cualquier caso, el soscialismo andaluz espera salir reforzado en las elecciones municipales del próximo fin de semana y que el mapa de poder municipal que establezcan las urnas acabe por resolver la investidura con una balanza a su favor.
Una legislatura complicada
No haber logrado arrancar la abstención en estas semanas de negociación, o el rifirrafe organizado en el Pleno a la hora de configurar la Mesa, pone en evidencia que la nueva legislatura será dura. Sobre todo, en un primer periodo antes de las elecciones generales previstas para final de 2015. El primer pulso tomado a la capacidad de negociación de unos y otros hace complicado imaginar la aprobación de unos presupuestos o de las 24 leyes anunciadas por Susana Díaz en su discurso ante los parlamentarios.
La capacidad de convocar nuevas elecciones no está ya en manos de una presidenta en funciones, sin poder para disolver la Cámara, sino que deviene del Estatuto de Autonomía. Este prevé en su artículo 118 que “Si, transcurrido el plazo de dos meses a partir de la primera votación, ningún candidato hubiera obtenido la mayoría simple, el Parlamento quedará automáticamente disuelto y el Presidente de la Junta en funciones convocará nuevas elecciones”. Se trata de un escenario dibujado con la reforma de 2007, después de la experiencia de gobiernos sin mayoría absoluta en Andalucía y con cuatro grupos parlamentarios. Hasta entonces, el Estatuto de 1981 daba dos meses para fijar gobierno y, si no se llegaba a acuerdo, obtenía la Presidencia la candidatura más votada.
En caso de tener que recurrir a nuevas elecciones (hay hasta el 5 de julio para alcanzar el acuerdo) los andaluces volverán a votar en septiembre, ya que en los meses de julio y agosto la Ley Electoral andaluza prohíbe la convocatoria de comicios. En otoño, y si no vuelven a conseguirse mayorías absolutas, el nuevo debate de investidura tendría lugar en medio de una precampaña de elecciones generales que, en principio, serían en noviembre. El Parlamento andaluz volvería a verse afectado pues por una situación similar a la actual, en la que una convocatoria electoral (elecciones locales y autonómicas) está determinando el devenir de las negociaciones parlamentarias.
PP-A: la convocatoría sería el fracaso de Díaz
El PP andaluz entiende que recurrir a las elecciones es una amenaza de poco recorrido, entre otras cosas porque reflejaría “el fracaso de la estrategia de Susana Díaz”, según Juan Manuel Moreno, presidente del PP-A. Ellos también esperan que las elecciones municipales cambien el escenario del diálogo es la Cámara autonómica, aunque Moreno insiste, “no tenemos miedo a ningún proceso electoral”.
IU, que hasta ahora sólo ha mantenido una reunión con el PSOE y de apenas 40 minutos, descarta, en prinicipio una nueva convocatoria. “En política falta mucha poesía y sobra mucho teatro y no me extrañaría que al final de todo este debate sea el PP el que se abstenga para permitir que Susana Díaz sea investida”, decía este viernes su coordinador regional, Antonio Maíllo.
Podemos ha sido especialmente duro con Susana Díaz en este asunto. El planteamiento de una nueva convocatoria electoral lo consideran “surrealista e irresponsable”. Los parlamentarios Juan Ignacio Moreno Yagüe y Esperanza Gómez señalaron que la presidenta “está trasladando que no piensa ceder en nada y que mantiene una postura de diálogo nulo, no sólo con Podemos, sino con todos los grupos”. Teresa Rodríguez ya advertía este jueves en el Parlamento que “Susana Díaz ha puesto en marcha su máquina demoscópica”.
Igualmente crítico con la convocatoria de unas nuevas elecciones se ha manifestado Ciudadanos, pese a que las encuestas reflejan su constante crecimiento en la región. Juan Marín, líder andaluz de Ciudadanos, consideró este jueves en el Parlamento irresponsable acudir a elecciones, entre otras cosas porque ven cerca el acuerdo con los socialistas salvo en un punto: la dimisión inmediata de Manuel Chaves.
Lo cierto es que el PSOE aparentemente se esfuerza fundamentalemente en la abstención de Podemos y Ciudadanos para obtener la investidura. Reconocen avances, pero lentos, demasiado lentos para el calendario con el que se trabajaba en un principio. Tanto PSOE como PP, como aseguran algunos miembos, se extrañan ante lo que podrían considerarse nuevas formas de negociar. Y, desde el otro lado, Moreno Yagüe, de Podemos, resumía en el Parlamento dónde, a su juicio, podría estar la raíz del problema de esta negociación: “El PSOE tiene un halo de desconfianza a su alrededor que hace que le exijamos hechos y realidades tocables y constatables”.
En cualquier caso, los días restan, el calendario corre y la vista está, de momento, puesta en la cita municipal con las urnas que dibujarán, o no, un nuevo escenario para la negociación.