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Presidenta Sáenz de Santamaría
Al Presidente no le van las multitudes. Se siente cómodo frente a un periodista o cocinando con Bertín Osborne, pero no en un debate con varias personas. Mariano Rajoy no asistirá al debate a cuatro organizado por A3Media para este 7 de diciembre. Tampoco ha asistido al debate organizado por la Asociación Demos en la UC3M ni el debate online de El País. En su lugar asistirá la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Se dice que esto se debe a la apretadísima agenda del Presidente. Puede que algo de eso haya pero, ¿por qué rechazar a un programa en horario de máxima audiencia a pocas semanas de las elecciones generales?
Por una parte podría parecer a priori que se trata de una estrategia de evitación: mejor no meter la pata hasta las elecciones que exponerse demasiado. Esta forma de actuar pretendería aprovechar los buenos números que dan los sondeos al PP y “pasar desapercibido”. Si no me muevo, no rompo los platos. Un momentazo tipo “¿y la europea?” en prime time podría hacer perder valiosos votos a los conservadores. En un contexto de cuestionamiento al liderazgo de Rajoy y el desgaste de cuatro años de gobierno, defenderse puede parecer más seguro que atacar.
Sin embargo, es más interesante explorar otra hipótesis: enviar a Sáenz de Santamaría en lugar de a Rajoy podría no ser una forma de “proteger” al Presidente... sino de lanzar a la Vicepresidenta. Algunos empezamos a sospechar cuando vimos a Santamaría bailando en El Hormiguero. Se olfateaba en el ambiente un cambio del tradicional perfil “independiente” y de “gestora” de la Portavoz del Gobierno. La pregunta clave es:
¿Es posible ver a Soraya Sáenz de Santamaría como la Presidenta del Gobierno?
Hay cinco argumentos que sugieren que sí:
1) El desgaste de Mariano Rajoy:
Cuatro años de Presidente del Gobierno con una buena lista de políticas más que cuestionables, salidas de tono y un reguero de casos de corrupción pasan factura. Según el CIS, Rajoy es el líder político peor valorado. Soraya Sáenz de Santamaría está mejor situada.
2) El perfil de Soraya Sáenz de Santamaría
Igual que salió bien situada durante la segunda legislatura de Zapatero como diputada por sus constantes broncas con la Vicepresidenta De la Vega, ha tenido un notorio protagonismo durante el mandato de Rajoy. Vicepresidenta, Ministra de la Presidenta y -muy importante- Portavoz del Gobierno. Es la cara visible del Ejecutivo cada viernes tras el Consejo de Ministros.
Se la relaciona con la imagen de una buena gestora, algo que fue aprovechado por Rajoy en la campaña de 2011. Ese perfil de “estadista” sereno fue presentado como garantía de que sabría gestionar la situación. Puede que la estrategia se repita.
Tampoco hay olvidar algo que por obvio no es menos importante: una mujer como candidata principal diferenciaría al Partido Popular del resto de candidaturas.
3) El silencio de Ciudadanos
Albert Rivera estuvo en El Hormiguero y ante la pregunta de Pablo Motos: “¿Van a pactar con el PP?” su única respuesta fue “No voy a pactar con Rajoy ni con Pedro Sánchez”.
A primera vista podríamos pensar que es un lapsus relacionado con la personalización de la política identificar a un partido con sus líderes. Sin embargo, a menudo lo importante es lo que no se dice. Si nos tomamos al pie de la letra la respuesta de Albert Rivera, dice que no llegará a un acuerdo con esos líderes, pero no dice nada de sus partidos.
4) La propaganda electoral. Sin comentarios.
5) La falacia del “candidato a la Presidencia”:
Se ha extendido entre los partidos políticos y los medios de comunicación la expresión “candidato a la Presidencia del Gobierno”. Cada fuerza política dice de antemano qué candidato será presidente si gana las elecciones. Esto es bueno a priori ya que el elector tiene más información para decidir su voto. Sin embargo, en nuestro sistema político no existe la figura del “candidato a la Presidencia” antes de las elecciones.
En nuestro sistema parlamentario votamos a partidos políticos que según la correlación de fuerzas del Congreso de los Diputados darán su confianza a un candidato u otro. Después de las elecciones generales el Rey propone a la persona que debe proponer su programa al Congreso. Ésta sí se podría llamar candidato o candidata a la presidencia. Esto se regula en el art. 99 de la Constitución y en los art. 170 a 172 del Reglamento del Congreso de los Diputados. En ningún lugar se dice que el candidato deba estar decidido de antemano... o, dicho de otro modo, que el partido ganador pueda proponer a otra persona más adecuada en el momento.
Puede que Rajoy vaya a hacer un sacrificio humano para que el PP gane las elecciones. El suyo. Un hara kiri justo antes de las elecciones sería todo un terremoto. Por ello parece mucho más probable que tras las elecciones veamos un teatro en el que el señor Albert Rivera diga: “no vamos a investir al señor Rajoy”. A lo cual, en un alarde de sentido de Estado y patriotismo, el ya ex presidente se hará un lado y dejará el protagonismo a Soraya Sáenz de Santamaría. Esta hipótesis no está clara. Pero en menos de un mes tendremos la respuesta.
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