El PP plantea lo que queda de campaña entre la candidata pendenciera y el cortés caballero
Que en el día después (casi) todo pivotaría en torno al debate televisado estaba cantado. Menos esperable era que el candidato tímido, al que había que hacerle sentir que se le quiere porque llegó de Madrid siendo un desconocido, se viniera arriba a cuenta de una actuación televisiva “cortés, respetuosa y cordial”, contrapuesta reiteradamente a la “soberbia” que los populares detectaron en Susana Díaz. “Querido Juanma, ¡qué éxito el de anoche!”, le dijeron, y tan convencido se mostró que se levantó de su asiento, saludó al público enardecido (unos 3.0000 asistentes) y lo arengó con un aspaviento. Rajoy también se lo dijo: “Como todo el mundo habla del debate, yo también voy a hablar del debate y así se me escucha: Juanma, ayer ganaste el debate”. Y el aludido se vio no solo ganador de la pelea verbal, sino de la que cuenta. Las encuestas son para quien las quiera. “¡Cinco días y seré el Presidente de la Junta de Andalucía!”, pronosticó él cuando subió al escenario. El público respondió como si lo hubiese anunciado un domingo por la noche.
En la recta final de campaña el tono se ha agriado, y los contendientes se han quitado los guantes de seda para enfundarse los de boxeador. Al menos, el PP los ve desde ayer en los manos de Susana Díaz. “Ayer tuve un debate”, dijo Moreno en tono de confidencia. Y a partir de ahí, fue desgranando los agravios que, según él, dufrió: “Yo intenté proponer mis ideas. Siempre he pensado que una de las elementales reglas de cortesía en la vida y en la política es saber escuchar. Solo el que sabe escuchar puede aprender y puede proponer. Ayer quedó en evidencia que nuestra presidenta no sabe escuchar”. Y aprovechando la presencia de varios colectivos con problemas no resueltos (ALPES, escuelas de formación), a los que puso como ejemplo de la supuesta falta de empatía de Susana Díaz, se animó con una lista de contrincantes de la Presidenta: “Bronca con los alcaldes democráticamente elegidos; bronca con el gobierno de España; bronca conmigo; bronca con Pedro Sánchez... ¡Es que sólo sabe pelearse!”. Según Moreno, durante el debate “quedó en evidencia que hay dos estilos, dos maneras de gobernar, que la señora Díaz y yo somos muy diferentes”. También hubo críticas al supuesto personalismo de la presidenta en funciones: “Yo le quiero decir a la señora Díaz, con todo el respeto, que Andalucía es mucho más que ella y que yo. No es un instrumento electoral para manosearlo en campaña, no es una competición para ver quién utiliza más la palabra Andalucía”.
Rajoy le apoyó, en su estilo. “Juanma, ayer ganaste el debate. Otra vez. Lo ganaste también la semana pasada. Y lo ganaste ayer. Dos veces. Solo dos, porque no ha habido una tercera”, comenzó. A partir de ahí, la retahíla de virtudes que, según el presidente, mostró su candidato andaluz al aguantar los embates de la Presidenta: “Fuiste lo que eres: o sea, educado, o sea, correcto, o sea, respetuoso con tus adversarios. O sea, fuiste demócrata, no entraste al trapo de nadie, dejaste hablar, no interrumpiste, no perdiste los papeles, que es muy importante en la vida, demostraste que te sabías los temas, el moderador no tuvo que llamarte la atención...”. Y entonces, lo vio ganador, porque según él, esas son cosas de líder: “En suma, fuiste presidente”. A Moreno lo interrumpieron los gritos de ánimo, pero uno le descolocó. “Juanma, Moreno, de presidente te queremos”. Aquello sonó tan forzado, tan fuera de cualquier métrica, que el candidato no lo entendió, y salió del brete diciendo que el PP no es Podemos, a quien nadie había mentado.
Andalucía “puede mejorar mucho más”
Fuera del combate cuerpo a cuerpo, dos argumentos ya sabidos: la recuperación económica y el voto útil. Cualquier voto, fuera del que vaya al PP, beneficiará al PSOE, vino a decir Rajoy. “Si queréis un cambio el domingo, tened coraje y votad al PP”, pidió el Presidente, que concedió que Andalucía “ha mejorado” en los últimos 30 años como el resto de España, “¿quién lo pone en duda?”, “pero puede mejorar mucho más”. Ciudadanos (ya adversario oficial) es, según Elías Bendodo, presidente del PP de Málaga, “la marca blanca de los socialistas cabreados”. “Podemos y Ciudadanos se parecen demasiado, el único argumento que ofrecen es el enfado y ya han dicho que están dispuestos a pactar con el PSOE”. En economía, Moreno cuantificó una promesa (“Voy a bajar dos puntos el tramo autonómico del IRPF y eso significa que vais a tener una media de 400 o 450 euros más en vuestra cartera, para gastar en lo que queráis”) y Rajoy sacó pecho para apoyar los anuncios electorales de su candidato. “Se van a crear cientos de miles de empleos si perseveramos en una política seria”, dijo. Y lo serio, ya lo anunció en febrero, es el PP.
En los grandes mítines del Partido Popular en Málaga, aquellos en los que se pone de largo el candidato y se le arropa con un presidente de Gobierno, hay un personaje que porta pancartas que resumen la actualidad. Se pasea entre el público con una gorra roja, y se hace fotos con quienes se identifican con sus mensajes. “Dicen que no pactaremos jamás con el PP. Ja ja ja, están acojonados”, se leía en el cartel que llevaba en Torremolinos el 7 de febrero, allá por la Prehistoria. Ayer, el cartel decía así: “Hemos visto una candidata ordinaria, mal educada, embustera y torpe. Las mujeres andaluzas no son así”. Interpretación del segundo y último debate televisado libre y personal, pero compartida por todos los que fueron subiendo al escenario. Dio la impresión que el eje de los últimos días de campaña pasará por dibujar a Susana Díaz como una candidata pendenciera y a Juanma Moreno como un cortés caballero.