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Comer insectos
La FAO, Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, nos acaba de decir que comer insectos puede ser muy bueno, ya que tienen muchas proteínas, carecen de grasa y su producción es muy barata. En estos tiempos donde nos comen las moscas, puede ser buena idea pasar al contrataque y que seamos nosotros lo que nos las comamos a ellas.
Esto conllevaría un cambio de cultura importante (aunque a mí no me haría falta porque yo de chico ya me hartaba de gusanitos). Por ejemplo, se perderá ese momento mágico en el que la madre le hace a su pequeño el avioncito con la cuchara llena de garbanzos para que coma. En su lugar, las madres para que sus niños coman se esconderán moscas en los puños y se pondrán a cantar como Musikito: “ ¿Donde está la mosca aquí o aquí? ¿Donde está la mosca aquí o aquí? ¿Donde está la moscaaaaaaaaa?”.
Qué pena que todavía no estemos acostumbrados a comer insectos porque yo me hubiera ahorrado un montón de dinero en la alimentación de mis hijas. Pasta pero pasta de verdad si cada vez que hubiera hecho el trayecto en coche Sevilla-Cádiz o viceversa, hubiera abierto la ventana y les hubiera dicho a mis criaturas:
- “Niñas, sacad la cabeza por la ventana, abrid la boca y no cerrarla que os voy a hartar de mosquitos”.
- “Bieeeeeen. Papi, ¿y de postre qué comemos?”.
- “El postre, cuando lleguemos. Le voy a echar azúcar al parabrisas, a la matrícula y a la parte de delante”.
Al final, yo creo que nos acostumbraremos y las reglas del mercado serán las mismas de siempre. La comercialización de insectos será común. Pasará como las gambas, habrá mosca barata, sin mucha consistencia, 'pal arró', que la podremos encontrar en cualquier Moscadona, y también habrá mosca cara, de calidad, mosca gorda y rica, de a 40 euros el kilo, sólo para la cena de Nochebuena.
- “Oye niño, resérvame pa Nochebuena una caja de moscas pero de las buenas”.
- “Te voy a traer moscas de rabo de camello que tienen mucha fibra porque se pasan todo el dia esquivando el rabo de los camellos y no tienen grasa ninguna”.
En las plazas de abastos escucharemos nuevos pregones: “Mira niña que abejorro de ración tengo hoy”. “Lombrices de tierra, que las traigo de la sierra”. “Llévate estos piojos, que te entran por los ojos. Son frescos, mira cómo se mueven”. “Moscachoooones de Utreeeeera”.
Y ya puestos, ¿por qué quedarnos sólo en la comida? Aparecerán bebidas populares con sabor a insecto. Llegará el día en que alguna multinacional americana inventará el primer refresco con extracto de cola de cucaracha, y lo llamará Cuca-Cola. Habrá Cuca-Cola normal y Cuca-Cola Zero que proviene de cucarachas que no son diabéticas, es decir, que no tienen alto sus niveles de azúcar.
No me extrañaría que alguna bodega inventara el vino hecho de extracto de grillo hembra, especial para la feria. “Bebe Manzagrilla, de Bodegas Barbagrillo”.
Como me dijo el otro día el gran Selu Cossío de Cádiz, aparecerán nuevas cadenas de comida rápida y crearán los bocadillos de pulga, los Pulguer King. Y tú allí con tu señora y los niños, tomándote tu hampulguesa de Pulguer King y tu Cuca-Cccola. Quien no quiera pulga puede optar por una sandwichjuela. Otras cadenas se especializarán en las chinches fritas y crearán un Kentucky Fried Chinches.
Donde se ponga el puchero y la pringá de mi madre...
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