¿Qué pasa con la nueva EPA?

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado una nota en sobre la Encuesta de Población Activa (EPA) en su página web en la que informa:

"A partir de la EPA del primer trimestre de 2014, que se publicará el 29 de abril, los resultados se calcularán con la nueva base de población, que incorpora la información actualizada de los Censos de Población y Viviendas de 2011. Oportunamente se proporcionarán series retrospectivas homogéneas, calculadas con la misma base de población, para el periodo 2002-2013.

Estos cambios de base son obligados cuando se detectan cambios significativos en el volumen de la población respecto a las poblaciones utilizadas en la EPA, como ha sucedido tras disponer de los resultados del Censo de 2011. La anterior revisión se efectuó en 2005, como consecuencia del incremento de población producido en aquellos años“

¿Qué significa esto? ¿Van a cambiar las cifras del paro?¿Es justo o lógico que esto sea así? Para responder a estas preguntas debemos analizar qué es la EPA, pero las respuestas a las dos últimas preguntas son: “Sí” (esto seguro que os lo esperabais) y “Sí” (esto, sin embargo, es una sorpresa para más de uno).

Así, veamos qué es la EPA y cómo se calcula: la EPA es una encuesta, se pregunta a unas 65.000 familias que suman un total de unos 180.000 individuos, a partir de los datos obtenidos: número de empleados, parados, menores, etc., en dicha muestra, se trata de obtener qué ocurre en toda la población española. Si la encuesta dice que un 15% de la muestra está parada, también un 15% de la población total debería estarlo, al ser la muestra tan grande (piénsese que muchas encuestas electorales que son mucho más complejas, la muestra puede ser de muy pocos miles de individuos), los datos son bastante fiables y se considera mucho más cercano a la realidad que el número de parados apuntados a las oficinas del INEM que puede variar por muchas razones.

Naturalmente, si los datos del censo varían (ya que a partir de la próxima EPA van a utilizar el último censo) las cifras totales absolutas deben variar; las absolutas, pero no las relativas. Sin embargo, en este ocasión también van a cambiar las cifras relativas (el tanto por ciento de parados) ¿cómo es eso posible?

La idea es que a partir de los datos crudos obtenidos en la EPA no se hace una regla de tres para obtener los datos de la población general, sino que se cocinan un poco para tratar de dar aún mayor fiabilidad. Por ejemplo, si ha dado la casualidad de que, en la muestra, el 51% de los encuestados eran hombres, puesto que la población general el porcentaje de hombres es menor, se dividen los datos de la EPA en dos: por una parte se calculan los datos del paro entre los hombres, por otro el de las mujeres y, con los datos reales del censo, una vez conocidos esos dos datos, podemos calcular el porcentaje total de parados. Es algo normal y deseable que se realiza en muchas encuestas para corregir ciertas desviaciones. El problema con la EPA es que uno de esos datos que se usa es el del paro entre la población inmigrante, entre ellos el paro es mucho mayor y con los datos que manejaba el INE, al estar ligeramente desfasados, dicha población inmigrante tenía mucho peso en la población total. Los nuevos datos del censo muestran que hay menos inmigrantes que los que usaba el INE y, por tanto, el porcentaje de paro que aportan a la población total ha de rebajarse en algo.

En resumidas cuentas: la nueva EPA variará reflejando mayor población en España y, por tanto, mayor número de población en edad de trabajar. Al bajar el número de inmigrantes, estos, que tienen más paro, tienen que tener menos peso al calcular el número de parados y es fácil que estos no aumenten con la misma proporción que la población total.

Vamos, que esta medida, para variar, no está mal, lo que va a ser vomitivo es el uso propagandístico que doña Fátima y sus colegas harán de los nuevos datos.