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Pocas diferencias en los programas de cultura de las elecciones del 22M
Si ha habido un área afectada por el adelanto electoral ha sido cultura. Con presupuestos cada vez más menguantes, con un IVA al 21% y que de momento, a pesar de las noticias, parece que Mariano Rajoy no va a bajar, a los sectores que componen la cultura en Andalucía sólo les quedaba aferrarse a las nuevas medidas para convertirla en clave para el cambio de modelo económico en Andalucía. Eso que dice todo el mundo pero que nadie hace.
Con el adelanto electoral han caído la Ley de Mecenazgo, que solo llegó a ser anteproyecto de ley, lo que significa que a hacienda no le gustó nada la propuesta, que intentaba fomentar el consumo cultural pudiendo desgravar en el tramo autonómico entradas de teatro y cine. Si alguien sigue guardando entradas de 2014 las puede tirar, de aplicarse será en 2016-2017.
La Ley del Cine tenía todo el viento a favor, había sido consensuada con el sector como se demostró en las jornadas organizadas en diciembre de 2014, allí mismo se hablaba de lo importante que era que a lo largo de 2015 se cumplieran todos los plazos para que en 2016 pudiera estar en marcha el Fondo de Garantía que iba a sustituir el perdido por préstamos públicos con la intención de cambiar el modelo de las ayudas. Será que el sector sigue en estado de felicidad post-Goya y aún no se ha dado cuenta que hasta por lo menos 2017 esto no será una realidad.
El otro sector fuerte en Andalucía, el de las artes escénicas, sí que se ha movido y presionado, consiguiendo pasar de presupuesto cero para las artes escénicas (aprobado por PSOE-IU en el presupuesto para 2015) al mismo presupuesto de 2014 para ayudas a salas, compañías y flamenco. De hecho este sector ha conseguido reunir a todos los partidos este jueves en la sevillana sala La Imperdible para hablar de políticas culturales y artes escénicas. Con este escenario analizamos los programas electorales de las formaciones que concurren a las elecciones del 22M.
PP-A
Su programa contiene un total de 38 medidas muy detalladas, aunque algunas son repetitivas, enmarcadas en el ámbito de la creación de empleo. Parece que la cultura es importante para el PP-A, aunque en la legislatura anterior el perfil en este tema haya sido más bien bajo, porque dicen que van aumentar su presupuesto sobre todo para destinar más dinero a la restauración del patrimonio “eclesiástico, civil, industrial, militar, submarino, ciudades históricas, arqueológico” creando planes de empleo para restaurar y acelerando la declaración de los Bienes de Interés Cultural (BIC). Una de sus medidas estrella, y más destacada, es apoyar la tauromaquia y declararla con esta figura de protección.
El resto del programa de los populares es un catálogo de leyes, medidas, planes que no parecen muy ordenados: ley de fomento y difusión de la cultura, plan específico de difusión de los museos, ley de mecenazgo, plan de actividades escénicas, ley de la música y la danza de Andalucía, ley del libro y un plan de bibliotecas. Esta promiscuidad legislativa parece poco realista y más producto de una suma de todas las propuestas llegadas desde las provincias que un plan real y meditado.
Lo que está claro es que no se puede decir que el partido vaya a tener un perfil liberal en cuanto a la producción cultural. Si leemos el programa vemos cómo quiere tener un papel activo (como por otro lado ha hecho en ayuntamientos como el de Málaga o Sevilla) haciendo y promoviendo exposiciones, festivales y museos. Curiosamente no mencionan nada de los proyectos sin terminar del Gobierno de Andalucía: el Íbero de Jaén, las Atarazanas de Sevilla (un damnificado más de la burbuja inmobiliaria que se ha llevado por delante a Cajasol) y el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba, conocido como C4. Tampoco mencionan nada del IVA, claro.
PSOE-A
El programa electoral de Susana Díaz también pone a la cultura en un lugar importante. Concretamente dicen: “Defendemos la cultura como cuarto pilar del estado del bienestar, elemento fundamental para una ciudadanía plena”. Lo incluyen como un sector estratégico junto al aeroespacial, las TIC o la acuicultura. En cualquier caso no aportan ningún dato económico así que quizás sea el pilar al que no llegan los euros. No se aventuran a decir nada sobre recortes que han hecho en estos últimos años y sí que quieren que el IVA cultural no sea del 21%.
Suponemos que sabiendo que quien mucho abarca poco aprieta, hace un programa electoral para la cultura bastante escueto y cauto. Como iniciativas legislativas mantiene sus dos interruptus (Ley de Mecenazgo y Ley del Cine) y como novedad se propone un Consejo Andaluz de la Cultura, algo así como un observatorio de políticas culturales. Esperemos que no se parezca mucho al PECA (Plan Estratégico de la Cultura para Andalucía 2007-2013) que no llegó a cumplir ni el 10% de sus objetivos, ni al Pacto Andaluz de la Cultura que vendió José Antonio Griñán como algo consensuado con el sector pero que nadie del mismo reconoce como tal. Quizás uno de los logros que más consenso tiene en el haber de estos últimos años, que es bastante invisible por otro lado, es el fomento de la formación tanto interna como externa, eso parecen que quieren seguir fomentándola.
El PSOE-A (ya adelantamos que ningún partido lo menciona) se olvida de los grandes centros culturales aún sin puesta en marcha: el Íbero de Jaén, las Atarazanas de Sevilla o el C4 de Córdoba y también omite dos centros adscritos en desigual situación la Alhambra que no para de dar beneficios y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo que no para de recibir recortes cuando cumple 25 años.
Sí se plantea modernizar la industria del libro y lucha contra la piratería, suponemos que siguiendo las tesis de su diputado en la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual de endurecer e ir contra los usuarios, y con ello quiere realizar el difícil equilibrio de mantener la cultura como recurso y la cultura como derecho al mismo tiempo que se democratiza el uso y la creación de la misma.
IU
Hace un programa un poco incoherente y en el que se demuestra cómo esta convocatoria de elecciones los ha cogido a desmano y por otro lado que durante la legislatura no han trabajado estos temas. El apartado de cultura del programa de la formación de Antonio Maíllo se une al de comunicación (“cultura y comunicación libres”) y ahí es donde se nota la diferencia en el tratamiento de ambos temas. Muy detallado en comunicación, es un volcado del trabajo hecho en otra de las leyes interruptus, la Ley del Audiovisual, y muy deslavazado las propuestas relacionadas con cultura.
En lo que sí está de acuerdo con su exsocio de gobierno, y con el PP-A y Podemos, es que la cultura es un recurso para el cambio de modelo de la economía, pero al mismo tiempo critica que la producción cultural esté en manos de las empresas. También pone encima de la mesa una libertad muy concreta para el creador, una especie de excepción cultural que está por encima del mercado y también del estado. Indefinición para una formación con base comunista. El respeto a la libertad de expresión y a la excepción cultural son pilares que les lleva a proponer medidas como “intervenir y actuar a favor de la industria cultural pública”, que no sabemos muy bien a qué se refiere porque por otro lado se fomentará el desarrollo de la cultura ligada al asociacionismo y a la economía social (elemento este último en el que coinciden con Podemos).
Una medida que sí es novedosa, y que de alguna manera es una de las reclamaciones más importantes de todos los sectores profesionales, es el de hacer una política cultural transparente. En la Junta de Andalucía se gestiona todo el dinero a través de la Agencia de Industrias Culturales que recibe una transferencia anual de 24 millones de euros y que su presupuesto escapa al control parlamentario. Las propuestas legislativas se concretan en dos planes estratégicos (uno de cultura y otro de flamenco, como si lo uno no estuviera dentro de lo otro), un libro blanco para la industrias de la comunicación y la cultura (que suponemos que es diferente al plan estratégico), una ley de fomento de la cultura y otra de archivos.
Se apuesta desde IU, en la línea de su convicción municipalista, por el aumento de la financiación local, el apoyo al cine (aunque no se menciona la Ley del Cine que ya estaba consensuada con el PSOE-A) y una reorganización de las competencias en materia de Artes Escénicas de las diferentes administraciones que evite duplicidades.
Podemos
También se suma al carro de la cultura como recurso y como motor del cambio del modelo, de hecho aunque en su resumen de programa electoral y dentro de sus 30 medidas más votadas a la ciudadanía no le dedica mucha atención. Cuando logras encontrarlo (hay un poco de lío en la web de Podemos) te das cuenta que hay una propuesta concienzuda, cauta y de “modelo diferente”. En su análisis, Podemos destaca que las políticas no han permitido que un sector que genera tanta riqueza (valoran en más de 4.200 millones de euros lo que aporta el sector al PIB) haya permitido establecer unas condiciones no precarias para sus trabajadores y trabajadoras.
La formación liderada por Teresa Rodríguez, apuesta por una cultura del bien común, sin infrautilización de las infraestructuras y reivindicando “el derecho a la alegría”, la cultura como transformación y parecen tener la clave en el equilibrio de la cultura como recurso y como derecho poniendo una cita de Carlos Cano, uno de los referentes andalucistas de la candidata: “Pienso que a Andalucía, culturalmente, no hay que reivindicarla, puesto que es algo que existe, y lo que hay que hacer es exponerla, cultivarla y fomentarla a todos los niveles”.
Lo que extraña en Podemos es que después de tanta crítica al modelo socialista su primera medida sea recuperar una de sus “leyes estrella”: la Ley de Mecenazgo, hablan literalmente de “recuperar el anteproyecto”, así que parece gustarles lo que propuso el PSOE-A. Como segunda medida es aprobar la Ley del Cine, también elaborada por el gobierno anterior, lo cual parece contentar al sector ya que todos los partidos la asumen como propia. La tercera medida, es la creación de un Consejo Andaluz del Arte, similar al propuesto por el resto de formaciones.
Del resto de medidas, hasta un total de 24, va a temas concretos como el desarrollo de la economía social de la cultura, el fomento de culturas minoritarias, la recuperación del espacio público para la cultura, el acceso y la difusión, apoyo a mujeres y la causa feminista, jóvenes, gitanos, cooperación internacional y un destacado apoyo a las enseñanzas artísticas de nivel superior, que tan atacadas se encuentran por el señor Wert. Podemos no menciona ningún centro cultural, museo o monumento aunque sí propone que en toda la administración cultural se pase al Software Libre.
Ciudadanos
Es el más escueto de todos, no aparece la cultura como un motor económico sino más bien como un apéndice (en concreto el número 11) del extenso programa de educación de Ciudadanos. Sus propuestas liberales se nos antojan algo ingenuas, y que denotan un desconocimiento de la realidad andaluza de este partido, destacamos dos: “La cultura la hacen las personas y no la administración” y “la cultura no puede ser un elemento de conformación de identidades políticas”, intentar restar presencia a la administración como creadora de cualquier contenido cultural cuando el sector está tendiendo a la colaboración mixta.
Ellos proponen que no haya nada, entendemos por tanto que proponen la desaparición de la titularidad pública de centros de arte, de teatro, de danza, etc, porque conforman identidades políticas. Como si la política, en un sentido no partidista, fuera algo ajeno a la cultura o viceversa. Este liberalismo de concepto encaja más bien poco con una cultura crítica y libre como proponen. Pero ahonda más, eliminarán subvenciones, porque fomentan el sesgo ideológico, y fomentarán la cultura fuera de las áreas metropolitanas, un plan de fomento de lectura y abrirán las bibliotecas las 24 horas en época de exámenes.
El pilar del estado del bienestar al que no le llegan los recursos
Esta lectura de las propuestas en cultura nos deja una sensación bastante fría, todos hablan de lo importante de la cultura pero ninguno concreta sus medidas. Todos recurren al extraño nombramiento de planes, leyes y demás intenciones pero ninguno apuesta por una Consejería de Cultura fuerte. Falta trabajo especializado en estas propuestas y eso da la sensación, como en otras partes del programa electoral de cada partido, que la cultura está un poco de relleno.
No se entiende que no haya menciones a entidades con estatuto propio como la Alhambra, o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo o las situaciones de indefinición del Centro Andaluz de Teatro y el Centro Andaluz de Danza. Y no digamos nada de los proyectos aún por terminar, sin definición, sin plazos, sin medidas concretas. Salvo en lo que respecta a la tauromaquia todos pueden hacer cualquier política cultural y no estarían incumpliendo su programa electoral.
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