Puerto Real recupera su astillero: “Hemos sufrido mucho, pero aquí seguimos”
156.000 toneladas de peso muerto, 274 metros de eslora, una manga de 48 metros y 20.144 toneladas de acero empleado. Son las dimensiones del gigante que se está construyendo en el astillero de Navantia en Puerto Real (Cádiz). De allí saldrán cuatro petroleros en los próximos meses, lo que supone un gran alivio para unos trabajadores que habían reclamado actividad con insistencia.
En el acto que ha tenido lugar esta semana para celebrar la fabricación del primero de los petroleros Suezmax para el Grupo Ibaizábal no se ha podido contener la emoción por parte de algunos de los trabajadores más veteranos. Pepe admite con orgullo que “cuando me presentaron al embajador coreano y presidente del astillero les dije que yo estaba ahí con la misma ilusión que en el año 91, cuando hicimos 11 petroleros hasta el año 93. Desde entonces han pasado muchas cosas y hemos sufrido mucho, pero aquí seguimos”.
El sector naval ha sido tradicionalmente uno de los pilares en el apartado laboral en la Bahía de Cádiz y en la actualidad atraviesa por un momento de cierta luz con este encargo. Esto garantiza carga de trabajo por un periodo largo de tiempo y sirve, además, permite seguir ganando posiciones en el mercado al mostrar la competitividad de los astilleros de Puerto Real. Según José Manuel Revuelta, presidente de Navantia, “la operación generará empleo directo, indirecto e inducido de más de 3.100 personas. De este número, más de 1.600 empleos son inducidos”.
Hace tres meses culminó el proceso de puesta de la seis quillas de los petroleros Suezmax que se van a construir en gran medida en el astillero puertorrealeño para el armador Ondimar Transportes Marítimos LDA, aunque algunos bloques también se harán en Ferrol para ajustar que el barco se haga en 21 meses, que es el tiempo estipulado.
De generaciones
Y es tanta la experiencia que atesoran que se han dado casos curiosos. Están llegando remesas de jóvenes trabajadores a través de una escuela de formación y cuatro de ellos son nietos de currelantes que ya se dedicaban a lo mismo hace tres décadas. “Cuando uno de ellos me dijo su apellido me sonó mucho y resulta que era porque yo había trabajado con su abuelo en los años 80 y 90. La pena es que por medio hay una generación que se ha perdido por culpa de la falta de carga de trabajo”, explica Juan Carlos.
Pero, ¿cómo se construye un petrolero? Este tipo de barcos 'Suezmax' se denominan así porque sus dimensiones les permiten navegar por el Canal de Suez. La construcción de un petrolero encierra un enorme trabajo de ingeniera naval y obliga a los no iniciados a imaginar un gran rompecabezas donde cada pieza le da sentido a la anterior y a la posterior.
El modo de construir los barcos ha ido cambiando mucho a lo largo de la historia, empezando por la construcción de madera y evolucionando con el paso de los tiempos a emplear el acero. En un principio las uniones de las planchas eran con remaches y cuando apareció la soldadura, con las uniones soldadas. También la manera de hacerlos ha ido evolucionando desde la construcción en gradas inclinadas para botar el barco una vez terminado el casco, hasta en dique seco por la mejor comodidad en la construcción.
En las gradas se comenzaba por el forro del buque y se iba cerrando cual barril de vino, hasta revolucionar la manera de construirlo como en nuestros días. Esta forma es igual que la construcción de los puzzles tridimensionales: se van construyendo piezas (bloques) en diferentes talleres, incluso distintos astilleros, y se van uniendo en el dique o grada que vaya a tener su entrega final, dotado para navegar perfectamente con la tecnología adecuada a los tiempos y las necesidades de la carga que va a transportar.
“Hacer barcos es una experiencia muy especial”
“Es una gran satisfacción trabajar en esto porque llevábamos tiempo pidiendo carga de trabajo y se demuestra una vez más que el astillero de Puerto Real está preparado para afrontar encargos importantes como éste. Tenemos mucha experiencia y es emocionante que, después de mucho tiempo, podamos seguir haciendo lo mismo que hacían nuestros padres y nuestros abuelos. Hacer barcos es una experiencia muy especial y aunque ahora llevan más tecnología que antes, el sistema es similar”, explica Pedro, uno de los operarios de Navantia. Además, un apartado que es muy destacado por buena parte de la plantilla de trabajadores es que en este proyecto se vuelve a la senda de la construcción civil con la tecnología de los gaseros LNG y se pasa la página de la construcción millitar.
Cada buque se compone de 150 bloques, colocados en su sitio adecuado a lo largo de 45 montajes. Las planchas, tal como llegan al astillero gaditano, se sueldan por cabeza, y se les ponen refuerzos para alcanzar los 22 metros de cada bloque. Un aspecto fundamental en el proceso de construcción es velar por la seguridad. Para ello se trabaja en un doble casco para todo el fondo y la cubierta principal para prevenir la consecuencia medioambiental de posibles impactos.
Cabe recordar que el armamento son las piezas que van en el barco, como tuberías, estructuras para cables o bombas de achique, entre otras muchas, que van metidas en los bloques. El hotel del barco, por ejemplo, se coloca de una vez y consta de unas seis plantas. Son cinco cubiertas y todo se monta en la dársena porque así sufre menos el dique en toneladas de presión. Pueden ser 30 ó 40 personas tripulantes en un buque que va preparado con el sistema de navegación de máquina desatendida, sólo con puente de mando. Puede ser dirigido desde el puente de mando.
Los trabajadores de Puerto Real son optimistas porque entienden que esto es una muestra de que el mercado marítimo está subiendo, no sólo por el petróleo sino también por los gaseros. Es una luz al final del túnel después de 23 meses pidiendo carga de trabajo. El departamento comercial de Navantia ha hecho 386 ofertas en 2015 y también existe la esperanza de que pueda concretarse una operación en Arabia Saudí. Las fechas más importantes son las de entrega, que son cronológicamente: noviembre de 2017, febrero de 2018, agosto de 2018 y noviembre de 2018.
El barco se terminará en Puerto Real en la dársena con todos los suministros, con su arqueo e incluso con combustible. Saldrá a unas pruebas de mar y cuando está aceptado por el armador, tendrá lugar el famoso botellazo. Para eso quedan todavía muchos meses, pero la actividad no cesa en un astillero que vuelve a tener actividad. Y eso es salud para toda una Bahía.