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Las cooperativas se afianzan en Andalucía como una alternativa contra la crisis y el desempleo rural

Vista aérea de la Cooperativa de Envases de Cañada Rosal (Sevilla).

Juan Miguel Baquero

Más de 400.000 personas asociadas, 7.000 empresas y 67.500 puestos de trabajo directos son algunas de las cifras que el cooperativismo aporta en Andalucía. Una fórmula empresarial que está afianzándose como alternativa para el empleo en tiempos de crisis, sobre todo, en el ámbito rural andaluz. Así lo creen los que llevan tiempo utilizando esta forma de trabajo empresarial, como la Cooperativa de Envases (COENCA) que se creó en el municipio de Cañada Rosal hace ya 32 años. Antonio Jesús Muñoz, su presidente, asegura que COENCA fue entonces una “respuesta a la búsqueda de alternativas laborales” y derivada de “una elevada tasa de desempleo” y la “única e insuficiente salida laboral” que propiciaba la agricultura.

Entonces, un “grupo de emprendedores” del pueblo aprovechó “el potencial endógeno” de la zona para crear una opción de negocio. En la vecina localidad de Palma del Río (Córdoba) existía “una gran actividad en el sector frutícola y carencia de envases”, cuenta Muñoz. Desde entonces, la actividad principal de la fábrica son los envases, embalajes y palés de madera para frutas y hortalizas, con exportaciones a nivel nacional.

Es un proyecto pionero en el sector agroindustrial que vierte “beneficio económico en la comarca” por su actividad cooperativista y que, después de un “continuo esfuerzo inversor”, factura más de 12 millones de euros y posee una plantilla de 167 socios trabajadores y 20 contratados (que se amplían a 80 “durante la campaña de fruta en verano”). Todos vecinos, “familias de Cañada y, el 35%, mujeres”. La crisis les afecta “como a todo el mundo”, pero desde la cooperativa sevillana aguantan, indica su presidente, aunque “con los dientes apretados”.

Alternativa al desempleo

Las cooperativas y sociedades laborales se están constituyendo como una alternativa efectiva para contrarrestar el desempleo y, en el caso de la provincia de Sevilla, aglutina una de cada cinco iniciativas andaluzas y 12.000 trabajadores. Con experiencias de éxito en localidades como El Viso del Alcor, Lora del Río, Lebrija o Isla Mayor, según fuentes de la delegación provincial.

De hecho, los datos colocan a las cooperativas como iniciativas de empleo asociadas a parámetros de calidad: 59% de contrataciones indefinidas, 30% con antigüedad superior a cinco años, importancia del papel de la mujer (45% del personal, aunque no más del 25% de asociadas) o generación de empleo juvenil (50% con menos de 40 años).

De las casi 30.000 empresas que este sector aglutina en España, el 24,06% son andaluzas, apunta la Confederación de Entidades para la Economía Social (CEPES) de Andalucía. Estas cifras convierten la comunidad autónoma en cabecera nacional de un sector con proyectos por lo general enraizados al territorio, que ayudan a fijar la población y generan riqueza en lugares donde el rédito económico puede resultar insuficiente para empresas convencionales.

Desde la administración, la denominan “la economía con rostro humano”. La economía social es, para el Gobierno andaluz, un “factor estratégico e instrumento esencial en la vertebración territorial y social”, aseguran desde la Junta. Como reflejo, el presupuesto autonómico de 2014 contempla este modelo laboral y productivo como uno de los ejes dedicados al empleo y la reactivación económica. En la provincia de Sevilla, por ejemplo, la delegada territorial de la consejería de Economía, Aurora Cosano, destaca en este sentido “el apoyo explícito del Gobierno andaluz a un sector con peso específico”. Una apuesta que se vertebra desde la reserva que destina la Junta el año próximo en sus presupuestos, con “una partida para líneas de apoyo específicas” que supone, en el caso sevillano, una “inversión de dos millones de euros”.

En la línea de fomentar la fórmula de la cooperativa como fórmula empresarial fuerte, la Junta de Andalucía tiene previsto otros recursos como facilitar el acceso a la financiación y el crédito, demandar un papel más efectivo del Instituto de Crédito Oficial (ICO), una reforma fiscal y otra mercantil de las sociedades laborales o líneas para el fomento del emprendimiento, la innovación social y el camino de la internacionalización. Además, entre los proyectos en marcha, está el de aportar la mitad de presupuesto del nuevo Fondo Reembolsable de Economía Sostenible, crear el Consejo Andaluz de Economía Social e incluir la enseñanza del cooperativismo en el sistema educativo regional.

Exportando cooperativismo

Con idea de fomentar la economía social y las fórmulas de autoempleo, la Junta (a través de Andalucía Emprende) y la Federación Andaluza de Cooperativas (FAECTA) se han aliado para desarrollar jornadas divulgativas denominadas Cooperativas de Trabajo: empresas con principios. La pretensión es exportar este tipo de iniciativas a otras localidades, donde se presenta el cooperativismo de trabajo como alternativa al desempleo y vía para el desarrollo económico. Se señala, en palabras de la presidenta de FAECTA, Josefa Rodríguez, “una opción real de autoempleo”.

“Desde FAECTA se está colaborando con las administraciones locales con el fin de generar sinergias que repercutan en el desarrollo económico de los municipios andaluces”, refiere. Un camino por el que “la juventud puede encontrar la vía de acceso al mercado laboral”, sostiene Rodríguez, y que sólo necesita para su puesta en marcha “diseñar un proyecto empresarial viable y contar con un equipo formado por tres personas”.

Viene a resistir mejor el envite de la crisis que otros sectores productivos por su propio carácter definitorio, anclado a criterios diferentes a las empresas tradicionales, como “cooperación, sostenibilidad, igualdad de género, compromiso con la comunidad y aplicación de la democracia en la gestión”, afirman en FAECTA. Sin embargo, desde el año 2008 quedaron por el camino un 27% de proyectos, 2.561, y uno de cada cinco puestos de trabajo: hasta 13.891 empleos.

También CEPES Andalucía (la organización que representa la economía social en Andalucía) asegura que, en las dos últimas décadas, la economía social (en la que se incluyen muchas cooperativas) ha experimentado una transformación “notable”. De trabajar de manera principal sectores tradicionales como el agrario o industrial se ha pasado, según el número de empresas, a la prevalencia del sector servicios (61%) seguido por industria (19%), agricultura (11%) y construcción (9%). Ahora, además, estas ideas de negocio suelen ser promovidas por “emprendedores muy cualificados, en su mayoría universitarios”, aseguran. Cooperativas y sociedades laborales siguen, por ejemplo, siendo “vanguardia en satisfacer las necesidades laborales de la mujer en los pueblos de Andalucía, que ha conseguido implantar industrias en el medio rural, ha evitado la despoblación en las zonas de menor renta y ha paralizado migraciones hacia zonas urbanas”.

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