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En Andalucía no hay elecciones pero lo parece
En Andalucía no hay convocatoria electoral inmediata pero lo parece. No sólo por la tradicional lluvia de encuestas coincidiendo con la celebración del 28 de febrero, Día de Andalucía, sino por la agenda en algunos casos frenética de los partidos andaluces y sus líderes. También por las llamadas campañas institucionales de la Junta de Andalucía que después de años de sequía presupuestaria –ya se sabe que en épocas de tiesura, la publicidad es lo primero que se va y lo último en volver-, hasta han hecho una aprovechando el 14 de febrero, Día de San Valentín.
La Junta también ha publicitado recientemente lo bien que lo hace aplicando la ley de la Dependencia, y fechas conmemorativas internacionales como el Día contra la Mutilación Genital Femenina, el Día Escolar de la no Violencia y la Paz, el Día de la Igualdad Salarial o el Día Europeo de la Salud Sexual. Si las elecciones estuvieran convocadas, estas campañas no podrían hacerse porque la ley andaluza de Publicidad Institucional prohíbe los mensajes de autobombo, pero como no las hay, aunque lo parece, la Junta puede festejar, como hizo, hasta el Día Mundial de los Humedales.
La presidenta de la Junta de Andalucía, la socialista Susana Díaz, ha tocado a rebato a sus consejeros. Les ha pedido “mucha presencia en los territorios, no perder la cara a ningún colectivo, salir de los despachos y pisar la calle”, según cuentan desde el Gobierno. Hasta tal punto se lo han tomado en serio que hasta Rosa Aguilar, consejera de Justicia, exconsejera de Cultura, exconsejera de Obras Públicas y Vivienda, exministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y exalcaldesa de Córdoba, tiene agenda. Tener el título de político sirve para poco si uno no demuestra que lo es.
La propia Díaz ha diversificado sus actos al tiempo que ha intensificado su presencia nacional a través de varias entrevistas y ahora, además de colegios, hospitales, centros de mayores y de discapacitados, acude a actos culturales gracias sobre todo a la atractiva agenda que le brinda su consejero de Cultura y exportavoz del Gobierno, Miguel Ángel Vázquez.
Díaz viene del “pleistoceno”, que es como ella llama al periodo de más de dos años en los que estuvo dejándose la piel y arrimando el hombro para conseguir la secretaría general del PSOE. Esa batalla la perdió de manera estrepitosa y decidió centrarse en Andalucía. Las herramientas que ha utilizado para volver son las mismas que las de sus antecesores: la bandera andaluza en una mano y el presupuesto (transferencias de renta indirectas) en la otra. Según las encuestas, las suyas y las ajenas, le va bien, teniendo en cuenta que bien significa que cada vez te quieren un poquito menos, pero menos aún a la oposición.
De todas las encuestas publicadas, la que tiene mayor solera es la que realiza el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral (Cadpea) dependiente de la Universidad de Granada. Se le llama el CIS andaluz, aunque realmente ni lo es ni lo era. Ese sobrenombre periodístico lo recibía el Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía, que dejó de publicar sondeos cuando las cajas de ahorros andaluzas cortaron la financiación.
El Estudio General de la Opinión Pública de Andalucía (Egopa) del Cadpea conocido este lunes supone un auténtico terremoto, pero en la derecha andaluza. Díaz tenía razón cuando en el pasado mes de diciembre le dijo con desparpajo al presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, que lo que él creía que era suelo electoral en realidad podía ser su techo. Según la estimación de voto del Egopa, de celebrarse ahora elecciones el PP obtendría el 18,3% de los votos, lo que le retrotraería casi al mismo nivel de hace 36 años, cuando en las primeras elecciones andaluzas, con la UCD aún viva, la entonces Alianza Popular obtuvo el 17% de los apoyos.
Ni en los sondeos ni en el recuento en urna el PP había perdido nunca su condición o poltrona de principal partido de la oposición en Andalucía. Salvo hasta ahora, cuando Ciudadanos, según el Egopa, lo supera en un punto y medio al situarse con el 19,8% de los votos. “El principal cambio político que se están dando es la gran pugna en Andalucía entre Ciudadanos y el Partido Popular. Hay un castigo al PP, porque Ciudadanos no se lleva nada del voto del PSOE”, sostiene Carmen Ortega, directora del Cadpea y responsable del Egopa junto a los profesores Ángel Cazorla y Juan Montabes.
La encuesta da otro dato igualmente llamativo. Ciudadanos, con el 23,7%, sería el primer partido en intención de voto directo, superando al PSOE (18,3%). En la estimación del Cadpea, el PSOE sigue ocupando la primera posición al incluir los analistas el recuerdo de voto.
El partido creado en Cataluña por Albert Rivera ocupa la primera posición en otros datos: el 26,8% desea que gane Ciudadanos; es el que inspira más simpatía (29,6%); y al que se sienten más cercano (30,3%). Pero a la hora de preguntar por la formación por la que se sienten más identificados, los encuestados bajan el suflé naranja. El PSOE (27,5%) y PP (25,8%) superan a Ciudadanos (23,6%), e Izquierda Unida (7,6%) a Podemos (7%).
¿Cómo es posible esto? “Una cosa es el gustar y otra el querer”, contesta Carmen Ortega. “El proceso catalán ha influido en Andalucía tanto a la hora de premiar a Ciudadanos como de castigar a Podemos. Y el problema de Ciudadanos es que tiene un voto de simpatía, un voto de opinión, que lo puede perder a la primera equivocación. Por eso, una cosa es que te guste alguien y otra dejar de querer a alguien”. De hecho los encuestados no se creen sus preferencias: un 76,3% piensa que ganará él PSOE.
Ortega admite que el ciclo político que apunta el barómetro de invierno no está confirmado y que habrá que esperar para ver si hay una hecatombe del PP o si se trata de una burbuja. Mientras tanto, Ciudadanos tendrá que pensar si se puede convertir en alternativa de Gobierno apoyando al Gobierno, toda vez que en las coaliciones siempre el que pierde es el pequeño, y si a corto y medio plazo esta situación puede afectar al calendario electoral.