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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

'Dar la vida' por el Rocío: 13 caballos muertos en una semana

Caballos en dirección al Rocío.

Jorge Garret / Fermín Cabanillas

La expresión “dar la vida por el Rocío” alcanza toda su literalidad en el caso de los caballos. El agotamiento debido a las largas jornadas de travesía, la falta de preparación de algunos caballos, las altas temperaturas, la falta de agua y la propia dimensión de la romería más multitudinaria del mundo han dejado este año 13 caballos muertos, según fuentes del Plan Romero, a expensas de la incidencia en el retorno.

La cifra es inferior a los 23 animales muertos en 2013 y profundiza en la trayectoria reciente de la fiesta: 13, en 2012; 11, en 2011; 23, en 2009; 25, en 2008. En 2002, la Junta de Andalucía se felicitó por haber logrado reducir el número de caballos fenecidos de camino a la aldea hasta 7, frente a los 18 del año anterior, y aseguró que el “éxito” era una consecuencia de “trabajo específico de prevención del servicio veterinario de la Policía Autonómica para controlar el movimiento de los 42.000 caballos que participaron en la romería”. Pero, ¿por qué el Rocío sigue costando la vida a decenas de caballos cada año?

“La sensibilización es cada vez mejor”

“La sensibilización es cada vez mejor”

No hay unanimidad en la respuesta. El especialista en la especie equina del Colegio de Veterinarios de Sevilla, Fernando Caballos, asegura que el cuidado y vigilancia de los animales en el Rocío ha mejorado con respecto a las últimas décadas. “La sensibilización es cada vez mayor, muchas hermandades ya tienen a sus propios veterinarios”, sostiene. Caballos ha sido veterinario de Sicab (Salón Internacional del Caballo de Pura Raza Española) durante los últimos veinte años y también se confiesa rociero, de la Hermandad de Triana. A su juicio, para entender la mortalidad de caballos en la romería hay que atender al volumen de animales que forman parte de la misma. “En grandes concentraciones de caballos, como en las grandes concentraciones de personas, pueden producirse accidentes. Los caballos son animales delicados y los cólicos son frecuentes. Desde luego diez o veinte caballos muertos cada año no es una cifra despreciable, pero el porcentaje no debe estar lejos de la casuística normal de muertes que se da en el campo”, argumenta el veterinario.

Los cólicos por torsión o que el estómago del animal se “anude” son la principal causa de mortalidad. Pueden estar provocados, ilustran los expertos, por múltiples factores: un gran esfuerzo puntual o continuado, un cambio de alimentación, falta de agua, o por cuestiones genéticas.

“¿Cuántas personas han muerto este año en el Rocío?”

El partido animalista PACMA contradice de forma radical la postura del portavoz del Colegio de Veterinarios. “El argumento de la casuística no es razonable. Por la misma regla de tres: ¿Cuántas personas han muerto este año en el Rocío? Creo que ninguna. ¿Y cuántas lo hacen en un concierto? Desde luego también son grandes concentraciones de personas”, ironiza Silvia Barquero, presidenta de la formación.

Barquero opina que la mortalidad de caballos en el Rocío está provocada por la falta de atención, por los problemas de suministro de agua, por la exposición a las altas temperaturas y por el sobreesfuerzo al que son sometidos, y recuerda que estos mismos factores costaron la vida este año a un caballo en la Feria de Sevilla, en un caso que denunció ante el Seprona. “La cifra es, un año más, muy negativa y preocupante. Los animales que sufren un colapso es porque no están siendo bien tratados y porque no tienen unas condiciones higiénico-sanitarias adecuadas a sus necesidades”, señala. “El Rocío se ha convertido en un festejo descontrolado en el que permitimos que haya una romería de jolgorio en un espacio de máxima protección, y en el que encima mueren caballos por falta de atención. Es algo impensable y nos sitúa a la cola de Europa en cuanto a protección animal se refiere”, critica el PACMA.

Virginia Iniesta, doctora en Sanidad Animal y coordinadora del PACMA en Cáceres, refrenda esta posición. Admite que los caballos son animales delicados desde un punto de vista digestivo y que los cólicos son un motivo de muerte común. Sin embargo, subraya que un caballo que esté sometido a un trabajo dentro de la normalidad y en unas condiciones óptimas no tienen ningún motivo para morir salvo casos muy excepcionales.

Iniesta pertenece a Avatma (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal) y recuerda que, hace dos años, una veterinaria especialista en équidos de la organización redactó un informe tras analizar el estado de varios caballos muertos en el Rocío en el que señalaba que la causa primaria de la muerte no eran cólicos digestivos sino el ejercicio desmesurado y la privación de agua. “En ningún caso puede afirmarse que un animal víctima de este proceso haya sufrido una muerte fulminante y rápida, más bien podemos hablar de una muerte angustiosa y lenta, resultado de la privación del elemento más imprescindible de la casi totalidad de los organismos vivos: el agua”.

Manuel Toscano, uno de los fundadores de la Ciudad del Caballo, un complejo dedicado a estos animales en la costa de Huelva, defiende que “a los caballos hay que cuidarlos como a las personas y entrenarles, sobre todo antes de meterlo en un camino de arena, para que puedan soportar bien este trance”.

Toscano insiste en que las muertes en una romería se producen “generalmente por agotamiento y porque los caballos pasan muchas horas sin comer ni beber agua, sin tener los cuidados necesarios”. “Hay que darles de beber cada cierto tiempo, cada dos horas como mínimo, y cuando descansen hay que quitarles la silla, que les hacen rozaduras y le provocan heridas. Es necesario, además, que se le haga un aporte de potasio que le ayuda a regenerarse. Es falsa la teoría de que a un caballo no hay que darle de beber antes de comenzar a trotar por la sudoración que le puede provocar... El agua hay que dársela igual que a una persona, y además hay tener en cuenta cosas como que pueda descansar a la sombra, igual que una persona”.

Avatma reclama la presencia de más veterinarios en la romería a través de diferentes puntos de control que permitan atender a los caballos sobre el terreno y retirar a cualquiera que presente cualquier síntoma de afectación. El portavoz del Colegio de Veterinarios en la materia señala que hace años se planteó a la Junta de Andalucía la posibilidad de poner en marcha un dispositivo especial de veterinaria para mejorar la atención a los caballos durante la peregrinación a El Rocío. Este plan, sin embargo, no llegó a concretarse.

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